A veces es mejor no responder. A veces

 
Miguel García-Candidato de Por Chiclana, Sí Se Puede.-

Acostumbrado a escribir con regularidad, la ética personal me impidió seguir publicando mientras formo parte de una candidatura a las elecciones municipales. Aunque podría seguir haciéndolo, como así me han pedido muchas personas, soy de los que entienden que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. En mi caso, suelo hacer lo que digo.

A unas horas de la jornada electoral, que un partido político adversario del que milito te dedique palabras agradables elogiando tus capacidades es algo que se debe agradecer. Y lo haría si esos elogios no persiguiesen descalificar a mi compañero Daniel Martín.

Sí, Daniel es joven. Nacido en San Fernando, aunque vive a medio camino Cádiz, Chiclana y Conil, ejerciendo la profesión que decidió y saliendo adelante con mucho esfuerzo como la mayoría de personas.

Sí, Daniel está muy verde para unas elecciones. Lo está para esa porquería de política que se estila, de la que habéis dado buena muestra, y que pretendemos cambiar. Aun así, Daniel ha sabido rodearse de gente con más experiencia, con más años y con otras capacidades. Confiando, delegando, aprendiendo y vuelta a empezar.

Lamento que a estas alturas de partido aún no sepáis las diferencias entre Podemos y el proceso de las municipales. Y lo lamento porque vais hablando de Podemos pero desconocéis lo que es Podemos. Y ya puestos, un nuevo SÍ. Sí, la participación en la votación para avalarnos participó poca gente, entre ellos vosotros, pero infinitamente más que en vuestras primarias. Ah, perdón, que no habéis hecho primarias como exige Podemos para avalar una candidatura.

ELITISMO

Pero es más, vuestros elogios hacia mi persona no pueden ocultar vuestro elitismo aunque lo intentéis con una campaña que os ha debido costar un riñón, confundiendo la difusión ganada en la calle con la publicidad pagada. No tenemos tanto dinero, no lo perseguimos.

Es más, algunos sabemos, incluyendo a ese chaval a quien tanto criticáis, lo que es ponerse a las puertas de un banco reclamando dignidad para las personas, o lo que es acompañar una familia para impedir un desahucio. No es una difícil elección, unos optan por la política del dinero y otros optamos por la política de los hechos.

Si las diferencias aún os parecen pocas, criticar a una lista porque haya personas desempleadas en ella roza la miseria moral. Claro que igual pensáis que las personas que no tienen empleo, es porque no lo merecen.

Tampoco necesitamos elaborar un programa de cien páginas para aportar soluciones. No basta con llenar de palabrería vacía un documento, sino que hay que ir por los barrios explicando a las asociaciones qué es lo que queremos decir en tan escueto y claro escrito.

PREDICAR CON EL EJEMPLO

Por último, quiero deciros que no se trata de ir con la mejor persona en cabeza, que en nuestro caso sí lo es, sino de formar un grupo que sea capaz de representar a las personas.

Un grupo que trabaje, que viva los problemas de la ciudadanía porque son los suyos, que sufra con el desempleo para empatizar con las personas desempleadas, que diga representar unos principios y entienda que hacer una campaña basada en el dinero y la publicidad no es lo que defendemos. Predicar con el ejemplo. Hay quien prefiere predicar y vender el trigo para poner más carteles.

Para terminar, quiero despedirme como empecé: Dándoos las gracias por esas alabanzas que hacéis sobre mis conocimientos y capacidades y que, sinceramente, sé que salen de vuestro conocimiento y aprecio por lo que sé, lo que digo y lo que hago. No dudéis que cuando volvamos a vernos en Podemos, si es que nos vemos, podréis aprovecharlos.

Y si pasados otros cuatro años conseguís tener la calidad humana, la altura moral, la iniciativa, el compromiso con las ideas, los hechos y las personas de un grupo, el respeto por los demás y por las decisiones de una asamblea aunque perjudiquen vuestros intereses, tal y como hace Daniel Martín, estaré encantado de ofreceros lo que pueda aportaros.

De lo demás, vuestros hechos pasados ya hablan por sí solos.