Una Comisaria despistada y un Cuerpo difamado
FĂ©lix ArbolĂ [colaboraciones].-
La UniĂłn Europea, ese hĂbrido de paĂses, reencarnaciĂłn polĂtica del dios Saturno que devoraba a sus propios hijos, reconoce el derecho de sus ciudadanos a establecerse libremente y sin dar explicaciones, en cualquier paĂs que forme parte de esta Comunidad; pero las normas y menos aĂşn en polĂtica, poco tienen que ver con la realidad.
El derecho reconocido de manera ambigua por la legislación de la UE, no se lleva a la práctica porque la entrada y permanencia de ciudadanos, aún siendo miembros de esta Unión, supone una carga económica que los Estados ricos no están dispuestos a aceptar, pero sà obligar al resto.
Se da el caso paradĂłjico de que BĂ©lgica, sede de esta recreaciĂłn de la Hidra, pero de veintisiete cabezas, es el paĂs que más ha endurecido y limitado su inmigraciĂłn y hasta quiere expulsar a trescientos españoles porque llevan tres meses sin encontrar trabajo. ¿QuĂ© harĂan si se les colaran a diario centenares de personas no miembros de la UE y de forma violenta?
Cecilia Malmastrum, Comisaria europea, que tanto nos critica la forma de defender nuestras fronteras de estas incursiones, no dice nada de esta discriminación hacia estos españoles, a pesar de vivir en directo. Tampoco algunos medios de comunicación, que solo saltan si el supuesto pecado lleva los colores españoles y hay tricornios por medio.
En tiempos de Zapatero, la Unión Europea se quejó de la masiva entrada de inmigrantes por la frontera marroquà y decidió que se controlara esa continuada invasión, pero sin aportar recurso alguno. España, doblando el número de agentes de la Guardia Civil y colocando vallas, no lo consigue porque al hambre y la desesperación no hay obstáculo que se les oponga y España no está en condiciones de ofrecerles ayudas.
ATAQUES A LA GUARDIA CIVIL
Centenares de personas entran a diario en nuestras fronteras de forma ilegal y violenta y la situaciĂłn se hace insostenible. Los paĂses europeos se mantienen al margen, porque ese “vendaval” no azota sus costas, ni asola sus fronteras. Cuando se produce la inevitable tragedia, pues lo hacen engañados por mafias, en medios inapropiados y condiciones arriesgadas, Europa, a travĂ©s de su desafortunada Comisaria, lanza sus ataques contra nuestra Guardia Civil a la que acusa de lanzar pelotas de goma y devolver a los que llegan a sus lugares de procedencia.
A sus crĂticas y patrañas se suman los falsos samaritanos internos que no desaprovechan cualquier ocasiĂłn para atacar todo lo que lleve los colores de España, que no suelen ser los suyos. Y la UE nos amenaza con sanciones por el “grave” delito de defender nuestras fronteras, repeliendo de la forma más expeditiva posible estas continuas invasiones, que han saturados en exceso nuestros centros de acogida y han llenado nuestras calles de seres ociosos -no hay trabajo ni para los propios españoles-, que hablan en francĂ©s, para vergĂĽenza de sus antiguas metrĂłpolis, que los ignoran y no los acogen, como España hizo con los hispanoamericanos recientemente.
Ni una sola frase reconociendo su labor. No admiten que no podemos atenderlos de otra manera menos expeditiva, pues ni con pelotas de goma disparadas al aire impedimos sus constantes y masivos intentos.
Si esta Comisaria sueca, se quiere convertir en una Teresa de Calcuta, lo primero que tiene que hacer es mentalizar al resto de paĂses ricos, sin problemas fronterizos, para que aporten recursos y flexibilicen permisos de residencia, que son los Ăşnicos medios que se precisan y se olvide de necias peroratas. Es muy fácil pontificar y solidarizarse con la desgracia ajena desde un lujoso despacho, con sueldo millonario y un cargo para el que no está muy capacitada, a juzgar por sus inoportunas crĂticas.
DEFENSORES DE BOQUILLA
Alemania no es nada proclive a aceptar inmigrantes de color, pero a los ojos del mundo se hace paladĂn de los inmigrantes porque se quedan en España y no les llega a ellos. Suiza no quiere residentes extranjeros, pero si acepta su dinero. Francia expulsa y prohĂbe el paso por sus fronteras de gitanos rumanos y bĂşlgaros, que son de paĂses miembros y nos los pasa a nosotros para llenar nuestras calles de mendigos y hasta
delincuentes, controlados por mafias que los aleccionan y les requisan lo recaudado. No quiero decir que todos los rumanos vengan con idénticas intenciones.
España, a pesar de nuestra crĂtica situaciĂłn, dicen que debe ayudar a los que intentan saltar las vallas y acogerlos porque son seres humanos, que nadie lo duda, pero tambiĂ©n son seres humanos las familias, ancianos y niños españoles que viven en las calles, pasan dĂas sin comer y no tienen ingresos. ¿O Ă©stos no cuentan entre los defensores de boquilla de los que nos llegan del exterior?
Estoy harto de patrañas y manipuladores de la realidad, sin ahondar en la raĂz del problema y que dejen de difamar a los que merecen nuestra gratitud y reconocimiento por cumplir lo que les mandan. No es que no sienta profundamente la situaciĂłn en que se hallan estas personas, pero es evidente que la crisis actual de España, no permite hacerse cargo de estos miles de inmigrantes, pues ni siquiera puede solucionar sus propios problemas. AsĂ de lamentable y triste.
