¿Qué Parlamento Europeo queremos?
Félix de la Fuente [colaboraciones].-
En la campaña de las elecciones nacionales no se ha hablado, ni se
habla nunca de la UE, y, por lo que estamos viendo, tampoco ahora, en campaña
de las elecciones al Parlamento Europeo, se quiere hablar de Europa. ¿Para qué nos vamos a molestar en hablar de la UE,
si sabemos que el Parlamento Europeo tiene una importancia muy relativa?
Esto es lo que piensan los políticos y también los ciudadanos. Las
decisiones importantes que afectan a los ciudadanos de la UE no se toman en el
Parlamento Europeo, sino en el Consejo Europeo o en el Consejo de Ministros de
la UE, es decir, vulgarmente en Berlín, París, Madrid, Roma… y por los
gobiernos de los Estados miembros.
¿Cómo se van a interesar los ciudadanos por la el Parlamento
Europeo, si saben que los europarlamentarios en general votan en clave
nacional, es decir según dictan la central nacional de su respectivo partido?
Tampoco los ciudadanos ven como una amenaza seria el auge de los partidos
xenófobos y nacionalistas, unos porque ya votan en sus países a favor de estos
partidos, y otros, porque no están convencidos de que su voto sirva para algo.
Sin embargo, el Parlamento Europeo debería jugar en la UE el papel
que realiza cualquier parlamento en una democracia. Recordemos que éste podrá
presentar una moción de censura contra la Comisión, pero no contra el Consejo.
Recordemos también que en los principales problemas que afectan actualmente a
la UE, dicho parlamento solamente tiene un papel consultivo, no decisivo.
Además, en el Parlamento Europeo el interés nacional prima por
encima del interés de todos los ciudadanos de la UE. Lo hemos visto en el caso
del rescate de Grecia. Los europarlamentarios solamente votarán a favor de los
intereses de los ciudadanos de toda la UE, cuando estos intereses sean
compatibles con los intereses de su propio país, pero no en caso contrario.
¿Queremos que los ciudadanos vuelvan a sentirse ilusionados con la integración
europea?
LOS CIUDADANOS LOS PROTAGONISTAS
¿Queremos un parlamento que se preocupe de todos los ciudadanos de
la UE, independientemente de su nacionalidad? Pues, en ese caso, tiene que ser
un parlamento elegido al menos en parte por los ciudadanos de todos los países
de la Unión, un parlamento que derribe fronteras, no que las cree o las
mantenga artificialmente; un parlamento cuyos miembros sean elegidos, al menos
parcialmente, por todos los ciudadanos de la UE en unas listas transeuropeas
independientes de los partidos políticos.
Tiene que haber entonces unas elecciones en las que los ciudadanos
se sientan protagonistas, en las que vean, además, que su voto tiene una razón
de ser y que no es a favor o en contra de un partido nacional. Mientras los
ciudadanos no puedan elegir directamente al presidente del Consejo, pensaran
que pueden elegir a los peones, pero no al Rey.
Pero es necesario mucho más: los políticos deben reconocer que son
incapaces de solucionar por sí solos muchos de los problemas que tenemos en
España, reconocer que la UE es necesaria para la existencia de España y de
Europa; deben reconocer que la UE no es una institución donde colocar a los
amigos, sino un espacio donde no haya vencedores ni vencidos y un lugar de
encuentro pacífico de todos los europeos.
Mientras tanto, que no culpen a los partidos xenófobos ni
nacionalistas. Estos partidos son el resultado, no la causa de una política
europea errónea. Y las enfermedades se curan atacando a la causa, no a los
efectos.
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