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Cláusulas suelo, hipotecas basura


Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Tenían que ser de nuevo los bancos, esas entidades que se dedican a negarnos cualquier servicio que no redunde en su propio beneficio, que nos ofrecen continuamente productos opacos para quedarse con nuestro dinero y que de vez en cuando nos llaman tras el almuerzo, para ofrecernos un crédito de mil euros al ocho por ciento cuando tenemos en nuestra cuenta mil quinientos euros, por los que no nos pagan apenas nada.

Repito, tenían que ser ellos los que inventasen las cláusulas suelo en las hipotecas, por las que, para entendernos de manera simple, si el Euribor sube, tú pagas más, pero si baja, sigues pagando más.

Es cierto que en los años de bonanza económica, en los que la gente se quejaba de ser mileurista, hoy en día todo un sueño inalcanzable para muchos, muchas parejas y familias se lanzaron como locos a firmar hipotecas para acceder a una vivienda en propiedad. Como el dinero fluía, la mayoría se limitó a firmar los contratos que le pusieron por delante sin leerlos siquiera, porque, si no te fías de un banco, ¿de quién te vas a fiar?

Pues resulta que esos bancos de los que había que fiarse, supuestamente regulados y vigilados por el Banco de España y supervisados por el gobierno de turno, ni eran de fiar ni respetaban norma alguna que no supusiese engañar a troche y moche y quedarse con los ahorros de nuestros mayores y con el futuro de nuestros jóvenes.


UNA COCINERA Y UN ABOGADO

Después vino la quiebra bancaria por supuestas malas prácticas generalizadas que, por supuesto, nadie vio venir, y aquí entramos de nuevo los españoles, no el gobierno como creen muchos, y perdimos inversiones y derechos en sanidad, en educación y en servicios sociales para destinar un motón de millones a fin de salvar a estos usureros de guante blanco.

Se pueden dejar caer tres millones de puestos de trabajo, se pueden desregular las condiciones de trabajo hasta límites vergonzosos, pero no se puede dejar caer a ningún banco.

Pues bien, ha tenido que ser una cocinera, una pundonorosa y honorable cocinera la que ha venido a poner en su sitio a toda esta pandilla de mangantes: a los bancos en primer lugar por sus prácticas delictivas, al Banco de España por mirar hacia otro lado, al Tribunal Supremo, por dictar sentencias manifiestamente beneficiosas para las entidades bancarias, y al Gobierno, por no poner en su sitio a los tres.

Esta señora y su humilde, pero sobradamente preparado abogado, han litigado hasta llegar al Tribunal Superior de Justicia Europea que, boquiabierto ante la exposición formulada por el abogado sobre las prácticas bancarias en España, no ha dudado en fallar por unanimidad en contra de los bancos, obligándoles a devolver hasta el último euro de lo cobrado indebidamente con las cláusulas desde el primer día de su firma a todos los afectados.


ESCURRIR EL BULTO

El bofetón jurídico ha sido monumental, la marca España ha vuelto a quedar por los suelos y el prestigio de nuestros tribunales y de los gobiernos que durante décadas han nombrado a sus miembros y se han alternado en el poder sin inmutarse ante tanto abuso, a la altura de una chancla, como se dice en mi tierra.

Ahora todo el mundo busca soluciones; los bancos, viendo la manera de escurrir el bulto una vez más, sacándose de la manga cuantas argucias legales les sean favorables; el Banco de España jurando y perjurando que ellos no vieron nada ilegal; el Tribunal Supremo excusándose por su alicorta sentencia retroactiva desde 2013 para devolver el dinero cobrado de más a los afectados.

Y por último, el PP y el PSOE dándose golpes de pecho y leyendo y releyendo la sentencia europea mientras se lamentan del daño causado, como si ellos no hubiesen gobernado nunca y, por lo tanto, como si no tuviesen responsabilidad alguna en esta estafa generalizada.

Han tenido que ser las personas a título individual, como esta cocinera y su abogado, que merecen un monumento, o las diferentes asociaciones creadas para defender sus derechos ante los bancos, los que han logrado poner de rodillas a estos últimos, dándoles una lección que nunca olvidarán y que les va a costa la friolera de cinco mil millones de euros aproximadamente, de lo cual me alegro, porque mucho más nos ha costado a nosotros sanear sus cuentas podridas hasta la médula.


LA UNIÓN SÍ HACE LA FUERZA

Cuando las personas nos unimos para defender nuestros derechos, somos imparables. Cuando nos concienciamos que la unión hace la fuerza, el que tenga algo que temer se echa a temblar. Cuando interiorizamos que los partidos políticos, endeudados hasta las cejas con los bancos, no van a mover un dedo contra ellos, estamos poniendo los pies en el suelo.

Cuando vemos cómo banqueros como Emilio Botín se van de rositas en procedimientos complejos por mala praxis bancaria y no nos incendiamos por dentro, estamos posibilitando que esos mismos bancos inventen nuevos “productos” con los que robarnos la cartera.

Cuando contemplamos al ramillete de directivos de Bankia en el banquillo de los acusados porque no tenían suficiente con sus sueldos millonarios y seguimos confiando en las entidades bancarias, estamos cavando nuestra propia fosa. Cuando esperamos, en fin, que los demás vengan a resolver nuestros problemas, podemos esperar sentados porque nadie los resolverá.

Los bancos y sus prácticas han dado a Europa una imagen tercermundista de nuestro país. Afortunadamente, una honorable cocinera y su joven abogado han solicitado justicia de Europa, y Europa se la ha dado. Es falso que David no pueda vencer a Goliat.    
     


1 comentario:

  1. El Oro y la Plata en físico son dinero, lo demás, papeles pintados o números en un ordenador sin valor material.

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