Empresas de calificación u oráculos siniestros [colaboradión]
Félix Arbolí [colaboradión].-
Hay asuntos que soliviantarían al propio Job y a nosotros nos tienen ya hartos, aburridos y cabreados. Me refiero al machaqueo alarmista y terco, por no llamarle de forma más grosera, con el que una serie de agencias de calificación, tratan de fastidiarnos todos los días y en todos los medios intentando hacernos vivir en una permanente desesperación. Es como si al enfermo de gravedad que se halla en cuidados intensivos le estuvieron insistiendo en todo momento que su curación no es posible y nada de cuanto hagamos servirá para nada. Cuando nos hallamos en una situación delicada y crítica, lo que necesitamos es que nos eleven la moral haciéndonos creer que no todo está perdido.
Creo que en los momentos desesperados lo peor que pueden hacernos es machacarnos con datos y noticias que nos hundan más en ese mar de confusiones y conflictos donde nos vemos sumergidos. Lo que más precisamos, es que traten de ayudarnos abriéndonos una puerta a la esperanza y no cerrarnos hasta las ventanas para que no pueda colarse un simple y escurridizo rayo de sol o ráfaga de luz que nos disipe tan oscuras perspectivas. Algo que nos permita salir de la angustia y desesperación.
Leyendo los datos de esas agencias agoreras y las de algún que otro comentarista empeñado en seguirles el juego, con fatídicos presagios sobre nuestra economía y alarmantes descensos en ese ranking que nadie sabe quién maneja y a quien obedece, sospechamos que hay algo más que cifras reales, estudios de mercados y fiables investigaciones financieras en tan funestos vaticinios. Me figuro que un simple empleado, por muchos “masters” que ofrezca en su curriculum, no puede ser el autor de esa desesperada y crítica información capaz de lanzar a la quiebra a grandes empresas y Bancos, bajar a límites inconcebibles las cotizaciones mercantiles y hasta poner en arriesgada situación a gobiernos y países que se hallen en su punto de mira o les interesa tener en jaque y a su capricho.
Son tejemanejes de magnates y hombres de negocio que viven a todo lujo a costa de hacerles la puñeta a los demás y solazarse con nuestros sacrificios y estrecheces. Para ellos no es más que una especie de pasatiempo con el que intentan distraer su ociosidad y jugar con el destino de los demás como si se tratara de un torneo donde gana el que menos escrúpulos demuestra. La Bolsa, el IBEX 35 y los valores bursátiles entre otros, donde si hay beneficios no participamos y si hay pérdidas nos repercuten, son las bazas que estos gurús del dinero utilizan para someternos a su peligroso juego y mantenernos en una angustia permanente sin que sepamos cómo salir del pozo donde su insaciable codicia y egoísmo sin límites nos han lanzado. Dan la impresión que gozan con nuestros temores y fatigas, haciéndonos creer que todo está perdido y que de esta hecatombe económica no nos salva nadie.
Según estas agencias de calificación, consultoras o sabe Dios qué demonios esconden tras sus siglas, ni ayunando todo el año podríamos salir de esta crisis, que en la mayoría de los casos y me quedo corto, ellos mismos provocan sembrando la alarma y la angustia entre la ciudadanía. Hay noticias que nos hablan de una situación similar a la de Grecia, otras nos informan que no acabaremos este calvario hasta pasado el año 2013 e incluso las que vaticinan que será muy difícil que España cumpla con sus compromisos para atajar el déficit en la fecha fijada por la Unión Europea. Como ven todas “buenas noticias”, pero para especuladores y financieros sin conciencia que hacen su agosto avivando el fuego del pesimismo y la desesperación entre los desprotegidos ciudadanos han de navegar contra corriente y entre fuertes marejadas sin saber adonde le llevan y como va terminar su aventura tras el naufragio.
