BARRIO SESAMO

Fumanchú, el CHINAclero disconforme [colaborador]

Mi programa favorito de niño era “Barrio Sésamo”. Qué bien te explicaban el significado de las cosas, aquel monstruo to buena gente que se llamaba Coco te exponía bastante atrayente lo que era arriba o abajo. El ascensor subía y el decía: -¡Hacia arriba!, el ascensor bajaba y decía: ¡Hacia abajo!; la rana Gustavo estaba siempre en la noticia, no era periodista ni historiador, pero cómo se entrometía en cualquier situación aunque no tuviese ni puta idea. Era genial. El amigo Coco también te daba una ligera idea de lo que era “lleno” o “vacio” o “fuera de” o “dentro de” y por delante o por detrás todo era sencillo de entender.

Me acuerdo de ellos ahora de adulto. Si fuesen ellos los que hubiesen dirigido mi país bien que nos hubiésemos enterado de la crisis.

Ese conde Dracul contando macetas, ese Monstruo de las Galletas, ese Coco y una yegua que se llamaba la “jaca Paca”, Epi contaba ovejas para poder dormir y a Blas no lo dejaban dormir aquellas malditas ovejas. Me enseñaron todo lo que más adelante se transformaría en lógica cuántica y mis neuronas eran alimentadas a base de bocadillo de pan con manteca colorá.

To esto viene por una espantosa pesadilla que tuve la otra noche. Coco decía: -¡Haber!, silencio todo el mundo. Hoy vamos a explicar la diferencia de irse hacia la izquierda o irse a la derecha, colocaos frente mía. Catorce o quince monstruos se colocaban delante de él y Coco decía: -Haber, monstruos, iros a la derecha. Los monstruos, algunos hasta con cuernos, se iban pataleando y con movimientos bruscos de cuello y hombros hacia su derecha. Coco seguía con las instrucciones: -¡Nooo, no, un momento, ésa no es la derecha, ésa es la izquierda. Los monstruos le replican todos a la vez: ¡Ésa es nuestra derecha pero es tu izquierda!
-¡Silencio!, dice Coco: -¡La izquierda está en mi mano izquierda y la derecha en mi mano derecha, ¡Vamos a volver a intentarlo, todos a la izquierda! Allá van todos hacia su izquierda que era a la derecha de Coco: ¡No, no, no, eso no es la izquierda, eso es la derecha ¡monstruos! ¡Qué paciencia, qué paciencia! Algunos monstruos ya están en desacuerdo y cada uno andaba para donde creía que tiene que estar su lado, otros van para donde le dice Coco y otro grupito empieza ya a maldecir.

Coco ha formado ya tres grupos, uno de borregos, otro de malajes y otro de cuajaos y los tres empiezan a estar cansados; los grupos ya no andan, todos están en el mismo lugar moviendo constantemente el cuello y los hombros. De pronto, algunos se quedan parados y quietos y cada vez son más. Ya se han escapao los primeros insultos: “!Coco, Caaabrón, hijoputa!”. Todos lo miran con las cejas formando V. Coco empieza a correr y allá van todos los monstruos detrás de él para darle una paliza moviendo incansablemente los hombros y el cuello, mientras Coco grita y grita pidiendo socorro a la vez que se alejan.

De pronto me despierto sobresaltado, ya es hora de levantarse, voy a hacer algo aunque sea para entretenerme, pero, ¡quietoooo! No vaya a ser que me levante con el pie izquierdo porque puede ser que hoy no haga nada a derechas, que mi mano derecha nunca se entere de lo que hace mi mano izquierda. Es que algunas veces mi mano derecha está cuajá, pero con mi mano derecha hago cada cosa que no hago con la izquierda… Me pica constantemente la mano izquierda, es que voy a sortar. Ya no me acuerdo cuando me picaba la derecha.