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Francia nos muestra el camino

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Parece que una nueva forma de hacer polĂ­tica ha irrumpido en Europa. Ayer, un ministro del paĂ­s vecino anunciaba que para todas aquellas personas que hubiesen cotizado cuarenta y un años, la edad de jubilaciĂłn volverĂ­a a retrotraerse a los sesenta años. ¿Gesto aislado? De ninguna manera.
La medida tal vez afecte en Francia a sólo doscientas mil personas, pero supone la vuelta a la justicia social para quienes han estado trabajando prácticamente toda su vida. Y hablar de justicia social en los tiempos que corren, no es cuestión baladí.

La llegada al palacio del Elíseo del señor Holland ha conmocionado a Europa. Teniendo en cuenta su antecesor, poco tendría este presidente que esforzarse para hacer mejor las cosas. Sin embargo, desde un principio ha dejado claras sus intenciones y el talante de su gobierno: un gobierno que tiene su razón de ser en intentar proteger a los más débiles y desfavorecidos, en detrimento de los poderosos. Y los recursos de Francia deben destinarse, esencialmente, a lograr una mayor distribución de la riqueza, aplicando viejas recetas socialistas, sin estridencias.

Este hombre de aspecto afable, de no haber roto nunca un plato, se alzĂł como cabeza de lista por su partido tras una votaciĂłn abierta a todo francĂ©s que quisiese participar. ¡QuĂ© ejemplo de democracia para toda Europa, que continua cerrando y bloqueando sus listas para que la casta polĂ­tica, firmemente aferrada a su eterno lema “de aquĂ­ no nos mueve nadie”, se perpetĂşe en el poder.

Y no se ha roto Francia, no, simplemente se ha destronado al nuevo pequeño Napoleón que se consideraba hasta hace pocas semanas, en compañía de la señora Merkel, el nuevo amo de Europa.

DIPLOMACIA

El despegue de Francia de ese nefasto tándem que ha arruinado a media Unión Europea ha sido casi inmediato. Ellos comprendieron muy pronto que la miseria de la Unión Europea tenía mucho que ver con el enriquecimiento fácil de Alemania.

Buenas palabras, sonrisas, diplomacia llevada a su máxima expresiĂłn, aunque tomas de postura absolutamente contundentes desde el principio: “Con recortes, y sĂłlo recortes, se crea más paro y más miseria. Hacen falta medidas de reactivaciĂłn econĂłmica”. “Sacaremos a nuestras tropas antes de lo acordado de Afganistán”. ¿Les suena?

Muchas son las noticias que en los últimos días me han impulsado a escribir estas líneas, sobre todo observando cómo nuestra mediocre clase política hincha el pecho hoy para desinflarse mañana, y cómo, mientras el señor Rajoy hace carantoñas a la Merkel, tiene que mandar a Francia a su ministro para acordar posturas que pongan freno a la apisonadora germana.

No obstante, el detonante, la gota que ha colmado el vaso de mi paciencia han sido las declaraciones del arzobispo de Madrid, arremetiendo desvergonzadamente contra quienes apuntan a que sería lógico que la iglesia católica española, parásito social donde los haya, abone el IBI como todo hijo de vecino.

Porque es muy bonito profesar una religión en la que el Estado paga tus sueldos, la restauración de tus edificios, incluso te financia tus ONGs y tú, excepto la salvación eterna, que la das gratis, porque no tienes más remedio, te quedas con las limosnas, bautizos, bodas, comuniones y con el dinero de las entradas a esos edificios que son patrimonio de todos (sólo en la Mezquita de Córdoba, tres millones de euros anuales).

LAICISMO

Además de regentar tu necesario y bien distribuido cupo de colegios concertados en los que seguir implantando tu nefasta e hipócrita ideología, anclada en lo más rancio del pasado de España.
¿Se imaginan en Francia a un obispo atreviĂ©ndose a hacer estas declaraciones? ¿Puede alguien suponer que en Francia se mutile una asignatura como EducaciĂłn para la CiudadanĂ­a, para satisfacer a la iglesia catĂłlica de ese paĂ­s, y a la derecha más reaccionaria?

¿Comprende alguien que se inyecten más de treinta mil millones de euros a los bancos, cuyo negocio se supone que es ganar dinero, sin contrapartida alguna, cuando se están sacrificando, sin motivo alguno, los sueldos y las condiciones de trabajo de millones de familias españolas? ¿Es que vamos a ser los Ăşltimos en este continente en pronunciarnos por un verdadero laicismo social que deje a la religiĂłn, a cualquier religiĂłn, como una opciĂłn personal, fuera de las escuelas?

Nuestros eternos vecinos, los franceses, nos llevan doscientos años de adelanto. Nosotros simulamos una transiciĂłn perfecta ante el mundo, haciendo la vista gorda  ante autĂ©nticos genocidios, colocando en magnĂ­ficos puestos de trabajo a todos los adictos a la dictadura, reclamando, más que amnistĂ­a, amnesia colectiva. Ellos tuvieron que cortarle la cabeza a toda una familia real, para que el pueblo llano, dirigido por la burguesĂ­a del momento, dejase claro que iba en serio.

Y mientras nadie me demuestre lo contrario con argumentos, hoy por hoy, mi esencia vital sigue siendo española, pero mi corazĂłn traspasa a diario la barrera fĂ­sica de los Pirineos para admirar los usos, costumbres y capacidad de autocrĂ­tica de ese paĂ­s que tiene como slogan, bajo su bandera, el lema más hermoso que podamos imaginar: libertad, igualdad y fraternidad.    

3 comentarios:

  1. Y termino el artĂ­culo, a los Franceces no los teniamos que haber expulsado de España, (los Chiclaneros tuvimos mucha culpa)con lo bien que vivĂ­amos en Chiclana con Pepe Botella y Fernando VII, ahora estarĂ­amos encantados con el holandĂ©s Ă©ste y con el consejero de estado. Aunque en el tema de la jubilaciĂłn estoy totalmente de acuerdo con ud. ¿pero quien va a poder cotizar 40 años? eso es pura falacia.

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  2. No hombre, el que ha escrito esto alaba a Francia porque ahora mandan los socialistas y Ă©l es del Psoe.

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  3. Pobre Francia: va a llegar al 30% de paro, porque los socialistas lo arruinan todo.

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