Sabemos que una de estas mensajeras del miedo quebró y no es nada extraño que deseemos corran la misma suerte las restantes. Será de la única manera que dejen de atosigarnos con esa cantinela terca, pesada, inaguantable y repulsiva con la que inician sus noticias algunas cadenas televisivas, consiguiendo que las restantes dejen de interesarnos. ¿No hay otra información con la que abrir el noticiario sin tener que sobresaltar y amargar aún más a la audiencia?. ¿ Si es asunto que está fuera de nuestras posibilidades y son conscientes de que no podremos luchar con nuestros propios medios contra esos molinos no de vientos, sino de auténticos vendavales, a qué se debe ese empeño en martirizarnos a diario con ese insistente y amargo comentario?. Es el al gobierno y a sus gestores económicos a los que deben informar directamente y ahorrarnos el continuo suplicio a los ciudadanos, pues ya tenemos suficiente con ese veintitrés por ciento de parados, millón y medio de familias que no tienen ningún ingreso y los cerca de doce millones de españoles que se encuentran en situación de pobreza y exclusión social.
En Francia, he leído que el gobierno va a investigarlas para conocer sus interioridades e intereses, la fiabilidad y objetividad de sus fuentes y hasta si llega el caso, silenciarlas. Una medida acertada que deberíamos copiar en España para que dejen de hacernos la puñeta. Es como si las esfinges u oráculos de la antigüedad regresaran a nuestra época para atosigarnos con sus negros vaticinios y hacerse dueños de nuestras vidas y destinos. ¿Quién anda detrás de estos organismos, que no son oficiales, empeñados en manejar nuestra economía como si se tratara de una partida de ajedrez?. Ahora nos bajan dos puntos en ese ranking que nadie sabe quién lo tutela y fija, sube el riesgo de nuestros valores a límites muy por encima del fijado, se quiebra la confianza en inversiones foráneas o nos pintan un futuro que nos pone la piel de gallina. Una serie de noticias negativas que no cesan de amargarnos aún más de los que nos tienen los políticos.
Deberíamos informar al ciudadano quienes son estos aguafiestas y quienes andan detrás de sus escalas y vaticinios para descubrir su juego y su móvil. Son los mismos que hacen bajar y subir la bolsa con la misma celeridad que los ascensores del “Empire State” de Nueva York y los que no padecen crisis porque son ellos los que las provocan y realizan durante las mismas sus mejores negocios. Mucho ha de cocerse en estas “cocinas” cuando algunos de sus dirigentes al cesar llegan a ocupar altos cargos en la Unión Europea y hasta ministerios en sus propios países. ¡Ya está bien de tanta gaita siempre desafinada!.
Hay asuntos que soliviantarían al propio Job y a nosotros nos tienen ya hartos, aburridos y cabreados. Me refiero al machaqueo alarmista y terco, por no llamarle de forma más grosera, con el que una serie de agencias de calificación, tratan de fastidiarnos todos los días y en todos los medios intentando hacernos vivir en una permanente desesperación. Es como si al enfermo de gravedad que se halla en cuidados intensivos le estuvieron insistiendo en todo momento que su curación no es posible y nada de cuanto hagamos servirá para nada. Cuando nos hallamos en una situación delicada y crítica, lo que necesitamos es que nos eleven la moral haciéndonos creer que no todo está perdido.
Creo que en los momentos desesperados lo peor que pueden hacernos es machacarnos con datos y noticias que nos hundan más en ese mar de confusiones y conflictos donde nos vemos sumergidos. Lo que más precisamos, es que traten de ayudarnos abriéndonos una puerta a la esperanza y no cerrarnos hasta las ventanas para que no pueda colarse un simple y escurridizo rayo de sol o ráfaga de luz que nos disipe tan oscuras perspectivas. Algo que nos permita salir de la angustia y desesperación.
Leyendo los datos de esas agencias agoreras y las de algún que otro comentarista empeñado en seguirles el juego, con fatídicos presagios sobre nuestra economía y alarmantes descensos en ese ranking que nadie sabe quién maneja y a quien obedece, sospechamos que hay algo más que cifras reales, estudios de mercados y fiables investigaciones financieras en tan funestos vaticinios. Me figuro que un simple empleado, por muchos “masters” que ofrezca en su curriculum, no puede ser el autor de esa desesperada y crítica información capaz de lanzar a la quiebra a grandes empresas y Bancos, bajar a límites inconcebibles las cotizaciones mercantiles y hasta poner en arriesgada situación a gobiernos y países que se hallen en su punto de mira o les interesa tener en jaque y a su capricho.
