Manuel Sánchez Guillén, un torero en el cuerpo de un pintor
Hizo una exposición con motivos taurinos, Desde el
albero, en
la oficina de Turismo de La Barrosa.-
Manuel
Sánchez Guillén expusoen la oficina de Turismo de la primera pista de La
Barrosa, dentro de las actividades del Bicentenario del nacimiento del torero
José Redondo “El Chiclanero”, la muestra Desde
el albero. Se pudieron ver dieciséis pinturas y nueve grabados, en los que
se refleja el arte del toreo de principios del siglo XIX.
Siendo niño, a Manuel Sánchez le gustaba dibujar y pintar, “se me daba bien” dice. Lo mejor el dibujo lineal con tinta, y así empezó. Pero lo que quería de verdad era ser torero. Debutó como novillero a los 19 años, en Ubrique. Corría 1970.
Estuvo
seis años recorriendo las plazas, de la provincia sobre todo, en las que toreó
catorce festejos. Pero la cosa “estaba difícil
y tuve que dar un cambio a mi vida”. Su apodo era El Platero. Su apoderado fue Joaquín Ballesteros “El Cuña”.
Decíamos
que soñaba con ser torero y con seis o siete años ya jugaba en la cocina con el
delantal de su abuela. Los niños de entonces compraban los tebeos del Capitán Trueno o El
Jabato, pero Manuel se decantaba por la revista taurina El Ruedo “para
ver los matadores de toros”. Cada vez tenía más afición: “A mi padre le decían que me había entrado la fiebre y
ahora, a mis 66 años, entiendo que la fiebre continúa”.
CUANDO
PINTA SIENTE QUE TOREA
Por eso “mis cuadros son taurinos, porque tengo la sensación
de que estoy toreando”. Soñar despierto, nunca de una faena en concreto
y triunfando, “sino que falta algo, no llego a
tiempo, falta alguien de la cuadrilla, etc.”. Afirma Manuel que “una manera de soñar es pintar”.
A los 25
años empezó a trabajar en otras cosas y el estrés que le proporcionaba ser ATS,
yendo por toda la ciudad poniendo inyecciones hasta casi la medianoche, que
compartía con otras labores ya que era pluriempleado, le llevó de nuevo a la
pintura, ya que era su manera de relajarse.
El tema
taurino fue porque era “una manera de seguir
unido al mundo del toro, al que le estoy muy agradecido por los valores que me
inculcaron aficionados y compañeros, como hacer una dieta para no engordar, el
ejercicio, la disciplina, el esfuerzo, etc.”.
Necesitaba
tener una manifestación artística, porque como en el toreo, “de vez en cuando me llegaba la inspiración”.
Esto motivaba que unos cuadros los hiciera en quince minutos y otros, en
cambio, tardara meses. Sánchez Guillén es autodidacta, aunque también hizo un
curso de grabado en la Escuela de Arte en Cádiz.
EL MUNDO DEL TORO MUY IMPORTANTE EN SU VIDA
En 2003
llevó a cabo su primera exposición, colectiva, en la galería El callejón del Museo “Paquiro” de Chiclana.
Después haría varias en solitario en Alcalá de los Gazules, de nuevo en el
citado museo, en Cherburgo (Francia) y ahora en la playa.
Su estilo
es modernista en líneas generales, “aunque
ahora me he vuelto ecléctico y según los días pinto una cosa u otra, unas veces
costumbrista y en ocasiones con una técnica nueva, con tinta china soplada para
intentar reflejar el movimiento en el toreo y que no sea una imagen fija”.
Trabaja con témpora, acuarela, etc., “dejando
lugar a la improvisación, cuestiones elementales en el toreo”. Utiliza
cartón, papel, lienzo, madera…
Reconoce
influencias de Sanchís Cortés y Ruano Llopis (pintores valencianos que hicieron
la mejor cartelería taurina), Chagall, Kandinsky, El
Bosco, Álvaro Delgado, etc.
Manuel
trabajó en una platería y de enfermero, está jubilado y reconoce que “no tengo ningún interés en dedicarme profesionalmente
a la pintura. Solo quiero pintar, a mi aire y lo que me apetezca. Me dedico a
la faceta taurina como agradecimiento y por la suerte de haber pertenecido a
este mundillo, devolviendo así parte de lo recibido de él, porque ha sido muy
importante en mi vida”.
Le gustan
los toreros de arte, aunque apuntilla que “me
gusta cualquiera que se vista de torero”.
PACO LÓPEZ
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