Hay que dar paso a las nuevas generaciones
FĂ©lix ArbolĂ [colaboraciones].-
Hay veces que surge tu lado bueno y te dan ganas de hacer un canto a la vida y a la esperanza y otras que te gustarĂa ir con el mata ratas en ristre acabando con tantos “roedores” de conciencias que a diario irrumpen en nuestras vidas. Formamos parte de un mundo difĂcil e indescriptible por la ambigĂĽedad de las circunstancias que a diario nos rodean.
Nos forjamos a base de descalabros, zancadillas y cabronadas apenas nos asomamos a la realidad y lo que es peor aĂşn, nos sentimos impotentes para luchar y liberarnos de la maldad y el egoĂsmo ajeno. Estamos tan necesitados de afecto y atenciones, de amor y solidaridad, que a veces aceptamos una simple sonrisa como reparaciĂłn a tantas crueldades padecidas.
Una palabra amable, aunque no sea sentida, del que nos tortura y atormenta, es suficiente para que paliemos nuestro rencor. Hablo en tĂ©rminos generales. El pueblo es una masa moldeable que pasa de la ferocidad del lobo a la mansedumbre de la oveja con una facilidad asombrosa. Un “vistazo” a la Historia confirmará mi teorĂa.
Proliferan una serie de depredadores incapaces de renunciar a sus lujos y privilegios y dejar pasar a los que les preceden y deben reemplazarlos. Ha desaparecido la generosidad y cuando esto ocurre lo hace también el lado humano y noble que necesitamos desarrollar.
No son capaces del auto sacrificio, en beneficio de la colectividad, los intereses generales y hasta de sus mismos familiares, a pesar de que son conscientes de que su momento ha pasado y están impidiendo el relevo a las nuevas generaciones.
DINOSAURIOS DE LA POLĂŤTICA
Vivimos dominados por autĂ©nticos dinosaurios de la polĂtica y las costumbres que no solo no quieren avanzar y seguir el ritmo de los tiempos, sino que impiden fĂ©rreamente que otros lo hagan, aunque sean conscientes de que les ha llegado la hora del “adiĂłs”. El avance tecnolĂłgico y el desarrollo intelectual solo ha servido para que los de siempre, los herederos de antiguos privilegios y oscuras fortunas, nos sigan dominando y perfeccionando sus estratagemas y mĂ©todos para perpetuarse en el poder más allá de su existencia.
Han acomodado todo el sistema a su medida, para perpetuarse en sus ventajas. Cuentan para ello con los resortes necesarios para mantener a la “plebe” callada y sumisa, pues son los dueños del dinero y la fuerza. Entre los polĂticos de las diversas tendencias y sus afines y beneficiarios, no existen diferencias fundamentales, aunque utilicen palabrerĂas altisonantes de cara a la galerĂa en sus fingidas interpretaciones en el hemiciclo.
Terminada la sesiĂłn, les veremos alternando amigablemente en sus comidas, copas y discretas reuniones a solas. Con tal de que no les supongan amenazas a sus sueldos, dietas y privilegios aceptan todo lo que se les proponga, venga de donde venga.
La polĂtica es un juego malabar donde el pĂşblico es el Ăşnico que paga y no se entera de la trampa”.
En estos dĂas he tenido ocasiĂłn de conocer el pensamiento y la meta de un grupo de jĂłvenes y me he quedado gratamente sorprendido. Nada que ver con esa masa vandálica y vociferante que arrasa nuestras calles de forma violenta e incontrolada, aunque sus quejas sean justificadas, pero no su manera de proceder; ni con esa juventud resentida en lo polĂtico y poco formada en lo cultural que, hábilmente manipulada por los gurĂşs del odio y la intolerancia, esperan alcanzar un mundo hecho a su medida donde no tengan cabida los demás. Los que creen que el bienestar social radica en la demagogia y la barbarie.
JĂ“VENES MAESTROS ESCRITORES
He llegado a esta conclusiĂłn a travĂ©s de un video en el que mi nieta y ahijada Irene, de 18 años y sus amigos y compañeros ganadores de la beca financiada por “TelefĂłnica” para un máster de “JĂłvenes Maestros escritores 2014”, comentaban de una manera improvisada sus experiencias adquiridas, exponĂan sus ilusiones de cara al futuro y hablaban sobre su vocaciĂłn literaria.
DespuĂ©s de oĂrlos y verlos, he comprendido que tenemos una juventud maravillosa y muy bien preparada, a la que ya es hora que entreguemos nuestro “testigo” y demos paso a su oportunidad. Una juventud que reclama y con todo su derecho el relevo generacional.
Me ha emocionado oĂr a esa “muñeca” de melena rubia, mañana puede que rosa y más adelante, quizás azul, expresarse con facilidad y madurez en tema tan difĂcil y complicado. Descubrir sus emociones, sus inquietudes y esa fe ciega, incuestionable, en alcanzar la meta que se han trazado, me ha llenado de orgullo y emociĂłn. Ella me confesĂł en una carta memorable que conservo, que yo habĂa sido su mentor.
Al oĂrla me he dado cuenta que me ha superado con creces y que alcanzará todo cuanto se proponga y yo no pude”.
Al menos, aunque lleve el apellido en segundo lugar, habrá una ArbolĂ que continuará y superará la labor de su abuelo en buscar e intentar conseguir ese mundo mejor para todos, que tan difĂcil nos lo ponen los dinosaurios supervivientes de un pasado oscuro y tenebroso que tiene hipotecado el presente y desahuciado el futuro. SĂ© que ella brillará con luz propia en el firmamento literario. Ese mundo por el que di todo y no pude conquistar.
ORGULLO DE ABUELO
Irene, mi sucesora, que espero me recuerde en alguno de sus Ă©xitos cuando ya no estĂ© en este mundo, fue la nĂşmero dos en esas veinticinco becas ofrecidas por la FundaciĂłn de la “TelefĂłnica”, para realizar el “máster”, a las que se presentaron dos mil.
Ya tiene su máster en “JĂłvenes Maestros Escritores 2014” y para rematar la faena ha acabado su Selectividad con un nueve y medio de nota. Si no es para sentirse orgulloso de la criatura, serĂa un insensato”.
Cosa curiosa, afirma que le gusta más escribir que leer y teme que pueda perder su propio estilo influenciada por algún autor. Esta es también mi preocupación y en mi última etapa no suelo leer libros que no tengan un interés literario, aunque sà aprovecho el tiempo libre para buscar datos y documentarme en aquello que requiera mi interés.
A excepciĂłn de Delibes y Sampedro, que gozan de una bula especial, y alguna obra que justifique esa excepcionalidad.
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