La otra crisis
CARTAS AL PERIĂ“DICO
Miguel GarcĂa
Al igual que hablan de enfermedades silenciosas, capaces de acabar con nosotros sin que nos demos cuenta, hay otra crisis silenciosa que no tiene nada que envidiar a la econĂłmica.
Si bien la falta de recursos nos asfixia cada dĂa un poco más, la falta de ideas acabará destrozándonos. La crisis econĂłmica la pasaremos como podamos, con mucho sacrificio y con verdaderas tragedias personales.
La segunda crisis sigue, y seguirá ahĂ, entre nosotros, haciendo que cada vez seamos más individualistas, y lo que es peor, que nada nos preocupe hasta llegado el momento en que no podamos remediarlo. Si esa preocupaciĂłn no es compartida por nadie, ¿QuiĂ©n nos ayudará?
Todo esto viene por las últimas charlas que he mantenido con amigos, conocidos y compañeros. Nos abandonamos al conformismo, a la queja estéril, a la falta de iniciativa.
Criticamos, pero no reclamamos. Insultamos, pero no hablamos. Buscamos culpables, pero no soluciones.
Justo hoy, desayunando con un amigo de esos que hacen que la amistad merezca la pena, me comentaba: “No se puede cambiar nada”. Al preguntarle que si no querĂa cambiar las cosas de cara al futuro, ya que ambos tenemos hijos, me contestĂł sin dudar: “Mi hijo que se busque la vida, al igual que hice yo”.
AĂşn no salgo de mi asombro. Su vida podĂa haber sido mejor, pero es lo que hay. La vida sus hijos, y los mĂos, tambiĂ©n puede ser mejor, pero para ello no podemos aceptar la fatalidad del destino. Debemos hacer que las cosas cambien.
Nuestros dirigentes, de uno y otro signo polĂtico, nos han robado la iniciativa. Nos preguntan cada cuatro años y esperamos otros cuatro para mostrar nuestra disconformidad. Nos hacen peores personas, dĂa a dĂa, enfrentándonos. Da igual si es andaluces contra catalanes, empresarios contra trabajadores, progresistas contra conservadores, empleados pĂşblicos contra privados.
Eso si, asĂ nos va. A ellos mejor y a nosotros peor. Debe haber otro tipo de polĂtica, quizás más acertada o más fallida, pero desde luego más participativa y cercana al ciudadano.
Mientras no cambiemos esto, empezando por nosotros, vamos dados. Creo que debe haber más personas que compartan estas ideas, pero aĂşn no las he encontrado. ¿Te apuntas?
Miguel GarcĂa
Al igual que hablan de enfermedades silenciosas, capaces de acabar con nosotros sin que nos demos cuenta, hay otra crisis silenciosa que no tiene nada que envidiar a la econĂłmica.
Si bien la falta de recursos nos asfixia cada dĂa un poco más, la falta de ideas acabará destrozándonos. La crisis econĂłmica la pasaremos como podamos, con mucho sacrificio y con verdaderas tragedias personales.
La segunda crisis sigue, y seguirá ahĂ, entre nosotros, haciendo que cada vez seamos más individualistas, y lo que es peor, que nada nos preocupe hasta llegado el momento en que no podamos remediarlo. Si esa preocupaciĂłn no es compartida por nadie, ¿QuiĂ©n nos ayudará?
Todo esto viene por las últimas charlas que he mantenido con amigos, conocidos y compañeros. Nos abandonamos al conformismo, a la queja estéril, a la falta de iniciativa.
Criticamos, pero no reclamamos. Insultamos, pero no hablamos. Buscamos culpables, pero no soluciones.
Justo hoy, desayunando con un amigo de esos que hacen que la amistad merezca la pena, me comentaba: “No se puede cambiar nada”. Al preguntarle que si no querĂa cambiar las cosas de cara al futuro, ya que ambos tenemos hijos, me contestĂł sin dudar: “Mi hijo que se busque la vida, al igual que hice yo”.
AĂşn no salgo de mi asombro. Su vida podĂa haber sido mejor, pero es lo que hay. La vida sus hijos, y los mĂos, tambiĂ©n puede ser mejor, pero para ello no podemos aceptar la fatalidad del destino. Debemos hacer que las cosas cambien.
Nuestros dirigentes, de uno y otro signo polĂtico, nos han robado la iniciativa. Nos preguntan cada cuatro años y esperamos otros cuatro para mostrar nuestra disconformidad. Nos hacen peores personas, dĂa a dĂa, enfrentándonos. Da igual si es andaluces contra catalanes, empresarios contra trabajadores, progresistas contra conservadores, empleados pĂşblicos contra privados.
Eso si, asĂ nos va. A ellos mejor y a nosotros peor. Debe haber otro tipo de polĂtica, quizás más acertada o más fallida, pero desde luego más participativa y cercana al ciudadano.
Mientras no cambiemos esto, empezando por nosotros, vamos dados. Creo que debe haber más personas que compartan estas ideas, pero aĂşn no las he encontrado. ¿Te apuntas?
A parte de económica la crisis es mental. La desgana se ha hecho cargo de la situación. Mal para salir de ella y más con la mentalidad de los chiclaneros.
ResponderEliminar"La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los paĂses es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafĂos, sin desafĂos la vida es una rutina, una lenta agonĂa..."
ResponderEliminarEsto he leido por algún sito, pero por más que lo intento yo no veo solución ni salida a mis problemas económicos y laborales, al menos de momento.
fumanchu dice: muchos chanditas nai, mucha loteria, muchor cordones de oro, mucha tv, mucho sofas, las novelas, juan y medio, guertesita por los martes, solesito por er paseo maritimo, paseito por la calle la vega, rutitas de colecterol. este gobierno lo que hace es tentarte. pero por zatanas que a mi no me van a coje.
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