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Rafael Reina Guerrero está cumpliendo su sueño: “Desde niño mi ilusión era ser escultor”

Su aprendizaje al lado del escultor e imaginero Fernando Murciano, le reafirmó en su convicción de dedicarse a esta bonita y apasionante profesión.-

Rafael  Reina Guerrero tiene 24 años y desde niño le gustaba dibujar. Ha ido estudiando en los colegios e institutos correspondientes a lo largo de su vida, pero lo que de verdad le atraía era la escultura y el dibujo. Empezó siendo un crío a dibujar Cristos y vírgenes y ahora está inmerso en el aprendizaje de lo que quiere ser en la vida: escultor e imaginero, en la tierra de María Santísima, donde la religión está muy presente en la vida de los andaluces y las figuras religiosas son protagonistas todo el año.

Nació en una familia de artistas. Su padre, Rafael Reina Ortiz, dibujaba y pintaba en las paredes de los colegios en los que trabajaba como conserje (se jubiló hace dos o tres años), además de ser un artista de la fotografía, especialmente religiosa, retratando todos los actos que se han celebrado en Chiclana a lo largo de más de cuarenta años, así como también de otras localidades andaluzas. Su madre, María del Carmen Guerrero, era una excelente cantaora flamenca, destacando en las saetas, logrando bastantes premios.


Siendo también una familia muy religiosa, creció entre misas, novenas, besapies, concursos y cante de saetas, procesiones, pregones y fotografías. Para Rafael era habitual ver a su padre con el trípode y su cámara de fotos de un lado para otro siguiendo un desfile procesional, lo mismo que a su madre ensayando y cantando saetas. Poco a poco se fue aficionando a todo eso.

Dice que su afición al dibujo le viene desde que levantaba pocos palmos del suelo: “Desde muy niño me gustó dibujar y pintar. Me viene de mi padre, al que veía pintar en las paredes del colegio donde trabajaba y yo me fijaba cómo lo hacía. Cogía papel y lápiz y estaba siempre dibujando Cristos y vírgenes”. Por otra parte, “mi madre iba a cursos de pintura y me fue aficionando a ésta”.

LA IMPORTANCIA DE UN BUEN MAESTRO

Con once años le llamó la atención de las tres dimensiones de una escultura, “y empecé  a descubrir el mundo de la madera, la escultura, el barro y la imaginería”. Esto le llevó a lo que hace ahora, ya que tenía muy claro cuál sería su camino. Hizo un Grado Superior de Técnica Escultórica, en la especialidad de talla de madera, piedra y molde escultórico en la Escuela de Artes Aplicadas de Sevilla de 2020 a 2022.

A la vez asistía a un taller del escultor Ángel Luis Tejero y posteriormente de Fernando Murciano Abad, alumno del escultor y profesor Juan Manuel Miñarro, con el que está actualmente. Rafa ayuda a Murciano en sus encargos, lijar, escofinar o estucar y le da tareas de escultura para seguir aprendiendo. Está policromando ángeles del reconocido escultor Francisco Buiza.

Sobre su profesor señala que “Fernando Murciano confía mucho en mí, ve que cada vez aprendo más de las técnicas de la imaginería y la escultura. Gracias a él estoy abriendo mi campo de conocimientos artísticos. Le gusta enseñar, es una persona muy llana, cercana y amante del arte y de los pocos escultores del oficio, trabaja mucho y con mucha disciplina y toca todos los palos de la imaginería”.

UNA PROFESIÓN CON MUCHAS SALIDAS

Añade que “talla las esculturas, estudia mucho la anatomía del cuerpo humano para que antes de que se vea un Cristo se vea al hombre, y antes de una Virgen una mujer, idealizada, pero una mujer. Es un amante de Bernini y Miguel Ángel. Todo lo que sabe me lo enseña y le observo continuamente. Le estoy muy agradecido por su dedicación y paciencia conmigo”.

En verano no han dejado las clases ni el trabajo para no perder la dinámica y Rafael se va cada lunes para Sevilla a continuar aprendiendo todo lo que pueda, regresando el viernes. Y así estará estos dos meses. Ahora su profesor le está enseñando todo lo relacionado con las proporciones y la anatomía de pies, manos, rostro, piernas y el cuerpo en general, “las cocinillas del escultor, que hay que mantener en secreto para no perder la magia”.

Tiene muy claro que quiere dedicarse profesionalmente a esto: “En Andalucía y sobre todo en Sevilla, la imaginería tiene mucha salida. Nuestra Semana Santa es muy rica, hay cientos de cofradías y siempre hay que hacer alguna imagen o restaurarla. Además de los particulares, que también quieren tener en sus casas alguna o para donarla a alguna hermandad”.

DESDE NIÑO QUISE SER ESCULTOR

Afirma que “desde niño mi ilusión era ser escultor y lo tuve claro siempre”. No sabe cuánto tiempo continuará con Murciano formándose: “Estaré hasta que el maestro vea que su alumno está capacitado para emprender el vuelo”.

Reseñar que Rafael Reina es amante de la Semana Santa en todas sus facetas, entre ellas la carga, siendo costalero de varias cofradías desde hace diez años. Y también ha cantado saetas siguiendo los pasos de su madre, fallecida cuando todavía era pequeño. Siendo muy joven se subió a los escenarios para interpretarlas, aunque ahora no tenga entre sus preferencias volver a hacerlo, porque “no tengo el ímpetu de antes, pero si surge algo, adelante”.

Una persona que tiene esa claridad en lo que quiere hacer, se merece triunfar en la vida y si encima es bueno y tiene madera de escultor imaginero, está claro que su nombre muy pronto empezará a ser conocido en este complicado mundo artístico. Con un buen maestro lo normal es que salga un buen alumno y Rafael lo es. Le deseamos toda la suerte del mundo en su carrera.

PACO LÓPEZ

 

 

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