Estudios etnográficos: Ganímedes
José Antonio Sanduvete [colaborador]
Los habitantes de Ganímedes constituyen una raza especial. Sus capacidades innatas y el hecho de haber sobrevivido a la catástrofe tectónica de su planeta han fortalecido su espíritu y desarrollado su conciencia.
En puridad Ganímedes no es un planeta, sino el mayor de los satélites jupiterianos y del Sistema Solar. La presencia de hielo, de oxígeno y de lava no son sino restos del Ganímedes floreciente de antes de la catástrofe. Debido a las bajas temperaturas, sus habitantes viven en impresionantes construcciones subterráneas que interconectan toda la llanura oscura conocida por los astrónomos terrestres como Galileo Regio.
Los seres que habitan Ganímedes tienen siete sentidos, frente a los cinco que caracterizan a los terrícolas, de modo que manejan sin dificultad la telepatía y la autoregeneración celular del cuerpo tras enfermedades o con el simple objetivo de paliar los efectos de la vejez. En semejantes condiciones no es de extrañar que sus sociedades puedan parecernos excesivamente estructuradas, demasiado rígidas. Nada más lejos de la realidad, no obstante, pues lo único que sucede es que los habitantes de Ganímedes tienen otro sentido del que carecen los terrícolas: el sentido común.
Tecnológicamente avanzados, los habitantes de Ganímedes no han dudado en interferir en los asuntos de la Tierra cuando, a lo largo de la historia, lo han creído conveniente. Parece que fueron ellos quienes trajeron al planeta azul la agricultura, ciertos tipos arquitectónicos y, posiblemente sin pretenderlo realmente, la creencia en el más allá y en seres de las estrellas.
No es difícil suponer que algunos de los personajes más importantes de la historia humana son, en realidad, originarios de Ganímedes. Sin embargo, su vida en la Tierra no es sencilla, y en multitud de ocasiones su mente y su cosmovisión choca frontalmente con el caos, la indecisión y la perversidad humanas, hasta el punto de que muchos de los enviados con grandes predicamentos han terminado fracasando y, en ocasiones de lamentable recuerdo, perdiendo la razón y la cordura...
No se descarta que algunos terrícolas de especial valor hayan sido llevados a Ganímedes en vida y alejados del sinsentido terrícola. De igual modo, y según nuestros datos, no es extraño encontrar seres nacidos en Ganímedes y enviados a la Tierra con diversas intenciones que añoran hasta la desesperación su astro natal, esperando con impaciencia el día de su regreso.
Los habitantes de Ganímedes constituyen una raza especial. Sus capacidades innatas y el hecho de haber sobrevivido a la catástrofe tectónica de su planeta han fortalecido su espíritu y desarrollado su conciencia.
En puridad Ganímedes no es un planeta, sino el mayor de los satélites jupiterianos y del Sistema Solar. La presencia de hielo, de oxígeno y de lava no son sino restos del Ganímedes floreciente de antes de la catástrofe. Debido a las bajas temperaturas, sus habitantes viven en impresionantes construcciones subterráneas que interconectan toda la llanura oscura conocida por los astrónomos terrestres como Galileo Regio.
Los seres que habitan Ganímedes tienen siete sentidos, frente a los cinco que caracterizan a los terrícolas, de modo que manejan sin dificultad la telepatía y la autoregeneración celular del cuerpo tras enfermedades o con el simple objetivo de paliar los efectos de la vejez. En semejantes condiciones no es de extrañar que sus sociedades puedan parecernos excesivamente estructuradas, demasiado rígidas. Nada más lejos de la realidad, no obstante, pues lo único que sucede es que los habitantes de Ganímedes tienen otro sentido del que carecen los terrícolas: el sentido común.
Tecnológicamente avanzados, los habitantes de Ganímedes no han dudado en interferir en los asuntos de la Tierra cuando, a lo largo de la historia, lo han creído conveniente. Parece que fueron ellos quienes trajeron al planeta azul la agricultura, ciertos tipos arquitectónicos y, posiblemente sin pretenderlo realmente, la creencia en el más allá y en seres de las estrellas.
No es difícil suponer que algunos de los personajes más importantes de la historia humana son, en realidad, originarios de Ganímedes. Sin embargo, su vida en la Tierra no es sencilla, y en multitud de ocasiones su mente y su cosmovisión choca frontalmente con el caos, la indecisión y la perversidad humanas, hasta el punto de que muchos de los enviados con grandes predicamentos han terminado fracasando y, en ocasiones de lamentable recuerdo, perdiendo la razón y la cordura...
No se descarta que algunos terrícolas de especial valor hayan sido llevados a Ganímedes en vida y alejados del sinsentido terrícola. De igual modo, y según nuestros datos, no es extraño encontrar seres nacidos en Ganímedes y enviados a la Tierra con diversas intenciones que añoran hasta la desesperación su astro natal, esperando con impaciencia el día de su regreso.
!ira! alli tengo yo un amigo mio que me dijo que tenia que veni por aqui un dia a poner orden.
ResponderEliminarofu ofu er tio de la vara al lao de ese se queda a la artura der betun.
este amigo mio se llama Raticulin y va a venir a gobernar en Chiclana porque esto no lo endereza ni Dio.
Me va a llamar seguro para que valla con el de cargo de confianza. tu vera mas de uno. tu vera.