La UniĂłn Europea, ese hĂbrido de paĂses, reencarnaciĂłn polĂtica del dios Saturno que devoraba a sus propios hijos, reconoce el derecho de sus ciudadanos a establecerse libremente y sin dar explicaciones, en cualquier paĂs que forme parte de esta Comunidad; pero las normas y menos aĂşn en polĂtica, poco tienen que ver con la realidad.
El derecho reconocido de manera ambigua por la legislación de la UE, no se lleva a la práctica porque la entrada y permanencia de ciudadanos, aún siendo miembros de esta Unión, supone una carga económica que los Estados ricos no están dispuestos a aceptar, pero sà obligar al resto.
Se da el caso paradĂłjico de que BĂ©lgica, sede de esta recreaciĂłn de la Hidra, pero de veintisiete cabezas, es el paĂs que más ha endurecido y limitado su inmigraciĂłn y hasta quiere expulsar a trescientos españoles porque llevan tres meses sin encontrar trabajo. ¿QuĂ© harĂan si se les colaran a diario centenares de personas no miembros de la UE y de forma violenta?
Cecilia Malmastrum, Comisaria europea, que tanto nos critica la forma de defender nuestras fronteras de estas incursiones, no dice nada de esta discriminación hacia estos españoles, a pesar de vivir en directo. Tampoco algunos medios de comunicación, que solo saltan si el supuesto pecado lleva los colores españoles y hay tricornios por medio.
En tiempos de Zapatero, la Unión Europea se quejó de la masiva entrada de inmigrantes por la frontera marroquà y decidió que se controlara esa continuada invasión, pero sin aportar recurso alguno. España, doblando el número de agentes de la Guardia Civil y colocando vallas, no lo consigue porque al hambre y la desesperación no hay obstáculo que se les oponga y España no está en condiciones de ofrecerles ayudas.
ATAQUES A LA GUARDIA CIVIL
Centenares de personas entran a diario en nuestras fronteras de forma ilegal y violenta y la situaciĂłn se hace insostenible. Los paĂses europeos se mantienen al margen, porque ese “vendaval” no azota sus costas, ni asola sus fronteras. Cuando se produce la inevitable tragedia, pues lo hacen engañados por mafias, en medios inapropiados y condiciones arriesgadas, Europa, a travĂ©s de su desafortunada Comisaria, lanza sus ataques contra nuestra Guardia Civil a la que acusa de lanzar pelotas de goma y devolver a los que llegan a sus lugares de procedencia.
A sus crĂticas y patrañas se suman los falsos samaritanos internos que no desaprovechan cualquier ocasiĂłn para atacar todo lo que lleve los colores de España, que no suelen ser los suyos. Y la UE nos amenaza con sanciones por el “grave” delito de defender nuestras fronteras, repeliendo de la forma más expeditiva posible estas continuas invasiones, que han saturados en exceso nuestros centros de acogida y han llenado nuestras calles de seres ociosos -no hay trabajo ni para los propios españoles-, que hablan en francĂ©s, para vergĂĽenza de sus antiguas metrĂłpolis, que los ignoran y no los acogen, como España hizo con los hispanoamericanos recientemente.
Para la UE es España que no ha participado en la vida y recursos de estos paĂses, la Ăşnica responsable de su situaciĂłn. Omiten, las vidas que estos benemĂ©ritos agentes han salvado en aguas del Estrecho, arriesgando la suya propia”.
Ni una sola frase reconociendo su labor. No admiten que no podemos atenderlos de otra manera menos expeditiva, pues ni con pelotas de goma disparadas al aire impedimos sus constantes y masivos intentos.
Si esta Comisaria sueca, se quiere convertir en una Teresa de Calcuta, lo primero que tiene que hacer es mentalizar al resto de paĂses ricos, sin problemas fronterizos, para que aporten recursos y flexibilicen permisos de residencia, que son los Ăşnicos medios que se precisan y se olvide de necias peroratas. Es muy fácil pontificar y solidarizarse con la desgracia ajena desde un lujoso despacho, con sueldo millonario y un cargo para el que no está muy capacitada, a juzgar por sus inoportunas crĂticas.
DEFENSORES DE BOQUILLA
Nadie habla de nuestros agentes heridos a pedradas y palos por cumplir su misiĂłn y repeler sus acometidas. Ni el estrĂ©s que han de sufrir al tener que enfrentarse a diario con estas desesperadas personas”.
Alemania no es nada proclive a aceptar inmigrantes de color, pero a los ojos del mundo se hace paladĂn de los inmigrantes porque se quedan en España y no les llega a ellos. Suiza no quiere residentes extranjeros, pero si acepta su dinero. Francia expulsa y prohĂbe el paso por sus fronteras de gitanos rumanos y bĂşlgaros, que son de paĂses miembros y nos los pasa a nosotros para llenar nuestras calles de mendigos y hasta
delincuentes, controlados por mafias que los aleccionan y les requisan lo recaudado. No quiero decir que todos los rumanos vengan con idénticas intenciones.
España, a pesar de nuestra crĂtica situaciĂłn, dicen que debe ayudar a los que intentan saltar las vallas y acogerlos porque son seres humanos, que nadie lo duda, pero tambiĂ©n son seres humanos las familias, ancianos y niños españoles que viven en las calles, pasan dĂas sin comer y no tienen ingresos. ¿O Ă©stos no cuentan entre los defensores de boquilla de los que nos llegan del exterior?
Estoy harto de patrañas y manipuladores de la realidad, sin ahondar en la raĂz del problema y que dejen de difamar a los que merecen nuestra gratitud y reconocimiento por cumplir lo que les mandan. No es que no sienta profundamente la situaciĂłn en que se hallan estas personas, pero es evidente que la crisis actual de España, no permite hacerse cargo de estos miles de inmigrantes, pues ni siquiera puede solucionar sus propios problemas. AsĂ de lamentable y triste.
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