Truco o trato, los peques se divierten

Félix Arbolí [colaboraciones].-

El mes de noviembre siempre se ha considerado trel día de los difuntos”. Yo no comparto esta idea. A mí me parece un mes cercano a las fechas más importantes que celebramos: Navidad, Año Nuevo y Reyes y ahora también, con la paga extra que antes se daba a mediados de diciembre y ahora a fines de noviembre. Lo cual quiere decir que cuando llegan las fiestas estamos más tiesos que el bastón del abuelo.

Con noviembre ha llegado por fin el frío que tanto esperaban -yo no-, pues como buen andaluz me adapto mejor al calor. Hoy, que he tenido que salir temprano, me he dado cuenta que esta anómala temperatura que gozábamos ya es historia, aunque aún se vean algunas  playas llenas de sol y bañistas en lugares turísticos costeros, que no se han enterado aún del mes que figura en el calendario. Dichosos ellos y que les dure mucho tiempo los calores de ese sol que tiene, al parecer, sus lugares preferidos donde se hace el remolón.

Yo utilizo ya jerséis y chaquetón y no me estorban aunque me pesen. Ignoro cómo andarán en mi Chiclana ante la feliz ausencia del Levante, al que nadie quiere, pero él no se da por aludido y pasa largas estancias en visitas nada gratas.

Me figuro que esta noche los chavales harán su juerga  con lo del truco o trato. Llevo  tres días abriendo la puerta y encontrándome ante una brujita, demonio o calavera con su hucha o cestita. Como no tengo caramelos, les doy un euro y que ellos los compren. Como siga este visiteo de las terroríficas fuerzas del mal, me quedo sin comer este mes.
iste y con melancolía. Más de una vez he oído  definirlo como el mes de los muertos, por celebrarse en sus comienzos “

UN TRUCO PARA ENGAÑAR EN EL TRATO

A mí me gusta que los peques tengan sus diversiones, caprichos, disfraces y fiestas, siempre bajo la protección de un adulto para no convertir el buen trato en un mal truco. Ya tendrán tiempo en su vida, que le deseo lo más larga posible, para encontrarse ante la dura realidad y brujos de verdad, disfrazados de políticos.

Los adultos hacemos lo del “truco para engañar en el trato” durante todo el año, sin tener un día exprofeso para ello, ni que disfrazarnos. Vemos brujos, demonios, calaveras y timadores por todas partes en las cavernas y en los palacios, como decía el protagonista del Tenorio, la obra de Zorrilla, muy escenificada en estas fechas.

De todas formas el que debería ser un mes algo triste y un tanto melancólico, a causa de  celebrar en sus comienzos el recuerdo de nuestros difuntos, se ha convertido en el mes de la fiesta más grotesca, divertida y enloquecida de grandes y pequeños por obra y gracia de la constante colonización cultural que los Estados Unidos, (yanquilandia), está realizando en todo el mundo. ¡Y creíamos que éramos nosotros los colonizadores del Nuevo Continente!

Lo que no sé es cómo aún seguimos hablando el español o castellano,  pues entre el inglés  y su universalidad, los catalanes y el suyo particular, los gallegos con el que ha resurgido  como Ave Fénix y los vascos con su difícil vocabulario, no sabe uno en qué país se halla y cuál es el idioma del mismo. Menos mal que los andaluces, dentro de su singularidad y concisión al expresarse, no han querido renegar del idioma nacional, aunque sigamos siendo la cenicienta de España.