El chiringuito nacional: por la boca muere el pez

Fernando Perea [colaboraciones].-

¿Cuánto nos cuestan los chiringuitos políticos?. Están a todos los niveles de la administración y son perpetrados por todas las siglas políticas que llegan al poder que da un gobierno. Da igual que sea un Ayuntamiento o el Gobierno Central. Dependiendo de nivel territorial solo se diferencian en el número de creación y en los números de sus costos.

 

Toman forma de Agencia Pública dotada de funcionarios o de Empresa Pública con trabajadores de plantilla. Incluso de Fundaciones sin ánimo de lucro. Nacen con el pretexto (o la necesidad) de dotar de un servicio a la ciudadanía, pero a menudo derivan en agencia de colocación de afectos compañeros de partido.

Están más cerca de lo que creemos: Empresas públicas de suelo, Compañías de agua y electricidad, Empresas de puertos y aeropuertos, etc. Aquí, en este municipio, ha gobernado casi siempre -en solitario o en coalición- el mismo partido político. Hagan ustedes el esfuerzo de buscar en las nóminas de -por poner dos ejemplos- EMSISA o de Chiclana Natural apellidos o familiares de ilustres del socialismo local.

No serán pocos los casos. ¿Y por qué no hay del partido de la oposición? Sencillamente, porque no les dio tiempo en su corto periplo al frente del Consistorio. Para eso hay que convocar pseudo-oposiciones o pseudo-concursos de méritos como traje a medida del candidato predeterminado de antemano. Y eso lleva tiempo.

 

PRINCIPIOS A GUSTO DEL ENCHUFADO

Curiosamente, han estado vinculados hasta quien quiere cargárselos (al menos eso dice el programa electoral de la extrema derecha). El partido de Santiago Abascal quiere eliminar las autonomías -o cuando menos, jibarizarlas-. Sin embargo, el currículum del líder neofascista español tiene como mayor capítulo su cargo de director de la Fundación para el Mecenazgo y Patrocinio Social, creada por su mentora Esperanza Aguirre desde la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Durante el año 2013 tuvo un presupuesto de 183.600 euros de los que 82.491 (más dietas) era el sueldo de Abascal. La Fundación tuvo un único trabajador a su cargo -aparte del líder de VOX- y no se conoce actuación alguna en ese tiempo. Abascal ha renegado en público de ese período de su vida laboral, pero no hay noticia de la devolución de emolumento alguno.

El colmo de los chiringuitos es que se sepa de antemano que no van a valer para nada. La Lengua Española ha de defenderla y promoverla el gobierno central desde los Ministerios de Cultura, Educación y Universidades, en colaboración con las mayores instituciones del ámbito hispanoamericano como son el Instituto Cervantes y la Academia de la Lengua. Mal andamos si tiene que salir a ayudar un gobierno autonómico. Sobre todo cuando tampoco nadie se lo ha pedido.

Debe ser la silla de la presidencia de la Comunidad de Madrid. Es sentarse en ella y dar ganas de fundar chiringuitos. Le pasó a Aguirre con Abascal y le ha pasado a Isabel Díaz Ayuso (en adelanta, IDA) con el marxista Toni Cantó. No, no me he vuelto loco. Groucho Marx dijo aquello de Estos son mis principios. Si no les gusta, tengo otros, y Cantó ha hecho de la frase marxista su divisa personal: viajando de UPyD a C's, de C's a PP... y lo que quiera venir.

ABSORBIDO POR LO QUE DENUNCIABA

 

A ver, ¿qué puñetera falta hace que IDA defienda el castellano? Con que no atente contra él sería suficiente. Crear una Oficina del Español en Madrid ha sido menospreciar el Instituto Cervantes, la Academia, los Ministerios y la propia Lengua Española. Y son 77.000 euros anuales los que se lleva Cantó por no hacer nada que no hagan ya las anteriores.

Precisamente el valenciano tuvo una época en la que fue azote de estos chiringuitos. No había otra palabra en su discurso que esa. Por la boca muere el pez, dice el refrán y Fito Cabrales. He aquí varios de esos tweets por los que ahora debería subir un tono más del sonrojo, porque lo peor que puede pasar es que uno termine siendo absorbido por lo que denuncia.

Lo de Cantó es la sublimación de la desfachatez política de crear engendros públicos preñados de puestos laborales para los de sus propias filas. Lo hacen todos, en todos los sitios y tienen en común una única cosa: se cargan en ese presupuesto que sale de los costillares de todos los que contribuyen al erario público. ¿Cuánto nos cuestan los chiringuitos políticos? No se olviden, es tiempo de IRPF.