Una noche cualquiera en el mundo de los poetas
José Antonio Sanduvete [colaborador]
He oĂdo ruidos en el pasillo. Sin duda alguna. Parece claro que hay alguien ahĂ. Seguro que vienen a por mĂ. Siempre pasa lo mismo. Yo sĂłlo querĂa unos minutos, relajarme, descansar, bajar los párpados y dejar fluir mis pensamientos, tal vez de esa manera pueda volver a escribir... sĂ, lo hecho de menos... aquella actividad frenĂ©tica, aquellos versos que surgĂan como susurrados por la musa directamente en mis oĂdos...
Están forzando la cerradura, seguro. No se trata de alguien que anduviera de paso por el vestĂbulo, ni de una visita accidental en la casa del vecino, ni del tipo del contador del gas, no, hay alguien al otro lado de la puerta y está intentando entrar.
A la mierda mis versos. Creo que esta será otra noche sin creaciĂłn literaria. ¿Será que me estoy haciendo viejo? ¿Será que ya he agotado toda mi inventiva? Recuerdo cuando las ideas surgĂan de mĂ a borbotones incontrolables...
Un cuchillo de la cocina... no, mejor una varilla de hierro, en las cortinas puedo encontrar... no, quĂ© narices, mejor la pistola del abuelo, seguro que todavĂa funciona, vaya reliquia, todo un trabuco de los de antaño... ya está, cargado y listo, a ver quiĂ©n se atreve ahora a perturbar mis reflexiones...
Va a abrir, maldita sea, igual de todo esto saco un poema trágico, o uno de misterio, nocturnidad y seres demonĂacos, como en el Romanticismo... ¿por quĂ© todo me tiene que pasar a mĂ?
Decidido... me pongo detrás de la puerta y, cuando el intruso entre, disparo... está oscuro, pero errar el tiro es imposible... ¿y si es un ser sobrenatural?
¡Bang, bang!
Dios... la luz... dĂłnde está la luz... mi mano... creo que me he disparado en la mano... jodido trabuco de bandolero... pero el intruso tambiĂ©n ha caĂdo, bien empleado le queda... ya está, esta es la llave de la luz...
Ups... este intruso... no es muy amenazador, desde luego... una chica... y tan joven...
Yo no querĂa, de verdad... pero creo que he matado a mi musa... no era mi intenciĂłn, yo la estaba buscando y... me duele la mano, creo que me he volado un par de dedos o tres... joder, me he cargado mi inspiraciĂłn, ahora que venĂa a por mĂ...
¿Puede volverte la inspiraciĂłn una vez que has acabado con ella disparándole a bocajarro? ¿Y como escribo yo ahora con sĂłlo dos putos dedos en la mano?
He oĂdo ruidos en el pasillo. Sin duda alguna. Parece claro que hay alguien ahĂ. Seguro que vienen a por mĂ. Siempre pasa lo mismo. Yo sĂłlo querĂa unos minutos, relajarme, descansar, bajar los párpados y dejar fluir mis pensamientos, tal vez de esa manera pueda volver a escribir... sĂ, lo hecho de menos... aquella actividad frenĂ©tica, aquellos versos que surgĂan como susurrados por la musa directamente en mis oĂdos...
Están forzando la cerradura, seguro. No se trata de alguien que anduviera de paso por el vestĂbulo, ni de una visita accidental en la casa del vecino, ni del tipo del contador del gas, no, hay alguien al otro lado de la puerta y está intentando entrar.
A la mierda mis versos. Creo que esta será otra noche sin creaciĂłn literaria. ¿Será que me estoy haciendo viejo? ¿Será que ya he agotado toda mi inventiva? Recuerdo cuando las ideas surgĂan de mĂ a borbotones incontrolables...
Un cuchillo de la cocina... no, mejor una varilla de hierro, en las cortinas puedo encontrar... no, quĂ© narices, mejor la pistola del abuelo, seguro que todavĂa funciona, vaya reliquia, todo un trabuco de los de antaño... ya está, cargado y listo, a ver quiĂ©n se atreve ahora a perturbar mis reflexiones...
Va a abrir, maldita sea, igual de todo esto saco un poema trágico, o uno de misterio, nocturnidad y seres demonĂacos, como en el Romanticismo... ¿por quĂ© todo me tiene que pasar a mĂ?
Decidido... me pongo detrás de la puerta y, cuando el intruso entre, disparo... está oscuro, pero errar el tiro es imposible... ¿y si es un ser sobrenatural?
¡Bang, bang!
Dios... la luz... dĂłnde está la luz... mi mano... creo que me he disparado en la mano... jodido trabuco de bandolero... pero el intruso tambiĂ©n ha caĂdo, bien empleado le queda... ya está, esta es la llave de la luz...
Ups... este intruso... no es muy amenazador, desde luego... una chica... y tan joven...
Yo no querĂa, de verdad... pero creo que he matado a mi musa... no era mi intenciĂłn, yo la estaba buscando y... me duele la mano, creo que me he volado un par de dedos o tres... joder, me he cargado mi inspiraciĂłn, ahora que venĂa a por mĂ...
¿Puede volverte la inspiraciĂłn una vez que has acabado con ella disparándole a bocajarro? ¿Y como escribo yo ahora con sĂłlo dos putos dedos en la mano?
Pon tu comentario