La globalización de la UE en peligro por la globalización general
Félix de la Fuente [colaboraciones].-
La globalización o la mundialización, como prefieren decir otros, es una realidad imparable, que en los tiempos modernos está adquiriendo unas características especiales y unas dimensiones incalculables. Aunque la globalización se haya venido gestando lentamente durante mucho tiempo, podríamos decir que con la creación de la Comunidad Europea -después Unión Europea- dio un paso de gigante y, además, en el buen sentido.
Apelando al principio de que todas las personas somos iguales ante la Ley, deberíamos estar orgullosos de que la mundialización nos haya acercado a los ciudadanos de todo el mundo. Sin embargo, dudo de que hayamos avanzado mucho en la lucha por elevar el nivel económico y social de los más desfavorecidos, pues la mundialización, aunque haya contribuido al bienestar de millones de personas en los países menos desarrollados, ha condenado a la precariedad a millones de jóvenes del mundo industrializado, que están viendo con sus propios ojos cómo, a pesar de los avances de la técnica y a pesar del triunfalismo de los políticos, su nivel de vida es inferior al de sus padres.
¿Qué es lo que está sucediendo? En Europa tenemos dos globalizaciones: la de los países miembros entre sí y la globalización general de la UE con el resto del mundo. Una globalización dentro de otra: De una forma muy simplista, yo hablaría de globalización buena o positiva refiriéndome a la primera y de globalización mala o negativa al pensar en la segunda. En realidad, la globalización no tiene por qué ser ni buena ni mala, pero por sus consecuencias o por la forma cómo se está gestionando sí les podemos aplicar un calificativo.
¿Por qué calificamos de positiva la globalización de los países de la UE y de negativa la globalización general? Por sus resultados. La primera nos ha traído paz y bienestar y se basa en la solidaridad. De la segunda no podemos decir lo mismo y se basa en la competencia comercial.
FALTA DE UNIDAD POLÍTICA
Se suele hablar de tres clases de mundialización: la económica, la cultural y la política, Dentro de la UE se dan estas tres clases. Primero fue la económica (libre circulación de mercancía”). La libre circulación de personas y el turismo han contribuido a la mundialización cultural, pero ha sido la mundialización política, a través de la legislación y de las instituciones de la Unión, la que más ha contribuido al acercamiento y a la cohesión entre los ciudadanos de la Unión.
Sin embargo, la UE no constituye un espacio cerrado y esta cohesión entre los ciudadanos de la Unión se enfrenta a una desconexión política con los ciudadanos del mundo y a la globalización negativa. Es verdad que existe cierta cohesión política a nivel internacional a través de la Organización Mundial del Comercio, pero esta organización permite unas condiciones desiguales en el ámbito laboral, social y medioambiental que no contribuyen a la cohesión social.
La globalización de la UE se ve amenazada por el estancamiento de la globalización política interna, por un lado, y por la globalización general, por otro. Es en esa dirección hacia donde debe avanzar la integración europea o globalización positiva. Cuanto más avance la globalización política tanto más avanzará el acercamiento entre los ciudadanos.
No es la globalización el problema. Es la falta de regulación mundial, para que el ascenso de los países menos industrializados no se haga a costa del descenso de los ciudadanos de los países industriales. La globalización de los países de la UE entre sí no es el problema. El problema es la falta de unidad política de los países de la Unión.
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