EDITORIAL-Agosto 2012

Cuando las cosas van mal, aún pueden ir peor.-

Estamos en plena crisis, cada día con más parados, más desahuciados, más negocios cerrados, menos empresas que abren sus puertas, menos dinero para comprar o pagar y lo mejor que se le ocurre al gobierno es adoptar unas medidas que atacan todavía más a los que peor lo están pasando. En esta crisis no se libra nadie, o casi, porque los ricos son más ricos y el gobierno, los gobiernos, en vez de gravar con impuestos más altos a los que más tienen, nos suben el IVA tres puntos de media y en artículos básicos hasta trece, pasando del 8% al 21.

Zapatero subió el IVA dos puntos y fueron pocas las protestas que le hicieron. Pero Zapatero no adoptó medidas para que no llegáramos a esta situación, que de forma escalonada no hubiera sido tan traumático como lo que está haciendo Rajoy. Ya no podemos exprimirnos más, porque hemos reducido el gasto casi al límite en muchos casos. De nuevo, al país lo tendrá que sacar adelante los que menos tenemos.

Se coge menos el coche porque la gasolina está cada día más cara, se toman menos copas en bares, se gasta menos en espectáculos, se compran menos coches, de casas ni hablar, etc., etc., etc. El resultado es claro y las empresas y comercios van cerrando sus puertas al no poder soportar más pérdidas. En vez de dar dinero a las empresas para que no se hundan se lo dan a los bancos (ZP hizo lo mismo) que, a su vez, se lo niegan a las empresas que lo necesitan, cuando deberían dárselo a bajo interés para que la economía reflote poco a poco.

Hace años que llevamos oyendo lo de la burbuja inmobiliaria, a la que nadie le hizo caso, como llevamos años escuchando lo de los problemas para los pensionistas y el copago de las medicinas, con el mismo resultado. La burbuja inmobiliaria ha arruinado a miles de empresas y familias. Millones de casas están sin vender, nuevas, esperando que alguien las adquiera. Miles de promociones se han quedado a medio hacer.

Para colmo, al no poder pagar las hipotecas al quedarse en paro millones de personas, los bancos se han convertido en las inmobiliarias más importantes y potentes, con miles de viviendas en su poder y a las que no pueden dar salida porque no hay dinero para comprarlas. Si pides un crédito al banco sólo te lo da si es para adquirir una de su casas.

Pero todo esto hay alguien que no lo nota: la casta política. Mientras todos nos ajustamos el cinturón, los políticos siguen ganando 3000 o 4000 euros de media al mes y los que están en las autonomías, Congreso y Senado, así como en Europa, casi el doble.

Un ejemplo. El portavoz del PSOE en la Diputación, o mejor dicho, el viceportavoz porque la titular no cobra al recibir el sueldo de alcaldesa, José María Román, recibe al mes lo mismo que el alcalde de Chiclana, 4.300 euros. A eso hay que sumarle otros 1.500 euros por ser concejal portavoz socialista en el Ayuntamiento de Chiclana, lo que suma 5.800 euros mensuales, casi un millón de pesetas.

Román no se baja el sueldo el 20% como apoyó en un pleno para que el equipo de gobierno lo haga, ni deja uno de los dos por solidaridad en tiempos de crisis. Pero tampoco lo hacen los del PP, IU y demás partidos y algunos tienen hasta tres o cuatro cargos y de todos trincan.

Un delegado provincial de la Junta ronda los 5.000 euros al mes. Todos son de izquierdas, al menos eso dicen, y apoyan las manifestaciones contra las reformas del PP, y se encierran en Diputación contra éstas, pero siguen cobrando 4000 y 5000 euros mensuales, mientras que los que dicen que apoyan, se mueren de hambre.