EDITORIAL ABRIL 2024-Fiestas gastronómicas, marcianos y fenicios, el pan y circo de Román

Nuestros políticos locales suelen vanagloriarse de lo bien que se vive en Chiclana.-

También lo bonita que esta es, en la suerte que tenemos y un sinfín más de frases hechas, que aunque algunas sean verdad, no dejan de sonarnos a huecas por lo repetitivos que son quienes las pronuncian, especialmente el alcalde, José María Román.

Hace décadas hablaban de que lo mejor de la ciudad no era su paisaje sino su paisanaje y ahora nos ponen la cabeza como un bombo con que vivimos en el paraíso. Eso que se lo digan a los cerca de 10.000 parados que tenemos, a pesar de ser una de las ciudades turísticas más importantes de España.

Y a los que necesitan una vivienda y no pueden tenerla por el alto precio, porque el Ayuntamiento no construye casas de protección oficial o porque nadie quiere alquilar por un año, ya que con lo que cobran en julio y agosto y parte de junio ganan mucho más que por el precio normal con ésta habitada los doce meses.

En el paraíso viven los narcos asentados en Chiclana desde hace años. Entran y salen por el caño de Sancti Petri como Petri por su caño. Alguna vez, pocas, consiguen detener algún alijo o interceptar miles de litros de gasolina para las lanchas de los narcos, pero entre alijo y alijo han pasado miles de kilos por la misma playa. Allí también hacen su trabajo.

La Guardia Civil se esfuerza todo lo que puede, pero no tiene los efectivos y medios necesarios para enfrentarse a esta gente, que no dudan en atacarles incluso como sucedió en Barbate, con potentes lanchas y armas de todo tipo. Chiclana hace años que dejó de ser una ciudad tranquila y tras los problemas que los narcos tienen en el Campo de Gibraltar, han buscado nuevos horizontes y somos uno de los lugares preferidos por su gran extensión y las miles de casas ilegales que hay en el extrarradio, donde pueden pasar desapercibidos.

AHORA TODO ES FENICIO

También nos machacan con que tenemos más de 3.000 años de historia, lo que es verdad, pero hasta hace poco nos bombardeaban con que contábamos con 700 años, e hicieron unos carísimos y ridículos fastos, aunque tenemos restos romanos de más de 2.000 años. Ahora hay que vender el mundo fenicio, los restos encontrados en la zona del castillo, cuando llevamos décadas diciendo que en ese lugar había estado este pueblo de comerciantes y navegantes.

Desde que somos fenicios  todo lo que se hace es referente a estos pobladores. El alcalde ya se olvidó del marciano. Nos han llenado la ciudad de unas fuentes horrorosas, incómodas y que pierden agua. Pero son fenicias. O eso dice su escultora. Han hecho una pasarela en la que se han gastado una millonada para que los chiclaneros puedan acceder hasta el museo por ella, cuando en esa zona casi no vive nadie y la vista no puede ser más fea.

Unas regatas fenicias, una pasarela fenicia, rutas fenicias y más inventos que se sacarán de la manga para esquilmar a la Unión Europea en vez de gastar ese dinero en cuestiones que sí necesitamos. De pronto nos hemos olvidado de los romanos y de Guzmán el Bueno. Eso ya no vende.

Y mientras nos distraen con los fenicios, se siguen haciendo parcelaciones y viviendas ilegales, continúan cortando árboles impunemente para hacer chiringuitos y potenciar otros, en La Barrosa se asientan en plena duna, protegidas por ley,  pero que ni Román, biólogo para más inri, ni Roberto Palmero, concejal de Medio Ambiente, lo impiden o les obligan a que se vayan de allí y se instalen en otro lugar cercano.

Toniza ha presentado alegaciones ante la Junta al Plan de Playas. De nuevo los ecologistas son los que tienen que velar por nuestro entorno, mientras Román, que cobra una buena pasta por hacer lo que no hace, se dedica a fiestas gastronómicas y juegos florales. Y así nos va.