Memento mori [Memento Mori]

José Antonio Sanduvete [colaborador].-

 

     Alguien me comentaba no hace mucho el curioso hecho de que el ser humano sea el único ser vivo que tiene conciencia de su muerte. "Conciencia abstracta", especificaba, "más allá de las sensaciones o los síntomas que predicen el fallecimiento. El ser humano sabe que va a morir, que sucederá indefectiblemente más tarde o más temprano, y eso es independiente del momento en que el tránsito vaya a producirse".

     En su opinión, esto convierte al ser humano en un héroe, e incluso su vida ordinaria se convierte en una lucha titánica, digna de dioses. "Imagina, todo lo que hace el ser humano por vivir forma parte de una batalla perdida, se trata de una especie de agonía condenada a un final trágico. Esto convierte la vida humana en un acto heroico, y cada gesto, cada acción, cada pensamiento adquieren tintes dramáticos. El ser humano lucha por perdurar en el tiempo, por vivir, aun sabiendo que, a la larga, su derrota está asegurada. Incluso esos actos que habitualmente consideramos muestras de vanidad, el querer ser recordado a través de las propias obras, el permanecer en el recuerdo de los familiares y seres queridos, el quedar representado para la posteridad en alguna imagen, son ejemplos de una lucha que, bien comprendida, nos eleva a la dignidad de los dioses".

     "Es bueno pensar en la muerte", me dijo este alguien. "El ser humano ha dejado de pensar en ella, ha dejado de hablar de ella, la presenta como un tabú que mejor no mencionar, del que mejor huir. Así lo único que consigue es restar valor a su propia vida y a cada uno de sus actos".

     Yo lo miré. Me sumí en mis propios pensamientos. De fondo, todavía le oí concluir: "Piensa en la muerte. Recuerda cada cierto tiempo que vas a morir. A diario, si es necesario. No sé si así podrá alguien encontrarle sentido a la vida; desde luego, ha de servir para valorar, por escasos, por raros, todos los momentos de los que esta se compone".