LA SEGURIDAD BIEN ENTENDIDA
Miguel Angel Bolaños [colaborador]
La seguridad bien entendida empieza por uno mismo. Y eso Israel lo lleva hasta las Ăşltimas consecuencias. PodrĂamos acudir al viejo axioma de que quien olvida su historia está condenado a repetirla pero sinceramente, creo que es un recurso fácil e insuficiente para explicar por quĂ© Israel actĂşa como actĂşa.
Lo del ataque (desproporcionado a todas luces, a pesar de lo que la caverna mediática pueda decir), a la llamada Flotilla de la Libertad ha sido un error más (que no el último), de un estado que vive amparado por el miedo. El miedo a ser atacado por los enemigos que le rodean y el miedo que el propio estado instila en sus ciudadanos como medida preventiva.
Un cĂrculo vicioso en el que los sectores más ultras de Israel parecen ser los más beneficiados. Curiosamente, el “ala dura” de la polĂtica hebrea es la que sale fortalecida en etapas en las que el miedo crece por doquier. El miedo como arma polĂtica, siempre Ăştil, siempre efectivo.
Miedo tambiĂ©n es el que hay en la comunidad internacional, pacata y temerosa ante un pequeño paĂs mediterráneo pero cuyos poderosos tentáculos sirven para que el terror se convierta en una simple acciĂłn de seguridad defensiva. Es normal que Estados Unidos (ni siquiera estando liderados por el 'progre' Obama), no condene estas acciones. La inservible ONU tampoco alza la voz, maniatada por poderes externos y vetos anticuados. Los demás, condenan pero este gesto ha quedado reducido a la mĂnima expresiĂłn. Entonces, ¿por dĂłnde queda la salida para este conflicto?
El ataque a estos barcos que llevan ayuda humanitaria a Gaza es el pretexto. Desde hace más de medio siglo pervive un conflicto creado por las antiguas metrĂłpolis (creaciĂłn artificial del estado de Israel sobre suelos ocupados, contestaciĂłn de la parte palestina, sojuzgamiento, guerras colaterales con los vecinos, nuevos conflictos, terrorismo de baja y alta intensidad por ambas partes, fundamentalismo religioso...), y precisamente tienen que ser esas antiguas metrĂłpolis las que pongan paz en la zona. La comunidad internacional tiene que practicar una cirugĂa inmediata, una cirugĂa de hierro, para poner las cosas en su sitio. Israel se cree impune. Los árabes se creen con derecho a responder, y mientras tanto, nosotros asistimos atĂłnitos al dantesco espectáculo de ocupaciĂłn y terror mientras comemos acompañados por el telediario de las tres.
La seguridad bien entendida empieza por uno mismo. Y eso Israel lo lleva hasta las Ăşltimas consecuencias. PodrĂamos acudir al viejo axioma de que quien olvida su historia está condenado a repetirla pero sinceramente, creo que es un recurso fácil e insuficiente para explicar por quĂ© Israel actĂşa como actĂşa.
Lo del ataque (desproporcionado a todas luces, a pesar de lo que la caverna mediática pueda decir), a la llamada Flotilla de la Libertad ha sido un error más (que no el último), de un estado que vive amparado por el miedo. El miedo a ser atacado por los enemigos que le rodean y el miedo que el propio estado instila en sus ciudadanos como medida preventiva.
Un cĂrculo vicioso en el que los sectores más ultras de Israel parecen ser los más beneficiados. Curiosamente, el “ala dura” de la polĂtica hebrea es la que sale fortalecida en etapas en las que el miedo crece por doquier. El miedo como arma polĂtica, siempre Ăştil, siempre efectivo.
Miedo tambiĂ©n es el que hay en la comunidad internacional, pacata y temerosa ante un pequeño paĂs mediterráneo pero cuyos poderosos tentáculos sirven para que el terror se convierta en una simple acciĂłn de seguridad defensiva. Es normal que Estados Unidos (ni siquiera estando liderados por el 'progre' Obama), no condene estas acciones. La inservible ONU tampoco alza la voz, maniatada por poderes externos y vetos anticuados. Los demás, condenan pero este gesto ha quedado reducido a la mĂnima expresiĂłn. Entonces, ¿por dĂłnde queda la salida para este conflicto?
El ataque a estos barcos que llevan ayuda humanitaria a Gaza es el pretexto. Desde hace más de medio siglo pervive un conflicto creado por las antiguas metrĂłpolis (creaciĂłn artificial del estado de Israel sobre suelos ocupados, contestaciĂłn de la parte palestina, sojuzgamiento, guerras colaterales con los vecinos, nuevos conflictos, terrorismo de baja y alta intensidad por ambas partes, fundamentalismo religioso...), y precisamente tienen que ser esas antiguas metrĂłpolis las que pongan paz en la zona. La comunidad internacional tiene que practicar una cirugĂa inmediata, una cirugĂa de hierro, para poner las cosas en su sitio. Israel se cree impune. Los árabes se creen con derecho a responder, y mientras tanto, nosotros asistimos atĂłnitos al dantesco espectáculo de ocupaciĂłn y terror mientras comemos acompañados por el telediario de las tres.
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