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Josep Borrell, o la coherencia


Francisco M. Navas [colaboraciones]

Posiblemente cuando se publiquen estas líneas se habrá resuelto el Comité Federa del PSOE en uno u otro sentido, lo mismo da. No me resulta especialmente atractivo opinar sobre el conflicto interno de un partido político. Los medios de comunicación, que ya no conocen otro lenguaje que el de la inmediatez, a menudo opinan sobre tal o cual crisis política sin documentarse y sin entender siquiera, aún cuando sea mínimamente, qué está pasando.

La entrevista de Pepa Bueno a Josep Borrell en la cadena SER me ha sorprendido en la ducha. La clarividencia y la exactitud en la exposición de lo que este socialista opina sobre su propio partido, del que fue secretario general, me ha dejado boquiabierto. Su argumentación, acorde con su formación matemática, ha marcado un antes y un después entre ese cúmulo de entrevistados del PSOE a los que, cuando se le formula una pregunta concreta suelen irse por los cerros de Úbeda.

La misma Pepa Bueno se ha quedado varias veces sin palabras ante la pormenorizada exposición de Borrell. Ha definido sin ambages la crisis de su partido como un conflicto de poder, por mucho que se afanen en negarlo. A continuación ha declarado que no le gusta la expresión “golpe de estado”, pero sin duda, si lo es, lo ha organizado un sargento chusquero.

Borrell piensa que si desde el día después de las elecciones muchos “barones y baronesas” (bonita denominación en el seno de un partido socialista) manifestaban abiertamente que con 85 diputados no se podía gobernar, habían despejado una incógnita de las tres posibles opciones: negarse a apoyar la investidura de Rajoy, buscando una alternativa de gobierno con otros partidos, apoyar su investidura con una abstención negociada o ir a terceras elecciones.


BORRELL SE MOJA

Lo que le parece ridículo es votar en un Comité Federal por unanimidad que hay que negarse a apoyar a un gobierno de Rajoy, negando a continuación la posibilidad de negociar con otros partidos y negar a la vez que se quieran terceras elecciones. Como resulta ridículo culpar a Pedro Sánchez de las derrotas electorales de un PSOE que no reconoce, parafraseando a Alfonso Guerra cuando hablaba de Andalucía, ni la madre que lo parió.

Borrell se ha mojado hasta el fondo en su entrevista, y ni siquiera ha ocultado que su opción era la de una abstención negociada, sacando el máximo provecho social de la misma, pero que cuando su postura perdió nunca se le ocurrió empezar a conceder un rosario de entrevistas para criticar a la Ejecutiva Federal, mandatada a su vez por el Comité Federal para decir no a Rajoy.

Josep Borrell ha llegado aún más lejos: exige, sin que le tiemble la voz, que en el comité del uno de octubre, los denominados críticos tengan la decencia y el valor de decir realmente qué piensan, y si su postura ahora es defender una abstención a la investidura de Rajoy.

Además, apunta con cierto sarcasmo que si lo que pretendían era evitar un nuevo congreso, con los Estatutos en la mano y tras la dimisión de más de la mitad de la Ejecutiva Federal, resulta obligatorio convocar en el próximo comité un Congreso Extraordinario que, por la gravedad de la situación, debería celebrarse antes de cuarenta días, pues para eso es extraordinario.


DERRIBO DEL SECRETARIO GENERAL

Borrell ha acabado aclarando que cuando se producen las dimisiones de la mitad más uno de la Ejecutiva Federal, en ningún caso aparece en los Estatutos Federales la fórmula de creación de una gestora: por el contrario, el resto de la ejecutiva debe permanecer en funciones, con la obligación de convocar un comité que, a su vez, debe dedicarse a convocar un Congreso Extraordinario a la mayor brevedad posible, tutelado por los miembros de la ejecutiva que no han dimitido, incluidos, por supuesto, su Secretario General y su Secretario de Organización.

A su vez, ha lamentado que grupos como PRISA hablen de secretario general cesado, añadiendo que, según su humilde parecer, los periódicos no pueden cesar, afortunadamente, a los secretarios generales de los partidos políticos.   

Puedo decirles, y esto ya es de mi cosecha, que los grandes prebostes del PSOE, en su afán de derribar por todos los medios a su Secretario General, elegido por la militancia, de manera absolutamente torpe y sin siquiera conocer los estatutos de partido por los que se rigen, han conseguido dar una imagen descarnada de mediocridad y de torpeza política.

Con un comité federal convocado de antemano por Pedro Sánchez, les bastaba con presentarle una moción de censura y destituirlo en el acto. Aunque, al parecer, han querido nadar y guardar la ropa, pero se les ha visto el plumero.


LA LIDERESA MESIÁNICA

Y una vez más, a la cabeza del ridículo, la Federación Andaluza, con Susana como la lideresa mesiánica en cuyas manos está la cura a todos los males que aquejan a su partido. Y Felipe González, cómo no, dirigiendo la orquesta con su batuta de oro macizo.

El partido socialista se ha convertido, desde hace décadas, en un cortijo particular en el que los mediocres medran y a los que dicen las verdades del barquero o simplemente pretenden defender la S de sus siglas se les margina o se les aburre para que se vayan. Y si todavía no se han enterado que con esta verbena que han montado van a caer aún más bajo de lo están, ya se enterarán. Si se ofendían cuando les llamaban casta, han dado una lección magistral de casta, pero de la más desleal que se pueda imaginar.

Se me vienen a la cabeza dos frases de Teresa Rodríguez en el Parlamento de Andalucía, ante el intento de ridiculizarla de Susana Díaz, diciéndole que se estaba poniendo cara de sindicalista: “Señora Díaz, es posible que a mí se me esté poniendo cara de sindicalista, lo cual a usted jamás le va a suceder, porque no ha trabajado nunca”.

Y como réplica a otra de sus intervenciones faltonas, le soltó otra píldora que aún debe estar digiriendo: “Señora Díaz, cuando termine mi tiempo político yo volveré a mi puesto de trabajo en la enseñanza. ¿A qué puesto de trabajo volverá usted?”. Sobran los comentarios. Y un aplauso, para finalizar, al discurso del señor Borrell, porque indudablemente sus palabras convencen y conmueven, pero su ejemplo de integridad personal arrastra.        

1 comentario:

  1. Bórrelo defines tardo por su propio partido tras ganar unas primarias y hasta hacerle desaparecer del mapa y ahora por arte de "magia" lo tendemos hasta en la sopa es decir en todas las emisoras de radio y televisión por no sé qué oscuras intenciones Que conste que para mí era tan lúcido antes como ahora, pero para alguien no.

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