Son tejemanejes de magnates y hombres de negocio que viven a todo lujo a costa de hacerles la puñeta a los demás y solazarse con nuestros sacrificios y estrecheces. Para ellos no es más que una especie de pasatiempo con el que intentan distraer su ociosidad y jugar con el destino de los demás como si se tratara de un torneo donde gana el que menos escrúpulos demuestra. La Bolsa, el IBEX 35 y los valores bursátiles entre otros, donde si hay beneficios no participamos y si hay pérdidas nos repercuten, son las bazas que estos gurús del dinero utilizan para someternos a su peligroso juego y mantenernos en una angustia permanente sin que sepamos cómo salir del pozo donde su insaciable codicia y egoísmo sin límites nos han lanzado. Dan la impresión que gozan con nuestros temores y fatigas, haciéndonos creer que todo está perdido y que de esta hecatombe económica no nos salva nadie.
Según estas agencias de calificación, consultoras o sabe Dios qué demonios esconden tras sus siglas, ni ayunando todo el año podríamos salir de esta crisis, que en la mayoría de los casos y me quedo corto, ellos mismos provocan sembrando la alarma y la angustia entre la ciudadanía. Hay noticias que nos hablan de una situación similar a la de Grecia, otras nos informan que no acabaremos este calvario hasta pasado el año 2013 e incluso las que vaticinan que será muy difícil que España cumpla con sus compromisos para atajar el déficit en la fecha fijada por la Unión Europea. Como ven todas “buenas noticias”, pero para especuladores y financieros sin conciencia que hacen su agosto avivando el fuego del pesimismo y la desesperación entre los desprotegidos ciudadanos han de navegar contra corriente y entre fuertes marejadas sin saber adonde le llevan y como va terminar su aventura tras el naufragio.
Sabemos que una de estas mensajeras del miedo quebró y no es nada extraño que deseemos corran la misma suerte las restantes. Será de la única manera que dejen de atosigarnos con esa cantinela terca, pesada, inaguantable y repulsiva con la que inician sus noticias algunas cadenas televisivas, consiguiendo que las restantes dejen de interesarnos. ¿No hay otra información con la que abrir el noticiario sin tener que sobresaltar y amargar aún más a la audiencia?. ¿ Si es asunto que está fuera de nuestras posibilidades y son conscientes de que no podremos luchar con nuestros propios medios contra esos molinos no de vientos, sino de auténticos vendavales, a qué se debe ese empeño en martirizarnos a diario con ese insistente y amargo comentario?. Es el al gobierno y a sus gestores económicos a los que deben informar directamente y ahorrarnos el continuo suplicio a los ciudadanos, pues ya tenemos suficiente con ese veintitrés por ciento de parados, millón y medio de familias que no tienen ningún ingreso y los cerca de doce millones de españoles que se encuentran en situación de pobreza y exclusión social.
En Francia, he leído que el gobierno va a investigarlas para conocer sus interioridades e intereses, la fiabilidad y objetividad de sus fuentes y hasta si llega el caso, silenciarlas. Una medida acertada que deberíamos copiar en España para que dejen de hacernos la puñeta. Es como si las esfinges u oráculos de la antigüedad regresaran a nuestra época para atosigarnos con sus negros vaticinios y hacerse dueños de nuestras vidas y destinos. ¿Quién anda detrás de estos organismos, que no son oficiales, empeñados en manejar nuestra economía como si se tratara de una partida de ajedrez?. Ahora nos bajan dos puntos en ese ranking que nadie sabe quién lo tutela y fija, sube el riesgo de nuestros valores a límites muy por encima del fijado, se quiebra la confianza en inversiones foráneas o nos pintan un futuro que nos pone la piel de gallina. Una serie de noticias negativas que no cesan de amargarnos aún más de los que nos tienen los políticos.
Deberíamos informar al ciudadano quienes son estos aguafiestas y quienes andan detrás de sus escalas y vaticinios para descubrir su juego y su móvil. Son los mismos que hacen bajar y subir la bolsa con la misma celeridad que los ascensores del “Empire State” de Nueva York y los que no padecen crisis porque son ellos los que las provocan y realizan durante las mismas sus mejores negocios. Mucho ha de cocerse en estas “cocinas” cuando algunos de sus dirigentes al cesar llegan a ocupar altos cargos en la Unión Europea y hasta ministerios en sus propios países. ¡Ya está bien de tanta gaita siempre desafinada!.
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