Logo Derecho - Bann

Un artículo conflictivo

Félix Arbolí [colaboraciones].-

No me ofende la crítica cuando puedo estar equivocado, que en muchas ocasiones lo estoy. Es normal y hasta previsible que algún lector muestre  su desacuerdo con lo que expongo, aunque sin acritud, civilizadamente. Es de agradecer ese toque de atención a mi posible error y sería un insensato si no supiera hacer uso de esa advertencia para no tropezar nuevamente con la misma piedra.

Nadie es infalible, ni está en posesión de la verdad absoluta y menos un escritor algo pasado de rosca y con vivencias de todo signo y condición a sus espaldas.

Este nuevo texto viene motivado por algunas críticas recibidas en la página digital en la que escribo y comparto con veteranos compañeros de prensa, donde algunos de los lectores no saben aceptar que mis ideas y opiniones no coincidan con las suyas. Cuestión que lamento y respeto y les pido que tengan la misma tolerancia conmigo que yo con ellos.

Mentiría si les dijera que no me agrada ver que he acertado en mi ideario y forma de exponerlo, pero he de reconocer también que la crítica constructiva es beneficiosa y ayuda a corregir los defectos, no así la que solo pretende descalificar, insultar y catalogar equivocadamente al autor. 

Me han tildado de creyente y renegado, de izquierda y de derecha, exaltado y mesurado, monárquico y republicano. Me han clasificado en tan opuestas y distintas tendencias, que estoy hecho un auténtico galimatías y ya dudo pueda llegar a aclararme en los años que Dios me conceda de vida.

¿Debo tirar la toalla y dedicarme a ver pasar desde un banco las personas de mi entorno; visitar esas residencias donde se pasa el tiempo añorando el pasado y dando golpes sobre la mesa con la ficha del dominó; ver  la “tele” para aprender a cocinar con Arguiñano y dejar que me coman el coco con lo que opinan unos y otros según directrices recibidas o seguir al pie del cañón aunque mis opiniones no siempre sean a gusto de todos? Confieso que me inclino más por la última de las opciones.

RESPETAR LAS IDEAS CONTRARIAS

Sé que el tiempo apremia porque cada día que pasa es irreemplazable para los que ya hemos perdido de vista el Rubicón de nuestras vidas. Soy persona muy sensible y me afectan las críticas negativas, si silencian los posibles aciertos que pueda contener el censurado texto. Es como si todo el artículo fuera una pérdida de tiempo y un continuado error. 

Cuando escribo exponiendo mi parecer y haciendo constar que respeto las ideas contrarias, aunque no las comparta, hay quién se siente indignado y ofendido. Confunde respeto a los demás con complicidad.

La Inquisición no parece haber desaparecido por completo. No distingue entre tolerancia y culpabilidad”.  

Con ocasión de mi anterior artículo sobre el aborto, en el que dejaba bien clara mi postura antiabortista, aunque citaba algunos casos en los que pueden existir motivos de excepción, poco ha faltado para que solicitaran mi excomunión a Roma. Eran excepciones por motivos graves que debían ser tenidas en cuenta por personas capacitadas para ello.

A juicio de una lectora, esa actitud de decir que yo no lo hago, pero respeto la decisión de los demás, es una manera de ayudar y defender al aborto porque pienso que no me afecta esa medida. Muy insensible debe ser una persona y yo peco de lo contrario, para permanecer indiferente ante la condena y muerte de un ser Inocente y más aún si la responsable es su propia madre.

ELOGIO A LA MATERNIDAD

Respetar a los que creen en Alá o Jehová no quiere decir que abjure de mis propias creencias. La vida de todo ser humano, me afecta mucho más de lo que pueden imaginar”. 

El derecho a la vida de todo ser concebido ha estado siempre presente en mi vida y a los cincuenta y tres años de casado, ni a mi mujer ni a mí se nos ha pasado por la mente en ningún momento. Ahora  bien, si hubiera estado en inminente peligro la vida de ella, no hubiera vacilado, aunque con gran dolor, en salvarla.  

En ese artículo y eso no lo han recogido las críticas, hice un encendido elogio a la maternidad y afirmaba que era un privilegio exclusivo de la mujer: la potestad de concebir e ir formando en su seno una nueva vida. No existe nada que lo pueda superar.

No obstante, aclaraba que no era yo el indicado para juzgar conductas y decisiones contrarias a este hecho, pues lo considero una misión privativa de muy altas instancias. No es que cierre los ojos y tapone mis oídos ante el aborto, pero el que piense y obre de forma contraria, no me da atribuciones para anatematizar drásticamente al que no actúe de igual forma ignorando los motivos que haya podido tener para ello. Le pese a quien le pese, la intolerancia nunca encontrará cabida en mis escritos.

Puedo afirmar que si algo no me gusta, no lo hago, pero no condenaré airado, de manera fulminante con lodos los anatemas habidos y por venir, al que por distinta ideología, creencia o educación no opine igual. Solo trataría de razonar educadamente con mi oponente exponiéndole sin intransigencias, ni descalificaciones ofensivas, mi punto de vista. “No juzguéis, si no queréis ser juzgados”. La frase no es mía.

Nunca pude pensar que hablar del aborto, a pesar del dejar claro que soy contrario, fuera motivo para que me echaran sin remisión a los leones. 

1 comentario:

  1. no te esfuerces felix

    la ideologia de izquierda es piensa lo que quiera pero piensa como yo

    y como tu no has pensado como ello pues han sacado el palo

    ResponderEliminar

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayúsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.