Azares del destino y de la historia
José Antonio Sanduvete [colaborador]
Cuando PlatĂłn concluyĂł el Ăşltimo de sus diálogos, lo enrollĂł y sellĂł con satisfacciĂłn. HabĂa sido capaz de plasmar por escrito todas las ideas que durante años habĂan estado bullendo en su mente, ideas originales, distintas a las de sus contemporáneos, y lo habĂa hecho, además, de forma bella, literaria, jugando tanto con la perfecciĂłn del lenguaje griego como con los conceptos tratados. ¡QuĂ© gran creaciĂłn la de aquel personaje, SĂłcrates!
Gracias a Ă©l, sus argumentaciones se habĂan desarrollado en toda su verdadera dimensiĂłn. El personajes de SĂłcrates serĂa el gran mediador entre el mundo y su trascendencia, y la historia, desde luego, le recordarĂa como el nexo ideal entre la ficciĂłn en la que se movĂa y Ă©l, PlatĂłn, el autor, el genial creador de un edificio conceptual que serĂa recordado durante generaciones.
Cuando Fernando Pessoa concluyĂł su obra, firmĂł con el nombre de otro y se sintiĂł satisfecho. FirmĂł, en realidad, con los nombre de varios otros, con nombres ficticios que habĂan dejado de serlo en sus manos. Pronto todos alabarĂan, por ejemplo, a Ricardo Reis, su poesĂa y las pequeñas piezas de su vida que habĂan sido inteligentemente dejadas en el camino de los investigadores le convertirĂan en inmortal, a Ricardo Reis, alguien que ni siquiera habĂa existido nunca. Fernando Pessoa serĂa un desconocido, sĂ, un alma gris que apenas hizo nada destacable en su vida. Pero nadie sabrĂa, nadie podrĂa ni tan siquiera sospechar, que aquel Ricardo Reis al que todos buscarĂan habĂa salido, porque sĂ, de sus anĂłnimas manos.
Cuando PlatĂłn concluyĂł el Ăşltimo de sus diálogos, lo enrollĂł y sellĂł con satisfacciĂłn. HabĂa sido capaz de plasmar por escrito todas las ideas que durante años habĂan estado bullendo en su mente, ideas originales, distintas a las de sus contemporáneos, y lo habĂa hecho, además, de forma bella, literaria, jugando tanto con la perfecciĂłn del lenguaje griego como con los conceptos tratados. ¡QuĂ© gran creaciĂłn la de aquel personaje, SĂłcrates!
Gracias a Ă©l, sus argumentaciones se habĂan desarrollado en toda su verdadera dimensiĂłn. El personajes de SĂłcrates serĂa el gran mediador entre el mundo y su trascendencia, y la historia, desde luego, le recordarĂa como el nexo ideal entre la ficciĂłn en la que se movĂa y Ă©l, PlatĂłn, el autor, el genial creador de un edificio conceptual que serĂa recordado durante generaciones.
Cuando Fernando Pessoa concluyĂł su obra, firmĂł con el nombre de otro y se sintiĂł satisfecho. FirmĂł, en realidad, con los nombre de varios otros, con nombres ficticios que habĂan dejado de serlo en sus manos. Pronto todos alabarĂan, por ejemplo, a Ricardo Reis, su poesĂa y las pequeñas piezas de su vida que habĂan sido inteligentemente dejadas en el camino de los investigadores le convertirĂan en inmortal, a Ricardo Reis, alguien que ni siquiera habĂa existido nunca. Fernando Pessoa serĂa un desconocido, sĂ, un alma gris que apenas hizo nada destacable en su vida. Pero nadie sabrĂa, nadie podrĂa ni tan siquiera sospechar, que aquel Ricardo Reis al que todos buscarĂan habĂa salido, porque sĂ, de sus anĂłnimas manos.
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