Mi partido (Ciudadanos) era naranja, no invisible…

CLARA CAÑIZARES (candidata a la alcaldía por Ciudadanos).-

Ha comenzado la campaña electoral, evidenciándose aún más, el descontento entre los sectores más críticos de la militancia naranja (Ciudadanos). Una indigestión que ha ido in crescendo tras la decisión de la Ejecutiva de no presentarnos a las elecciones generales y que desde el principio levantó ampollas en el seno del partido. Fue esa misma Ejecutiva la que tiempo atrás, había afirmado que las elecciones de mayo no eran un match ball y que por tanto se iría a las generales pasase lo que pasase.

Entre las voces críticas hay quienes señalan que una decisión tan vital para el partido, se tomó sin consultar a las bases, sin ni tan siquiera someterse a la aprobación del Consejo General, máximo órgano entre asambleas, con competencias tan importantes como controlar a la propia Dirección, para una mayor legitimad del proceso.

También se ha reprochado el giro de timón de la Ejecutiva, al que tildan de cobardía y abandono y con consecuencias tan inmediatas como las de dejar huérfanos a los miles de votantes de centro el próximo 23J. Y en palabras del propio Bal, “la posible disolución de facto del partido”.

Hay quienes incluso han ido más allá, alegando que la decisión del Comité Nacional responde exclusivamente a intereses personales, con el único fin de blindar la caja del partido y así asegurar la solvencia de cara a las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Todo ello con perjuicio del interés colectivo y dejando al partido en una situación de stand by, fuera totalmente del tablero político.

CONTEMPLAR EL ENCUENTRO DESDE LAS GRADAS

Y por si la cosa no estuviese lo suficientemente calentita, el Comité de Régimen Disciplinario, a petición de la Directiva, abrió expedientes disciplinarios a ciertos compañeros del partido, figuras de gran peso político y valoración pública, como es el caso Francisco Igea y Edmundo Bal, por sus críticas a la dirección naranja, algo que no tardó en incendiar las redes.

Compañeros y simpatizantes se solidarizaron con los expedientados y manifestaron su disconformidad con la decisión de la ejecutiva, a la que tildaron de injusta y arbitraria y a la que el propio Igea rubricó como El liberalismo sin libertad. El ambiente está enrarecido, hay quienes piden sin complejos la dimisión de la actual ejecutiva, a la que reprochan su incompetencia e inoperancia, otros claman por la disolución definitiva del partido y la donación de sus correspondientes fondos.

También están los impertérritos, fieles creyentes de la dirección del crucero y los que simplemente están abandonando, con mayor o menor ruido. Como militante, coincido con todos aquellos que piensan que el presentarse o no a unas elecciones, es el ser o no ser de un partido en democracia.

Desechar la oportunidad de defender públicamente las ideas, de exponer los proyectos, cerrar la puerta a exposición mediática y limitarnos a contemplar el encuentro desde las gradas, es bajar la persiana y eso no va con mi manera de entender la política. Si entras en política para ser un mero observador, es mejor que te apartes hacia un lado.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN

Cuando me propusieron defender el proyecto municipal, asumí el liderazgo, a sabiendas de lo que implicaba, pero cuando crees, hay que mojarse. ¿Tú vas a ser la valiente? Me preguntaron desde del Comité Autonómico, y sí, lo fui y lo soy. Dije que me atrevería y con más palitos en la rueda que armadura, con más motivos para abandonar que para seguir…cumplí.

Porque si te doy mi palabra, llego hasta el final. Si creo en algo, lo defiendo hasta las últimas consecuencias. Soy una persona comprometida y al igual que lo doy, lo espero. Y si hay algo en mi vida personal en la que trazo una línea roja, es en el respeto a la libertad de expresión, con eso no se juega.

Si tienes el valor para decidir algo tan determinante, tienes que tener la templanza para asumir las consecuencias y no censurar lo que te resulte incómodo por mucho que se quiera justificar el atropello. Me siento decepcionada como muchos otros, viviendo un estado de limbo contra natura.

Hoy sólo hay silencio. Mi partido era naranja, no invisible…