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Nocturnos pero no de Chopin


FĂ©lix ArbolĂ­ [colaboraciones].-           

Todas las noches me suelo quedar en el salĂłn, mientras Maribel ya duerme y en la calle el silencio es roto solamente por las sirenas de la policĂ­a, ambulancias y bomberos.  Suele haber mucha actividad en esta zona. Mis preferencias se limitan a documentales y pelĂ­culas, nunca debates, ni programas donde la polĂ­tica sea el tema dominante.

Hay cadenas que viven exclusivamente de machacarnos lo mal que lo está haciendo el gobierno, que soy el primero en criticar cuando lo estimo necesario, y lo bien que lo harĂ­an los demás, aunque ninguno expongan un programa serio y responsable. En este desmadre todos son responsables y no se salva ni el dormido gato. 

Me gustan las pelĂ­culas que describen algo que pueda serme Ăştil o divertido. Las que me presentan episodios que me hubiese gustado vivir. Me refiero lĂłgicamente a las se refieren a historias y momentos dichosos y no a las que nos tienen cogidos a los brazos del sillĂłn o deseando que acaben. 

Soy una persona extremadamente sensible y sufro con los dramas como si se trataran de hechos reales y los estuvieran padeciendo personas conocidas. Siento una extraña y emotiva ternura ante el simple hecho de advertir un gran amor en la pareja protagonista. Verlos tan felices y compenetrados me produce una inigualable sensaciĂłn de placer. El reloj de la edad  me produce estas reacciones tan difĂ­ciles de ocultar y mi mujer, a veces, se “chuflea” de mi facilidad emotiva y ternura. Me he vuelto asĂ­ de raro. 

NOSTALGIA Y GRATITUD

He visto Ăşltimamente tres  pelĂ­culas en la televisiĂłn que me han hecho sentir a un tiempo nostalgia y gratitud: “El diario de Noa”, “Sonrisas y lágrimas” y “¿Bailamos?”.    Debo ser algo masoquista pues sĂ© el efecto que me van a producir y no dudo en grabarlas y volver a verlas. Lo más sorprendente es comprobar que el “quid” de la cuestiĂłn, no está en su argumento, que evidentemente influye, sino en sus protagonistas.

En la primera me emociona ese gran amor, casi mĂ­tico dirĂ­a yo, entre la pareja que llega con toda su carga de cariño y abnegaciĂłn hasta el final que aparece el Alzheimer en  ella. Me veĂ­a en el papel de Ă©l y me notaba un nudo en la garganta y una pena muy difĂ­cil de soportar indiferente.  

Las otras dos pelĂ­culas “Sonrisas y lágrimas” y “¿Bailamos?”, nada tienen que ver con la primera. AquĂ­ no habĂ­a pena o dolor, sino amor y ternura. La primera me fascina su parte musical y el fĂ­sico y la ternura que refleja su protagonista Julie Andrews, aunque en su vida personal me he enterado que es antipática y nada fácil de trabajar con ella. 

Hay una canciĂłn de esa pelĂ­cula, “Edelweiss”, que me pone como se dice vulgarmente “por encima de las estrellas” cada vez que la oigo. Hasta el punto que quisiera fuera la que sonara al tĂ©rmino de mi funeral, porque siento que será mi más emotiva y bella despedida. Muchos artĂ­culos han pasado al ordenador mientras la oĂ­a y “saboreaba”, pues no me canso de ella. Me merece las mayores alabanzas. Es mi melodĂ­a favorita.   

MI ACTRIZ FAVORITA

La segunda pelĂ­cula, “¿Bailamos?”, no tiene relaciĂłn con la anterior. Es agradable y entretenida, que pasarĂ­a sin pena ni gloria si no tuviera como protagonista a la actriz que más me atrae y emociona del mundo cinematográfico. Me refiero a Jennifer LĂłpez. No sĂ© por quĂ© tiene para mĂ­ ese encanto especial. No me pierdo sus interpretaciones. En todas ellas me emociona y atrae como ninguna otra. 

SĂ©  que su fĂ­sico no tiene nada que pueda destacarla entre las luminarias de Hollywood, pero a mĂ­ me gusta verla. Es su cara, su mirada perdida, su mestizaje, su rostro sin la blancura habitual de las otras actrices, su manera de bailar y cantar y esos ojos que no saben si te están  acariciando o ignorando indiferentes. Son precisamente esos contrastes los que más me entusiasman y sensaciĂłn me causan. 

Soy conscientes que hay actrices mucho más bellas, esculturales y elegantes, pero Jennifer Lynn López es mi actriz favorita No es nada sensual, solo el deseo que esa persona, a la que no conozco fuera de la pantalla, alcance la felicidad que parece no lograr en sus películas, donde el sufrimiento y la nostalgia siempre están presentes.

En el corazĂłn humano, a pesar de que estĂ© muy enamorado de mi mujer, caben muchos otros “amores” aunque no con la misma intensidad y circunstancias sin recelos entre ellos. Su oponente era Richard Gere, otro actor que sabe llegar al interĂ©s y la complicidad del espectador, aunque en su caso, mejor de la espectadora,   

Para colmo, “¿Bailamos?” se referĂ­a a una academia o salĂłn de baile, donde se aprendĂ­a a bailar, aunque no faltaran los ligones. Me acordĂ© del episodio que sufrĂ­ en una de ellas durante los años cincuenta, a mi llegada a Madrid.  Viendo la pelĂ­cula me  regresaba el pasado y mi emociĂłn y rabia aumentaba.  



               

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