Sólo “podemos” nosotros

Félix Arbolí [colaboraciones].-

Podemos hacer mucho o no hacer nada. Podemos esforzarnos en sacar a España de la crisis en que la han sumido políticos ineficaces y egoístas de dentro y de fuera o seguir empeñados en tirar piedras al vecino u oponente, en un intento tan inútil, como salvaje, de destrozar aún  más lo poco que nos queda y merece la pena salvar.

Podemos usar la dialéctica de los puños, las pistolas y el rencor, (que no es precisamente lo que necesita España en estos momentos), u olvidar los antiguos y posibles agravios por ambas partes, en un empeño común de que no se hunda la nave y con ella desaparezca un mundo mejor que dejar a nuestros hijos y nietos.

Podemos buscar a políticos honestos y comprometidos que sustituyan a los actuales, únicos responsables de la desgracia nacional o dejarlos que sigan mangoneando con total impunidad los recursos de nuestro país”.

Ni en la guerra y posguerra, ni en los años del aislamiento, hemos vivido con esta angustia,  incertidumbre, injusticias y generalizada corrupción en las altas esferas políticas y sociales. Con el dinero robado por los honorables sinvergüenzas, políticos sin escrúpulos y tantos ilustrísimos estafadores y ladrones, podríamos vivir sin escaseces y dar ejemplo de democracia modelo a toda Europa. Vaciar los paraísos “fecales” de tanta inmundicia y sanear las arcas de un país tan duramente esquilmado. 

Podemos reclamar airados y arrasar contra todo lo que se nos ponga por delante, aunque no sea el objetivo de nuestra ira o enfrentarnos civilizadamente a los que llevan tantos años  machacándonos,  usando la eficacia del voto en las urnas, la voz de la protesta pública terca, pero pacífica  e incluso la abstención masiva en las elecciones,  para dar una contundente  y  necesaria lección a tanto mercachifle que va de político chapucero.

VENCER NUESTRA DESIDIA

No es cuestión de luchas, insultos y enfrentamientos violentos e indiscriminados, ni de rotura de propiedades públicas y privadas, sino de vencer nuestra desidia, cobardía e inmadurez y sacudir el polvo de nuestros zapatos y los recovecos de nuestras mentes, anunciando sin miedos y complejos que no estamos dispuestos a consentir tanta corrupción y ultraje por parte de una serie de “señores” que se han apoderado de nuestro destino y lo han convertido en propiedad hereditaria. Sin acobardarnos para decirle a ese político estafador que es un delincuente y no descansaremos hasta verlo tras las rejas penando su delito.

Podemos, no es palabra que pueda definir y acaparar la exclusividad de una determinada manera de hacer y enfocar la política, pues es una expresión que define la voluntad,  esfuerzo y decisión de cuantos se afanan en emprender la noble y solidaria misión de salvar a España y proteger a todos sus ciudadanos, sin tener en cuenta trasnochadas ideologías de derechas e izquierda, pocas veces no adulteradas con fines bastardos e intereses egoístas. Al menos yo lo creo así. Y nada tengo que ver con Pablos e Iglesias, gaviotas y rosales.

No consiste en hablar de las calamidades que sufrimos dando mandobles de ciego, sino de reflexionar con honestidad y madurez sobre los problemas que afligen a nuestro país y tratar de aportar soluciones eficaces y realizables.


No está la solución en criticar y descalificar al contrario, sino en desenmascararlo y combatirlo a base de razonamientos incuestionables y bien documentados, procurando antes no tener basuras ocultas bajo nuestras alfombras. 

SEMILLEROS DE CORRUPCIÓN

Eso de que este partido es un semillero de corrupción, no puede decirlo ningún otro partido en nuestro país, insisto, ninguno, porque todos tienen su lado oscuro y su propio escándalo. Hasta los que no han salido aún a la palestra, porque en sus filas siempre habrá alguna oveja descarriada.

Ya solo consentir los elevadísimos sueldos, subvenciones, dietas y privilegios que aceptan al asumir el cargo, es un claro e insolidario ejemplo de que los apuros y necesidades de los que les han votado no les interesa lo más mínimo, si repercute en la nueva vida que le han dado.

¿Por qué no claman con el mismo furor  cuando reciben esa elevadísima cantidad de dinero, privilegios y demás canonjías  por subirse al carro del poder donde viajan los “vagos” mejor pagados del país? ¿De esto no protestan, ni hacen renuncia para dar ejemplo y dejar en ridículo y vergüenza a los demás? 

Aquí no existen diferencias ideológicas, aunque con ello hacen el mismo efecto que dar una patada donde más duele a ese proletariado, al que según ellos defienden. Ya sabemos que con la derecha no contamos, pero, ¿qué ha hecho y hace la izquierda?...