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Doñana y los técnicos


Francisco M. Navas [colaboraciones].-

El reciente incendio de parte del Parque Nacional de Doñana, no Doña Ana como citan algunos locutores y tertulianos poco preocupados por documentarse, y el no menos preocupante incendio que se desarrolló días después en la provincia de Huelva, en la zona de Riotinto, nos devuelve a la cruda realidad de la inmensa precariedad e improvisación con que está sujeto todo lo público.

Se repite tristemente la historia: de nada han servido simulacros previos de cómo sofocar un incendio, ni estudios preliminares, ni planteamientos técnicos en los que se recogiera un plan de actuación inmediata en casos como éstos. Resulta evidente que nadie puede evitar que se produzca un incendio. Lo que sí se podría haber evitado es que el incendio de Doñana adquiriera proporciones catastróficas.

Estamos hablando de la mayor reserva ecológica de Europa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1994. De multitud de especies animales y vegetales calcinadas, y de un serio riesgo para las más de cuarenta mil personas que quedaron aisladas por el fuego durante varias horas.

La definición de técnico, según la R.A.E., deriva del griego technikós y posteriormente del latín technicus, y entre otras acepciones, nos la presenta como “persona que posee los conocimientos especiales de una ciencia o arte”.



OCULTACIÓN DE INCOMPETENCIA POLÍTICA

Evidentemente hemos podido constatar en este caso, como en tantos otros, que esos conocimientos especiales han brillado por su ausencia y que carecen de todo tipo de arte. No hace falta ser técnico para saber que en la zona de Doñana abunda el pino piñonero, árbol que de por sí constituye una autentica bomba de relojería en caso de incendio.

Y que las labores de limpieza de los cortafuegos, de ramas secas y de pinaza brillan por su ausencia. Sin contar con la enorme precariedad en la vigilancia de posibles incendios a la que han sometido al Parque con motivo de los recortes económicos.

Según la página web de la Junta de Andalucía, en su apartado relativo al I.N.F.O.C.A., se reconocen tan sólo 200 torretas de vigilancia en todo el territorio andaluz, es decir, en 87.268 kilómetros cuadrados. No sé cuántas corresponden a Doñana, pero me imagino que, a la vista de los acontecimientos, han resultado del todo insuficientes.

Técnicos y políticos. Políticos y técnicos. Los políticos suelen ocultar su incompetencia en los supuestos informes de los técnicos, y los técnicos se escudan en que ellos cumplen con su trabajo y que son los políticos los que toman las decisiones finales. Los políticos presionan a los técnicos para que orienten sus informes en el sentido que más les convenga, los técnicos se prestan a ello, y si surge algún problema, la culpa siempre es de los técnicos.



POCA VIGILANCIA

Lo grave de esta espiral que se repite cotidianamente en municipios y comunidades autónomas de nuestro país es que, al final, los recursos naturales de la tierra y de la mar se sobreexplotan, la contaminación y los vertidos no se controlan y, de cuando en cuando, inevitablemente, por causa de tanta negligencia, se produce un desastre como el de Doñana, que nos afecta directamente a todos.        

Continuamente nos hablan de la globalización, de la informatización y la robótica y de tantos y tantos factores que influyen en la pérdida de empleo en sectores productivos que antes ocupaban a multitud de personas.

Yo, sin ser técnico en estas cuestiones, les aseguro que con al menos diez torretas más de vigilancia en el entorno de Doñana, con cuadrillas de personas que limpien el monte, con un efectivo servicio de recogida de llamadas de alerta por fuego o por cualquier catástrofe, con parques de bomberos distribuidos estratégicamente en el perímetro de Doñana y con accesos rápidos y despejados hasta las posibles zonas en las que se pueda provocar un incendio, esta catástrofe se podría haber evitado. Y sin duda son yacimientos de empleo de futuro.

El fuego siempre avisa, aunque su progresión y desarrollo son geométricos. Si nada más producirse una pequeña columna de humo se avista, se da la voz de alarma, se acude con prontitud y se sofoca, el fuego puede controlarse. Una vez que el pinar prende, difícilmente puede detenerse el fuego, avivado además, en este caso, por un fuerte viento de poniente. Las mismas piñas, incandescentes, actúan como bombas volantes que trasmiten el fuego de un lugar a otro indiscriminadamente.



¿QUIÉN TIENE LA CULPA?

Sofocado el incendio, resulta que ya sí hay recursos económicos para mantener un retén de 45 personas y diversos vehículos que tratarán de impedir que se reavive. Como siempre, todos ahora acertaremos en el análisis de la situación, aun cuando nadie se atreva a plantear los pasos que hay que dar para una real y definitiva prevención.   

¿Dónde quedan las responsabilidades técnicas y políticas de este desastre? ¿Nadie es cesado, nadie dimite, nadie es responsable directo de este despropósito? ¿Qué clase de desastre natural tiene que suceder para que los responsables políticos dimitan y para que los técnicos responsables de esta calamidad sean al menos cambiados de departamento?  

El 25 de abril de 1998, una balsa de 8 hectómetros cúbicos de metales pesados (ocho mil millones de litros) cedió en Aznalcóllar, llegando con su contaminación hasta los alrededores de Doñana.



EL OLEODUCTO

En su día la empresa BOLIDEN AB no se hizo responsable de la limpieza del vertido, probablemente porque ni siquiera existía el marco legal que le obligase a responsabilizarse a ello. Marco legal que, por supuesto, deberían haber elaborado los técnicos, bajo la supervisión de los políticos de entonces. Sus consecuencias no dudo de que afectarán con los años incluso a la mutación de especies.    

En 2013 se autorizó por la Junta de Andalucía la construcción de un oleoducto en las cercanías de Doñana. Recientemente, un programa de Jordi Évole dejaba al descubierto con crudeza, de forma casi premonitoria, las agresiones de todo tipo a las que se veía sometido el Parque.

Las opiniones de algunos técnicos, comprometidos con el sostenimiento de Doñana, sobre las consecuencias de las mencionadas agresiones medioambientales producían escalofríos. ¿Y quieren hacernos creer que la prioridad de la Junta de Andalucía es conservar el Parque?    

3 comentarios:

  1. EL QUE SE TIENE QUE DOCUMENTAR BIEN ES USTED.....PERO ESO CREO QUE JAMÁS LO HARÁ Y SEGURIÁ ESCRIBIENDO ARTICULOS DE OPINIÓN, PERO DESDE LUEGO POCO DOCUMENTADOS

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  2. No te metas con la mafia pesoista de la Junta, que te salen a criticar sus enchufados y peloteros miserables. Que para eso cobran esos gusanos rastreros.

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  3. lleva razón el n+1documentate
    mejor tu se llama doña ana por
    Ana da Silva y Mendoza esposa del Duque de medina Sidonia
    este es el habla andaluz comiendo o separando palabras
    INDOCUMENTADO

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