EN LAS NUBES NO HAY RESPUESTAS (Up in the air)
AL SALIR DEL CINE
César Bardés [colaborador]
Un tipo tiene un trabajo en el que se dedica a dar la cara por aquellos que no se atreven a decir a sus empleados que están despedidos. Viaja casi todos los dĂas del año y acumula millas en un hogar hecho de nubes y cielos azules. Lleva una maleta básica y una mochila vacĂa y se siente libre allĂ arriba, donde no hay ataduras ni con personas, ni con cosas, ni con vidas que destruye, ni con sucesos de una rutina que ni siquiera conoce. Él cree que entre las nubes están todas las respuestas que necesita.
Más informaciĂłn sobre esta pelĂcula
Poco a poco, esa armadura que se ha creado y que le protege hasta vagar sin alma va cayendo a pedazos mientras toma tierra en el aterrizaje forzoso de su existencia. Piensa que su trabajo es creativo y que es necesario porque sabe cĂłmo tratar asuntos tan delicados como la pĂ©rdida de la esperanza de una persona cuando pierde su empleo. Intenta llenar todas sus carencias con una meta tan absurda como alcanzar la posesiĂłn de una tarjeta de cliente privilegiado de unas lĂneas aĂ©reas. Las grietas se suceden y siente que esa felicidad perfecta que se ha buscado no es más que vapor de agua acumulado en el cielo, una falsa coartada para arrastrar un equipaje tan ligero que no tiene ni carga vital que acarrear.
Detrás de las ventajas falsamente añadidas de no tener que esperar colas, de ser saludado en todos los aeropuertos como un viejo conocido, de acumular puntos de fidelidad en huecas promociones de hoteles y de viajes, se esconde la tragedia de la soledad más infinita aĂşn más acentuada por obligarse a vivir en un continuo trasiego que le rodea de gente que desconoce y, lo que es aĂşn peor, por la que no siente el más mĂnimo deseo de conocer. En el fondo, Ă©l es tan trágico como lo es su trabajo. Y tiene menos esperanzas que los empleados que despide.
Y es que comienza a tener la certeza de que en las nubes no están las autĂ©nticas respuestas. Tan sĂłlo hay un escondite perfecto para el lujo y para la ausencia de responsabilidades. Él no sabe lo que es el calor de unos brazos en unas sábanas que consuelan de un dĂa demasiado duro. Tampoco tiene ni idea de lo que es llegar a una casa y oĂr el griterĂo de unos niños que juegan, saltan y trastean en busca de una diversiĂłn que la edad adulta se empeñará en negar. Es un hombre solo con una maleta como Ăşnico asidero y cuando intenta buscar otro, se da cuenta de que las nubes no son sĂłlidas y allĂ no hay agarraderos donde echar raĂces.
Jason Reitman dirige con sobriedad y acierto una pelĂcula que contiene una excelente banda sonora y que se apoya en la actuaciĂłn maravillosa de un George Clooney al que no le hace falta hablar para expresar todo lo que siente. Detrás de Ă©l, hay un par de actrices que están en primera clase como Vera Farmiga y, sobre todo, Anna Kendrick en su intento de forjarse una coraza de las mismas hechuras que lleva el protagonista y que se despedaza porque no encuentra ni un leve rastro de humanidad con la que engrasarla. El resultado de todo ello es una fábula del hombre moderno que concluye con un intento de amanecer entre nubes porque, quizá, sea la Ăşnica respuesta que ellas guardan para todos aquellos que dejaron de tener trabajo o que fueron despedidos de la vida porque no renovaron el contrato del sentimiento.
César Bardés
César Bardés [colaborador]
Un tipo tiene un trabajo en el que se dedica a dar la cara por aquellos que no se atreven a decir a sus empleados que están despedidos. Viaja casi todos los dĂas del año y acumula millas en un hogar hecho de nubes y cielos azules. Lleva una maleta básica y una mochila vacĂa y se siente libre allĂ arriba, donde no hay ataduras ni con personas, ni con cosas, ni con vidas que destruye, ni con sucesos de una rutina que ni siquiera conoce. Él cree que entre las nubes están todas las respuestas que necesita.
Más informaciĂłn sobre esta pelĂcula
Poco a poco, esa armadura que se ha creado y que le protege hasta vagar sin alma va cayendo a pedazos mientras toma tierra en el aterrizaje forzoso de su existencia. Piensa que su trabajo es creativo y que es necesario porque sabe cĂłmo tratar asuntos tan delicados como la pĂ©rdida de la esperanza de una persona cuando pierde su empleo. Intenta llenar todas sus carencias con una meta tan absurda como alcanzar la posesiĂłn de una tarjeta de cliente privilegiado de unas lĂneas aĂ©reas. Las grietas se suceden y siente que esa felicidad perfecta que se ha buscado no es más que vapor de agua acumulado en el cielo, una falsa coartada para arrastrar un equipaje tan ligero que no tiene ni carga vital que acarrear.
Detrás de las ventajas falsamente añadidas de no tener que esperar colas, de ser saludado en todos los aeropuertos como un viejo conocido, de acumular puntos de fidelidad en huecas promociones de hoteles y de viajes, se esconde la tragedia de la soledad más infinita aĂşn más acentuada por obligarse a vivir en un continuo trasiego que le rodea de gente que desconoce y, lo que es aĂşn peor, por la que no siente el más mĂnimo deseo de conocer. En el fondo, Ă©l es tan trágico como lo es su trabajo. Y tiene menos esperanzas que los empleados que despide.
Y es que comienza a tener la certeza de que en las nubes no están las autĂ©nticas respuestas. Tan sĂłlo hay un escondite perfecto para el lujo y para la ausencia de responsabilidades. Él no sabe lo que es el calor de unos brazos en unas sábanas que consuelan de un dĂa demasiado duro. Tampoco tiene ni idea de lo que es llegar a una casa y oĂr el griterĂo de unos niños que juegan, saltan y trastean en busca de una diversiĂłn que la edad adulta se empeñará en negar. Es un hombre solo con una maleta como Ăşnico asidero y cuando intenta buscar otro, se da cuenta de que las nubes no son sĂłlidas y allĂ no hay agarraderos donde echar raĂces.
Jason Reitman dirige con sobriedad y acierto una pelĂcula que contiene una excelente banda sonora y que se apoya en la actuaciĂłn maravillosa de un George Clooney al que no le hace falta hablar para expresar todo lo que siente. Detrás de Ă©l, hay un par de actrices que están en primera clase como Vera Farmiga y, sobre todo, Anna Kendrick en su intento de forjarse una coraza de las mismas hechuras que lleva el protagonista y que se despedaza porque no encuentra ni un leve rastro de humanidad con la que engrasarla. El resultado de todo ello es una fábula del hombre moderno que concluye con un intento de amanecer entre nubes porque, quizá, sea la Ăşnica respuesta que ellas guardan para todos aquellos que dejaron de tener trabajo o que fueron despedidos de la vida porque no renovaron el contrato del sentimiento.
César Bardés
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