Maestros liendres

Santiago Laz [colaboración].-

Hace unas semanas un percebeiro gallego relataba la situación en la que se encuentra su familia a través de la red, narrando la actividad ilegal que llevan a cabo muchos de sus compañeros mariscadores, y la falta de respuesta de la administración frente a los furtivos. (FOTO: Video-Club multiservicios en Chiclana).

Estimado disidente, su testimonio refuerza mi desconfianza a esas tarjetas que escupe el buzón: “Cerrajero, Carpintero y Pintor”, maestros liendres ¨especializados en el “chapú” de la recaudación en “B”. Un desagravio al gremio, al traspaso del oficio entre generaciones y el conocimiento reglado.

Basta con acudir a cualquier video-club, convertido en autentico burdel: “Lo vendo todo”, donde podremos implantarnos una prótesis mamaria o comprar hilo dental. “¿Quiere hacer un anuncio? ¿Le reparo el ordenador o su Thermomix?”. Expertos en plusvalía, mano invisible que arrebata el pan a un instruido padre de familia en nombre de la Economía de Mercado.

Lo más curioso es que la práctica del hombre orquesta emula al “Chino” en su versión servicios, igual alicata un baño que te pone un carajillo con Carlos III, silenciosamente. No nos olvidemos de sus acérrimos seguidores: “Tendrá que comer el hombre”, economía sumergida bien vista y poco criticada, porque al fin y al cabo todos tenemos un lavabo atascado.

El otro día observé los aspavientos de dos socios en la puerta de la Seguridad Social, que se cabreaban porque les requerían la contratación de veterinarios para su nuevo negocio, ajenos a la búsqueda de la especialización o de garantías de un servicio o producto.

La era de la información y del conocimiento enlatado está en San Google, el buscador te dispone rápidamente de un prontuario para montar tu asesoría con un cuñado y si la cosa no funciona una cafetería: “Me calienta un poco más la leche y me dice si me sale a devolver Hacienda por favor”.

Benditos “todólogos” que nos amortiguan la factura, pero deben reparar en las responsabilidades que conlleva no tener los mismos años, pasión, dedicación o esfuerzo, que los artífices de oficios que se van a la morgue. Las leyes del Mercado están arbitrando a favor de las tiendas multi-producto por precio, discutidas por la calidad, sin embargo no cuestionamos a nuestros “Chinos a domicilio”, que tras pintar el recibidor, pueden arreglar el manguito del coche.

Entenderíamos la desaparición de la Formación Profesional o de las universidades, si no fuera porque no todos los servicios se limitan a una transacción económica, un intercambio de favores o estímulos contra el aburrimiento.

Señor Rodríguez, mariscador de Baiona, su valentía es el primer paso para cuestionar a nuestros dirigentes, no sólo por la pasividad a la práctica subversiva, sino una crítica también a la falta de especialización de algunos de nuestros mandatarios, con traspaso de carteras ministeriales, delegaciones o cargos técnicos sin currículo, ni experiencia y con el simple plácet de la confianza en la disciplina de partido.

El premio al esfuerzo o la Meritocracia llegarán cuando reconozcamos nuestra intolerancia a las chapuzas, mientras tanto intentaremos no emular al caco en su empresa de arrebatar lo que no es suyo, para eso hay que valer.