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Chiclana, cuna de oficios-La almadraba-Mariano Gómez, “El Pituta”: Tierra y mar


PEPE VELA M. [colaboraciones].-

En 1928 se crea, con la protección de Miguel Primo de Rivera, el Consorcio Nacional Almadrabero y en 1929 compra la punta de la isla para dotarla de chanca y almadraba. A partir de 1940 construyen el poblado de Sancti Petri como lo conocimos, para poder albergar entre 1000 y 1500 personas, pues era la factoría más rentable. Nuestro protagonista de este mes, Mariano Gómez, El Pituta,  nació en esa época y su vida tiene mucho que ver con el mar y la almadraba.

En Sancti Petri se procesaban alrededor de 13.000 atunes al año de media, con picos de hasta 30.000 unidades más de otras especies como la melva y la albacora, también llamada sarda. Incluso aprovechaban los despojos para hacer aceites, jabones, etc.

En este ambiente y coincidiendo con el  primero del año 1928 nació Mariano Gómez, conocido por El Pituta o El Feo, pues su abuelo le decía a su padre: “Sabes que es feo el niño”. Y feo se le quedó. Y feo o guapo ya lleva encima 89 años y con empuje para muchos más.



Sus progenitores, Manuel Gómez y Josefa Martínez, eran de Sancti Petri. Su padre, capitán de barco, trabajaba para el CNA, estando siempre de una almadraba a otra por todas las que tenía la compañía repartidas por las costas de Cádiz y Huelva, llevando cargas de atunes  o de personal, pues venían a trabajar por mar desde Málaga o Huelva. Su abuela Paca regentaba La Finca, la tienda que allí había. 

Con 9 años acompañaba a su padre en todos estos viajes y con 14 entró a trabajar en la almadraba, acompañándose con el marisqueo para sacar un dinero extra. Estando en el Consorcio lo llamaban para preparar brasa de sapina para pescados, pues  en aquella época venían autocares de turistas a conocer las fabricas o a ver una levantá de atún en Bárbate, Isla Cristina o Sancti Pectri. En una levantá con la media de peso de 300 kilos se sacó un atún de más de 700.



ALMADRABA Y ESTEROS

Cuando regresó de la mili se casó con Dolores Sanduvete Alonso, hija de mariscador: “La conocía desde chiquita y hace diez años la perdí”. Fue en la iglesia de Sancti Petri: “Me dio siete hijos, todos vivos y todos buenos”.

Cinco son varones, Jesús, Manolo, Antonio, Mariano y José, y los dos otros dos hembras, Encarnación y Mari. Jesús es el que ha seguido sus pasos y el que ha estado más relacionado con el pescado. A Antonio también le ha gustado.



Alternó su trabajo en la almadraba con Barberá, que tenía dos esteros llamados El Gallo y Belén. Tras el cierre de la almadraba en 1970, como se dedicaba al pescado  y se lo llevaba a Moreno, éste le propuso  hacer un  estero. Se llevó a cabo desde el río Carrajolilla hasta Sancti Petri.

Cuenta que “se hacía un caño, una compuerta y se le ponía nombre, Siete libras, Catorce alas… Entonces me dijo que dejara dos, una para mi mujer y otra para mí”. Así se hizo y se pusieron sus nombres.

Estuvo poniendo estacas en el río de Chiclana durante más de seis meses con motivo de las riadas. En esa época no había muro y era el remedio para que el agua no se llevara las orillas. Cuando estaban  a la altura del bar El Lari le cantaban estas coplillas: “Dale otra vez y vamos a clavar las estacas, pa bajo las vamos hincá. Dale otra vez y vamos a clavar, si no convía El Lari ya no hinco más”. Y ahí salía El Lari con la botella para convidarles.



ENSEÑAR A LAS NUEVAS GENERACIONES

Mariano nunca fue al colegio, pero sabe latín. Él, mejor que nadie, conoce todos los rincones de los caños y los secretos para trabajarlos. Personas como Mariano hay que aprovecharlas para que transmitan sus conocimientos a las nuevas generaciones, por lo que conoce sobre la explotación de estos recursos.

El hombre ha sabido hacer valer unas tierras que de otra forma estarían totalmente derruidas. En un pueblo con un alto porcentaje de paro como el nuestro, unos esteros podrán en el futuro cubrir las carencias que el mar no da. Con la reducción de la pesca en alta mar y la de almadrabas, se podría, con una buena política e interés, realizar cosas y no solamente dar de comer a pájaros y pajarracos.



Le pregunto a Mariano si los esteros tienen futuro y piensa que sí. Opina igual que Miguel González, que dice que no tiene presente pero sí futuro. Afirma que con buen hacer se puede criar de todo, como ocurre en las rías gallegas.

Hablar con Mariano es recibir una dosis de interés por este asunto que ha sido su trabajo, su ocio y su vida y espero que las instituciones sepan aprovechar a estas personas que tienen mucho que enseñar y que no está en los libros, antes de que les echemos de menos y sea tarde para sacarle provecho en bien de la sociedad, a hombres como él, que se ha llevado toda su vida entre la tierra y el mar.





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