Paco Cepero triunfó con su duende en el “Moderno”

Ofreció un concierto en el que combinó el flamenco clásico con sus composiciones más comerciales

Hablar de Paco Cepero es hablar de uno de nuestros mejores guitarristas flamencos de siempre, pero el jerezano es algo más que un buen tocaor. Sus dedos se deslizan sobre las cuerdas a un ritmo vertiginoso y transmite sonidos cálidos y envolventes. Estuvo acompañado de otros dos excelentes guitarristas, un bajista, otro músico que toca el cajón y otros instrumentos de percusión y la sorpresa de la noche, una violinista del este de Europa de impronunciable apellido, que le dio otro toque al flamenco que escuchamos el pasado sábado.

El “Teatro Moderno” no tuvo una entrada propia del artista que se subió a su escenario, como ya pasara con Manolo Sanlúcar cuando nos visitó hace unos años. De todas formas no estuvo mal y los que asistimos pudimos disfrutar de un gran concierto. Reseñar una vez más la ausencia de políticos y de los defensores del flamenco ante los medios de comunicación, pero que después brillan por su ausencia. Salir en prensa pidiendo que se le declare patrimonio de la humanidad sí, pero luego apoyarlo acudiendo a los actos que se programan, y pagando, claro, ya es otro cantar.

De la edila de Cultura no hay nada nuevo que decir pues, como ya es habitual, no acudió al acto. Era fin de semana y ya sabemos que a partir del jueves es difícil verla en alguna actividad que tenga que ver con sus delegaciones.

Paco Cepero es un habitual de esta tierra y es normal contar con su presencia. La última vez fue a finales de diciembre pasado en el homenaje a Manolo Piñero. Esta vez los músicos que le acompañaron ayudaron a que el espectáculo tuviera un gran sello de calidad, aunque Cepero se apaña solo para deleitarnos con su arte.

Las primeras piezas fueron más relajadas y comerciales, con canciones que compuso para otros artistas pero sin olvidar el toque flamenco. Bastaba con cerrar los ojos y dejarse llevar por esos mundos que el tocaor jerezano nos ofrecía con sus notas musicales. Eran recuerdos de Jerez que gustaron mucho al público.

Recordó Cepero las veces que actuó en la Fiesta de la Parpuja, “creo que estuve en todas, acompañando a los mejores cantaores de la época”, citando también a nuestro Rancapino, compañero de festivales, discos y giras muchas veces.

Interpretó uno de sus temas más conocidos, dedicado a la Feria del Caballo y nos llevó hasta Cuba, “un lugar al que nunca he viajado pero que me enamoró viendo un vídeo”, componiendo “Estrella de mar”, en la que el flamenco se mezcló de forma magistral con los sones cubanos.

Tuvo momentos para la seguidilla, colombianas y hasta unas excelentes sevillanas, que fueron acompañadas por una gran pareja de baile traída también de tierras jerezanas. Fue de lo mejor de la noche. Los músicos que le acompañaron rayaron a gran altura teniendo en cuenta al maestro que llevaban al lado, pero destacó el toque de un violín, que fue el contrapunto a las guitarras flamencas. Cada vez que la concertista entraba en el tema en cuestión éste adquiría una dimensión distinta, mágica.

Fue un gran concierto flamenco, esperado conociendo al intérprete, que por mucho que lo veamos siempre nos sorprende. Paco Cepero es sinónimo de calidad, por eso es una pena que el teatro no estuviera reventar.