Sembrar el odio y sembrar la paz
FĂ©lix de la Fuente [colaboraciones].-
Mucho es el odio que rodea todo lo relacionado con el problema de Palestina/Israel o Israel/Palestina y hay muchas personas que están pagando con sus vidas las consecuencias de este odio. Entre estas personas se encuentran en primer lugar las familias palestinas de la franja de Gaza, y sobre todo los niños, y los ciudadanos judĂos de a pie, y en primer lugar los que han sufrido el degĂĽello de sus propios hijos o hermanos. Vayan estas lĂneas en apoyo de todos ellos.
En momento presente conviene recordar que hay unas personas que podemos calificar de genocidas (si no han matado a más judĂos, es porque no han podido) y otras que son las agredidas, que, aunque tengan el derecho a defenderse no tienen derecho a convertirse tambiĂ©n en genocidas, pues incluso durante la guerra hay siempre unas reglas que deben cumplir y unos derechos humanos que se deben respetar.
Pero ¿nos hemos peguntado alguna vez de donde han surgido unas personas capaces de cometer tales atrocidades? Son muchas las personas e instituciones implicadas en el conflicto de Palestina y corresponsables de tanta sangre: unos por acciĂłn y otros por omisiĂłn.
Por acciĂłn, están los religiosos y polĂticos fanáticos de ambos lados, unos con su polĂtica expansionista y otros con su guerra santa contra el infiel. Por omisiĂłn, están las Naciones Unidas, que, mientras no supriman el veto en el Consejo de Seguridad, son un organismo muerto, cuyas resoluciones son simplemente papel mojado.
Por otro lado, hay que alabar la acciĂłn de todos los voluntarios y socios de ACNUR que están contribuyendo con su dinero o con sus vidas a la ayuda de las vĂctimas de esta guerra. Y conviene tambiĂ©n que recordemos que la UniĂłn Europea, es decir los ciudadanos de la UE, somos los que diariamente más estamos ayudando econĂłmicamente al pueblo palestino. Y esto nos da derecho condenar rotundamente la agresiĂłn de Hamás. Hamás es el fruto del odio que otros han sembrado.
Conviene que tengamos muy presente esto en Europa. No creo que ningĂşn europeo se atreva ahora a culpar de odio a ninguna de las religiones tradiciones, y sin embargo no puedo decir lo mismo de los partidos polĂticos. Los discursos de muchos polĂticos españoles rezuman odio en las palabras y hasta en los gestos. Si cuesta lo mismo sembrar el odio que sembrar la paz, ¿por quĂ© nuestros polĂticos se empeñan en sembrar el odio entre los ciudadanos?
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