De cháchara
Félix de
la Fuente Pascual [colaboraciones].-
Diez veces
me ha llegado al móvil la misma noticia en el espacio de una hora. Imágenes de
video que recibí hace un año, me vuelven por WhatsApp o por e-mail como si se
tratara de la última novedad. No cabe duda de que el ciudadano está actualmente
mucho más informado que hace una década.
Y también
es verdad que los beneficios de la era de la informática son mucho mayores que
las desventajas, pero ¿realmente podemos quedar satisfechos pensando que hemos
puesto ya una pica en Flandes cuando reenviamos una noticia a todos nuestros
amigos? ¿Nos hemos preguntado quién es el creador de la noticia o de la imagen?
¿No se nos va la fuerza por la boca o por los dedos?
Personas
que se pasan el día reenviando mensajes, cuya veracidad ni siquiera han
contrastado. ¿Realmente podemos quedar satisfechos de haber dedicado dos horas
a este chafardeo mediático? ¡Cuánta pólvora mojada! ¡Cuánta información basura!
¡Cuánta frustración! Nos creemos informados y lo que realmente estamos es manipulados.
La
manipulación y el adoctrinamiento a que estamos sometidos los simples
ciudadanos son enormes. El resultado de todo este bombardeo mediático para
algunos es una droga, mientras que para otros es un envenenamiento de la sangre
y una frustración al sentirse impotentes antes las malas noticias, que suelen
tener más peso que las buenas.
Los
efectos de la droga ya los conocemos, pero lo que no conocemos es la terapia
para liberarse de la frustración y del envenenamiento sanguíneo. Permanecer
pasivos (callarse, no participar en las elecciones) puede ser una mala
solución, pues supone una retirada. Prestarse al juego de los poderes fácticos,
ya sean económicos o políticos (afiliarse a un partido político, crear uno
nuevo), es todavía peor, pues puede suponer una mayor frustración aún.
Para la
creación de un partido nuevo se precisa, además de la ilusión de sus
fundadores, que se supone, un conjunto de circunstancias y, entre ellas, el
apoyo de grandes poderes económicos o mediáticos (léase Mediapro o Banco de Sabadell, entre otros), pues los partidos
existentes se oponen rotundamente a cualquier reparto del pastel.
La
solución podría estar -¿por qué no intentarlo?- en actuar pero de forma
totalmente diferente: altruista y solidaria, al margen de los partidos
políticos y de los poderes fácticos, sin pretensiones económicas ni egoísmos de
imagen: voluntariado político. Dejémonos
de tanto mensajito: más que informados, estamos desinformados.
Empleemos
el móvil para algo positivo. Contra la frustración y el desaliento el mejor
antídoto es la acción. Las cosas no cambian por sí solas. El año que viene
tenemos al menos dos citas con las urnas: las municipales y las elecciones al
Parlamento Europeo. Votemos, pero no a favor de un partido para echar a otro.
Votemos, pero para echarlos a todos. El móvil lo tienes en tus manos.
Pon tu comentario