La noche con Gabino Diego fue divertida y el público disfrutó con el espectáculo
Imitó a diversos actores con los que ha trabajado y a Elvis, contándonos anécdotas de su vida artística
Cuando un actor de fama reconocida y bien ganada se sube a un escenario lo normal es que llene los teatros en los que actúe y que los espectadores se diviertan con lo que les ofrece y ése fue el caso de Gabino Diego, que el pasado jueves nos ofreció en el “Teatro Moderno” su espectáculo “Una noche con Gabino ocho años después”. Cerca de dos horas en las que contó muchas de las anécdotas que le han ocurrido en los treinta años que lleva como profesional, imitando a muchos de los actores con los que ha trabajado y cantando de forma excelente algunos de los éxitos de Elvis.
Lo que Gabino Diego nos ofreció es difícil de catalogar, porque fue un monólogo, pero no como los del Club de la Comedia que han inundado las teles, los bares y los teatros, aunque en algunos momentos sí lo parecía, aunque no. En tres décadas haciendo películas y teatro le ha ocurrido de todo y eso fue lo que plasmó.
El público que casi llenó el “Moderno” se lo pasó muy bien, riendo y aplaudiendo durante toda la representación, casi dos horas, un poco larga aunque reconoció al final de la actuación en los camerinos que la alargó unos veinte minutos más porque se encontraba a gusto.
Gabino Diego utilizó su fealdad para meterse consigo mismo, contó anécdotas e imitó muy bien a personajes del mundo de la interpretación tan dispares como Fernando Fernán Gómez, Kike San Francisco o Jorge Sanz. Estuvo simpático y demostró un gran dominio de la escena, haciendo pasar un rato muy agradable al público presente, que estuvo con él desde el primer momento.
“Una noche con Gabino” no es deslumbrante, pero viene bien para olvidar las penas de cada día. No es un espectáculo redondo, pero está bien estructurado y combina los recuerdos con la ficción muy bien, lo que a veces no sabes si lo que te cuenta es cierto o inventado, aunque la mayor parte de lo que nos dijo era real como la vida misma.
La sorpresa más grata llegó cuando vestido con un traje hortera de Elvis al estilo de los que usaba el rey del rock, interpretó fragmentos de algunas de las canciones más conocidas de Presley. Su potente y bonita voz no desentonó y la imitación del rockero estadounidense fue buena, logrando numerosos y cálidos aplausos de los espectadores, que le acompañaron con palmas en algunos de los momentos musicales.
Al final tuvo un detalle muy bonito. Se bajó del escenario y fue estrechando las manos de su público por todo el recinto, dando las gracias por la asistencia. Reseñar que Gabino Diego vino a taquilla, cada vez más usual en las compañías de teatro, ya que ante la crisis de los Ayuntamientos, y en el nuestro más porque no concede demasiado dinero a la cultura, los artistas están usando este tipo de contratación, lo que permite que espectáculos que a caché nunca podrían venir de esta forma tenemos acceso a ellos.
Cuando un actor de fama reconocida y bien ganada se sube a un escenario lo normal es que llene los teatros en los que actúe y que los espectadores se diviertan con lo que les ofrece y ése fue el caso de Gabino Diego, que el pasado jueves nos ofreció en el “Teatro Moderno” su espectáculo “Una noche con Gabino ocho años después”. Cerca de dos horas en las que contó muchas de las anécdotas que le han ocurrido en los treinta años que lleva como profesional, imitando a muchos de los actores con los que ha trabajado y cantando de forma excelente algunos de los éxitos de Elvis.
Lo que Gabino Diego nos ofreció es difícil de catalogar, porque fue un monólogo, pero no como los del Club de la Comedia que han inundado las teles, los bares y los teatros, aunque en algunos momentos sí lo parecía, aunque no. En tres décadas haciendo películas y teatro le ha ocurrido de todo y eso fue lo que plasmó.
El público que casi llenó el “Moderno” se lo pasó muy bien, riendo y aplaudiendo durante toda la representación, casi dos horas, un poco larga aunque reconoció al final de la actuación en los camerinos que la alargó unos veinte minutos más porque se encontraba a gusto.
Gabino Diego utilizó su fealdad para meterse consigo mismo, contó anécdotas e imitó muy bien a personajes del mundo de la interpretación tan dispares como Fernando Fernán Gómez, Kike San Francisco o Jorge Sanz. Estuvo simpático y demostró un gran dominio de la escena, haciendo pasar un rato muy agradable al público presente, que estuvo con él desde el primer momento.
“Una noche con Gabino” no es deslumbrante, pero viene bien para olvidar las penas de cada día. No es un espectáculo redondo, pero está bien estructurado y combina los recuerdos con la ficción muy bien, lo que a veces no sabes si lo que te cuenta es cierto o inventado, aunque la mayor parte de lo que nos dijo era real como la vida misma.
La sorpresa más grata llegó cuando vestido con un traje hortera de Elvis al estilo de los que usaba el rey del rock, interpretó fragmentos de algunas de las canciones más conocidas de Presley. Su potente y bonita voz no desentonó y la imitación del rockero estadounidense fue buena, logrando numerosos y cálidos aplausos de los espectadores, que le acompañaron con palmas en algunos de los momentos musicales.
Al final tuvo un detalle muy bonito. Se bajó del escenario y fue estrechando las manos de su público por todo el recinto, dando las gracias por la asistencia. Reseñar que Gabino Diego vino a taquilla, cada vez más usual en las compañías de teatro, ya que ante la crisis de los Ayuntamientos, y en el nuestro más porque no concede demasiado dinero a la cultura, los artistas están usando este tipo de contratación, lo que permite que espectáculos que a caché nunca podrían venir de esta forma tenemos acceso a ellos.
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