Papel de España en la formación del espíritu europeo

Félix de la Fuente [colaboraciones].-

“Está demostrado que todas las naciones son un solo género humano, y tienen un solo origen, que nadie es por naturaleza siervo ni esclavo de otro, y que las leyes naturales obligan a todos por igual” (Relectio de Indis, 1538, de Francisco de Vitoria).

Cuando hablamos de los inicios de la Unión Europea, pensamos inmediatamente en Francia y Alemania, también en Robert Schuman y en toda esa pléyade de grandes políticos que, una vez finalizada la segunda guerra mundial, decidieron unir a los europeos para que nunca más se volviera repetir el horror de la guerra. 

Pero jamás se nos ocurre pensar que la idea del espíritu europeo que subyace en el proyecto de integración europea del siglo pasado o los cimientos de esa “Casa común llamada Europa” se viene construyendo desde hace ya mucho tiempo, y es aquí donde España ha jugado un papel importante.

Quiero recordarlo para que al menos en este campo, acabemos de una vez con este complejo de inferioridad, tan nuestro, ante la mediocridad de nuestros políticos de las últimas décadas y ante ausencia de España en los primeros años de la UE, entonces Comunidad Europea.

FORMACIÓN DEL ESPÍRITU EUROPEO

España, y en parte también Portugal a través de la Escuela de Coímbra, ha jugado un papel único en la formación del espíritu europeo y de los valores que caracterizan el proyecto de integración europea. Es verdad que todos los países han contribuido en alguna proporción al moldeado del espíritu europeo, pero en la Península ibérica se dieron unas circunstancias históricas especiales que han propiciado que el papel ibérico en este campo sea especialmente relevante: Confrontación y convivencia con el islam, Escuela de traductores de Toledo, Camino de Santiago, Escuela de Salamanca y el imperio de Carlos V.

Voy a limitarme por razones obvias, a uno solo de estos factores: la aportación de la Escuela de Salamanca. Por Escuela de Salamanca se entiende el renacimiento del pensamiento del siglo XVI – Siglo de Oro español- en diversas áreas del saber, dirigido por un grupo de profesores de la Universidad de Salamanca, especialmente Francisco de Vitoria.

Entre los principales representantes, además de Francisco de Vitoria, está, Domingo de Soto, Luis de Alcalá, Martín de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Francisco Suárez y otros muchos. Son muchos los campos en los que destacaron y se adelantaron a su época los profesores de Salamanca, pero por razón del tema tengo que limitarme al Derecho, a la ética y a los temas políticos.

DEFENSOR DE LOS DERECHOS DE LOS INDIOS AMERICANOS

Francisco de Vitoria es considerado el padre del derecho internacional moderno y el principal defensor de los derechos humanos de los indios americanos.

“…a menos que los indios consintieran libremente, los españoles no tenían derecho a usurpar sus tierras, ni a invadir su soberanía, ni a oprimirlos de ninguna manera” (Relectio de Indis).

Una nación, nos dirá Luis de Molina, otro de los miembros de la Escuela de Salamanca, es como una sociedad mercantil en la que los gobernantes serían los administradores, pero donde el poder reside en el conjunto de los administrados considerados individualmente, cuando la idea anterior era que el poder de la sociedad sobre el individuo es mayor que el de este sobre sí mismo, ya que el poder del gobernante era una emanación del poder divino, algo que la Escuela de Salamanca rechaza.

INFLUENCIA DE SALAMANCA

Prescindo de la importancia que tuvo Salamanca en la creación de muchas teorías económicas o en el campo de la ciencia. Resumiendo, directamente la Escuela de Salamanca no tiene ninguna relación con la idea de la integración europea, pero indirectamente ha influido enormemente en los rasgos característicos de la Europa actual y muy en concreto en los valores fundamentales de la Unión Europea: derechos humanos (derecho a la vida, a la propiedad, derecho a la libertad de pensamiento, a la dignidad).

Un orden internacional justo, igualdad de todos los hombres, rechazo a la guerra Sus pensadores exploraron temas relacionados con la justicia, la propiedad, la libertad y el gobierno, sentando las bases para el desarrollo posterior de normas y principios que podrían aplicarse a nivel internacional.

Francisco de Vitoria no sólo va abriendo el camino de la defensa de los derechos humanos, de la discriminación por razón de la nacionalidad -dos de las ideas fundamentales de la Unión Europea-, sino que en cierta manera se adelanta a la ciudadanía universal de que ya está hablando Habermas y de la que la ciudadanía europea es solo un preludio.