Logo Derecho - Bann

EL VACÍO EN LA PÁGINA UNO (Nine)

AL SALIR DEL CINE
César Bardés
[colaborador]

Al ver esta película es inevitable referirse a la maravillosa Ocho y medio, de Federico Fellini, donde el cineasta italiano nos proponía una reflexión en tono de pesadilla de lo que le ocurría a un director de cine cuando siente que su inspiración está en fuga, cuando ve que nada de lo que le rodea es real porque, quizá, ya ha dado lo mejor de sí mismo y cuando se da cuenta de que lo quiere todo porque no le queda más salida que el rechazo.


Más información sobre esta película

Con este material de partida, se montó Nine en Broadway (en uno de los más resonantes éxitos que ha tenido nunca Antonio Banderas) haciendo que, en donde había un ligero discernimiento entre fantasía y realidad en la autobiografía escondida de Fellini, aquí fuera la música la que marcase las fronteras difusas de un hombre que ya no distingue entre el desequilibrio y la armonía. Y ahora nos llega la película basada en ese musical donde Rob Marshall sigue muy de cerca las lecciones que le dejó bien impartidas su maestro Bob Fosse, del que fue ayudante de coreografía, y articula un musical que entremezcla acción real con la imaginación que despierta una melodía que deja sin inspiración a ese creador que no es capaz de llenar la primera página del guión de una película que está a punto de comenzar.

Lo que está claro es que el centro y razón de la película está en ese actor intenso y contenido, muy sujeto en esta ocasión (a años luz de esa mediocridad con ínfulas de obra maestra que fue Pozos de ambición), que es Daniel Day Lewis y que los dos pilares fundamentales que acompañan la nada que encarna su personaje están sujetos por dos actrices inmensas, versátiles, estremecedoras e impresionantes como son Judi Dench y Marion Cotillard. La parte musical se sustenta, sin lugar a dudas, en el número que interpreta Stacey Ferguson en ese fantástico Be Italian. Al contrario del de Kate Hudson con el errado Cinema italiano rodado por Marshall con técnicas de videoclip convirtiendo un número memorable en demasiado vulgar para lo que se ha visto a esas alturas del metraje.

En cuanto al resto del reparto, cumple con eficacia su cometido y Penélope Cruz obtiene una de sus mejores interpretaciones en ese contoneo repleto de sensualidad más que evidente que exhibe en su canción A call from the Vatican bajando estrepitosamente al infierno de lo regular en la poca y falseada carne dramática que el guión le da oportunidad de demostrar. Mientras tanto, ahí tenemos al director de cine, incapaz de dar el primer golpe de manivela a su rodaje; perdido en sus recuerdos del pasado; en la comodidad y calidez que le proporcionaba su madre; en la idealización de una mujer inalcanzable porque él ya sólo sabe mirar a través del objetivo de una cámara; en el extravío del auténtico amor que se le escapa entre los dedos como la arena de las playas que pisaba de niño; en ocurrencias que es incapaz de asir y de dar forma porque ya no dirige su vida y, por tanto, no puede dar aliento a una realidad paralela en forma de cine.
Así pues (y no me olvido de las fugaces y casi decorativas y prestigiosas apariciones de Sophia Loren y de Nicole Kidman) la angustia y la ansiedad son las notas escritas sobre el pentagrama de un hombre que perdió el compás. Con él llegamos a tener la certeza de que quien no siente, no puede amar. Y quien no ama, es incapaz de crear.

César Bardés

No hay comentarios

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayúsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.