Chiclana, cuna de oficios: Tornero mecánico-Juan Ordóñez Millán: Un oficio redondo
PEPE VELA M. [colaboraciones].-
Era Juan un niño de cuatro años cuando pisó nuestro pueblo por primera vez, por lo que se considera tan chiclanero como el que más. Su familia se instaló provisionalmente en la Huerta de Biondi, para luego hacer vida en la calle Corredera, donde realmente transcurre su infancia, acudiendo al colegio Pamparapan con el inolvidable don Melchor.
Su gran pasión eran las motos y empezó de mecánico en la calle Churuca con un gran profesional, Manolín Benítez. Estuvo allí hasta que se fue a El Puerto de Santa María con Construcciones Elma, además de irse a trabajar a Barcelona, de donde se trajo una Montesa Impala de 175 c/c, con la que llegó a tener un grave accidente que le tuvo más de cuatro años convaleciente y motivo de sus muchas operaciones, alguna mal realizada, que le llegó a aumentar en más de 14centímetros la pérdida de su pierna. Moto que posteriormente ha acabado en un museo de Barcelona.
SU GRAN APOYO
Conoció a su mujer Juani Aragón Marín cuando ella contaba 16 años y después de ocho de noviazgo, de los cuales la mitad estuvo convaleciente por culpa del accidente, se casaron en la Iglesia Mayor, de donde partirían de viaje de novios para las islas afortunadas.
Fruto de ese matrimonio nacieron sus dos hijos, Juanito e Isabel. A ella le gustaba el trabajo que realizaba su padre, al que ayudaba en muchas ocasiones. Juan empezó a trabajar con Miñori y Nicolás “el Biela” en el taller que tenían en el Retortillo. En estas instalaciones había un torno mecánico que parecía que le estaba esperando y ahí estuvo un tiempo hasta que decidió instalarse por su cuenta.
ANDADURA EN SOLITARIO
Una vez independizado, se fue a la calle Gustavo Adolfo Bécquer, donde empezó a llegarle mucho trabajo, no solo de Chiclana sino también de otras poblaciones cercanas como Conil o Medina. Así aumentó su fama, que se fue extendiendo porque solucionaba la mayoría de las averías de maquinaria industrial.
Le buscaban hasta de la provincia de Sevilla, donde en una ocasión fue con su mandriladora, la Inteligente, como él llamaba, que había fabricado de forma artesanal y la transportaba al lugar donde se ubicaba la maquina averiada. Allí mismo le preparaba el hueco, que denominaba a ese trabajo el torneado al revés, donde una vez cogidas las medidas, en su taller torneaba la pieza que se ajustaba en el lugar previamente preparado. Otro trabajo importante fue para Lajo y Rodríguez, de Alcalá de Guadaíra, empresa muy importante dedicada al reciclaje.
LA INTELIGENTE
En una ocasión, en Rota, el portaaviones Juan Carlos I no podía salir a maniobrar pues la pista de elevar los aviones para su despegue no funcionaba y la empresa de ascensores que llevaba el trabajo se encontraba con un gran problema, pero alguien les dijo: “El único que puede arreglar esto es Juan Ordoñez, el tornero de Chiclana”.
Y así fue. Allí se presentó con sus herramientas, miró donde estaba el problema, quitó el eje que tenía holgura, preparó el hueco con su mandriladora la Inteligente, y una vez arreglado en el torno el nuevo eje, lo instalaron y pudo salir el portaaviones a navegar.
LA GUITARRA, SU OTRA VIDA
A la edad de 43 años empieza su otra gran afición, la guitarra, que muchos chiclaneros hemos visto tocar en alguna ocasión, siendo un punto de encuentro habitual el bar de José María en El Torno. Con su gran amigo Diego Mera, por cierto, uno de los mejores carpinteros que ha dado Chiclana, fabricaron una charrete. Juan se encargó de los ejes y la parte de hierro y Diego lo concerniente a la madera.
Ya tenían coche para desplazarse a las ferias. Juan tenia siempre una reala de mulos, destacando uno que llevaba por nombre Américo: “Teníamos tantas ganas de disfrutarla que una vez fuimos a la feria de Naveros con nuestras mujeres. La sorpresa es que llegamos una semana antes, nos habíamos equivocados de fecha y como llevábamos todos los avíos, nos quedamos hasta gastarlos”. Apunta Juani, presente en la entrevista, que “ese año había llovido mucho y encima la charrete se embarró. La risa salía por todos lados”.
DE FIESTA EN FIESTA
Su vida artística continuó junto a Nicolás Torres, Cuchilletas, aunque con estilos diferentes. Cuando uno cantaba, el otro le acompañaba, siendo varios años los que recorrieron juntos ferias, casetas y fiestas particulares, hasta la perdida de Nicolás que se nos fue a edad temprana. También le acompañaron otros aunque la mayoría de veces actuaba solo.
Tiene una anécdota en una caseta del Rocío donde fueron contratados. Estaba Máximo Valverde, un actor de éxito a mediados de los años 70 y principios de los 80 con aquellas películas del destape. Había una orquesta. La Mónica, que le acompañaba, dijo: “¡Máximo! ¿Esto qué es?”. Al final terminaron siendo los protagonistas de la velada.
Durante mucho tiempo alternó la música con su empresa, que término vendiendo años atrás, pero de nuevo volvió a su antiguo oficio, a su antiguo taller y con su antiguo torno, donde ha estado trabajando hasta caer enfermo.
MATRIMONIO REDONDO
Noble, emprendedor, inteligente, artista, fuerte como el hierro que manipulaba. Había encontrado un oficio redondo, como anillo al dedo. Ha llevado una vida feliz a pesar de los contratiempos, primero su accidente de moto y después la enfermedad prematura que lo tiene en cama.
Estoy seguro que encontrará la fortaleza que siempre ha tenido para seguir adelante y para eso, como siempre, primero de novios y ahora después de más de cuarenta años casados, su Juani está a su lado. En esto si podemos asegurar que ha sido un matrimonio redondo.
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