Logo Derecho - Bann

TRANQUILAS CRISIS NERVIOSAS (La vida privada de Pippa Lee)

AL SALIR DEL CINE
César Bardés
[colaborador]

En el rompecabezas que se va encajando, pieza a pieza, para conformar el contorno de una mujer hay vivencias, experiencias, frenos, acelerones, desesperanzas, ilusiones, búsquedas y derrotas hasta que un buen día mira hacia su interior y lo que ve es la nada, el vacío, la promesa de una vida que quiso tener, el viaje de vuelta iniciado cuando ni siquiera se ha dado cuenta del fin de la ida. En esa silueta hecha de intentos siempre hay un buen puñado de cosas que no se pueden contar.



Para dar vida a esa mujer, se coge el rostro de serena madurez y que tan sabiamente camina al borde del derrumbamiento de Robin Wright y se rellenan sus arrugas de belleza y de ternura con acontecimientos que evidencian su falta de rumbo, su acomodaticia existencia, su fracaso parcial como madre, su tedio femenino y se articula una historia al otro lado de un frasco de pastillas, una Ă©poca de libertad actuada y no sentida, una feliz y despreocupada inmersiĂłn en el estilo de vida ideal y de desolaciĂłn ante la certeza de que se es conservador a ultranza cuando la edad comienza a ser un cordero asado con miel.

Al lado de esta gran actriz, tan desaprovechada como brillante, tenemos la enorme sabiduría de Alan Arkin que, ya anciano, quiere retener la riqueza del atractivo, quiere no creer que la muerte está esperando a la vuelta de la esquina, quiere guardar y no dejar escapar la sensación de que aún es querido y que su paso por la tierra aún influye en las vidas de los demás.

Y no hay otra cosa. Lo que podría haber sido una aguda disección de los problemas femeninos cuando se empieza a tener el preocupante presentimiento de que ya no se es necesario se convierte en una película demasiado ligera como para tenerse en cuenta, en un retrato de la cobardía de una directora, Rebecca Miller (hija del extraordinario escritor y dramaturgo Arthur Miller) que debería ser pura incisión en vidas a medio gas, abrumadas por la mediocridad cuando hubo un tiempo en que no querían ser tan sólo uno entre muchos. Todo es un mero anecdotario sentimental y con un punto de inflexión dentro del grisáceo tono social que domina a los conformistas, a los que tienen la vida resuelta y que sólo desean que la tranquilidad de sus crisis nerviosas sea escuchada por unos oídos comprensivos o respondida por unos silencios llenos de elocuencia.

Así, Rebecca Miller nos conduce por todo un muestrario de la conducta femenina sin dejar de hacer paradas en la rebeldía, en el lesbianismo, en la contracultura, en la insatisfacción sexual, en el misticismo magnético, en hombres sin sentido de la oportunidad y en la eterna disquisición que supone prever lo que viene después. Al final, lo verdaderamente atractivo de lo que está por venir es asomarse y dejar las adivinanzas. La vida privada es un interrogante que coloca una letra de la pregunta cada día acentuada en la rutina de una mujer que tiene que colocar el equipaje del pasado en un sitio en el que no moleste mucho.

El caso es que no hay mordiente en la historia, ni excesiva preocupaciĂłn por lo que le va a pasar a la protagonista. La pelĂ­cula se resiente de la ausencia de un humor que pide a gritos por muy serias que sean sus intenciones. Sabedora de eso, la directora otorga papeles poco más que episĂłdicos a Wynona Ryder (¿dĂłnde está aquella chica que deslumbrĂł en La edad de la inocencia, de MartĂ­n Scorsese?), a Keanu Reeves, a Maria Bello, a Julianne Moore y a Monica Bellucci y asĂ­ el espectador tiene algo que hacer mientras todo va pasando y se queda en agua de borrajas, en una alarmante vulgaridad, en un sonambulismo de ansiedad sin demasiado origen ni mucho final. Y es que a veces el cariño se diluye igual que un alma que no tiene oraciĂłn.

César Bardés

No hay comentarios

Los Comentarios publicados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de sanciones legales.

Por favor al redactar tu comentario sobre EL TEMA, cuida las formas.
No utilices 'copiar y pegar' para grandes textos, ni mayĂşsculas en exceso. No poner textos en el nombre. No direcciones web externas. Mejor sin abreviaturas SMS. Los comentarios pueden ser borrados (ver Advertencia Legal)
.