“Rebelión en la granja” en versión moderna

Félix Arbolí [colaboraciones].-

La realidad que estamos viviendo nos está volviendo tarumbas a la mitad de los españoles y encrespados a la otra, pero en este artículo no pienso hablar de ningún gobierno en especial, ni político en particular. Los que no nos identificamos con la llamada “izquierda”, porque hay conceptos e ideas en sus postulados que no compartimos, no podemos sentirnos indiferentes a otros aspectos de su doctrina que, llevados a la práctica y no solamente impresos en el papel y en sus consignas callejeras, repercutirían positivamente entre los que nada tienen o se sienten marginados.

Ni la derecha es esa panacea que nos intentan ofrecer para remedio de todos nuestros males. La realidad en muchos casos nos está demostrando lo contrario, ni la izquierda es ese  rollo macabeo del contubernio judeo masónico que nos ponía los pelos de punta en nuestra infancia, al no comprender el significado de tan enigmáticas palabras.

Hoy me siento un tanto desconcertado y alarmado ante el derrumbe de las convicciones políticas que me inculcaron mis mayores. Me gustaría que desaparecieran para siempre los conceptos derecha e izquierda y todo quedara reducido a españoles que anhelan el mismo fin aunque tengan ideas diferentes y utilicen métodos distintos y no necesariamente enfrentados. 
 
Vivimos en un país maravilloso, con una belleza natural paradisíaca y una situación geográfica envidiable. Tenemos una historia fabulosa y privilegiada que pocos pueden igualar y hemos sido, sin engañosa vanidad, los dueños del mundo. No había lugar en todo la Tierra donde no ondeara al viento una bandera española, sin tener que utilizar armas sofisticadas o realizar masacres indiscriminadas.

Sólo a base de esa larga y fecunda serie de locos divinos y aventureros sin miedo, que se lanzaron a protagonizar las hazañas más sorprendentes de la Historia Universal pasada, presente y me atrevo a decir que venidera. Ser español debe ser un orgullo y un regalo. Para mí sí lo es.

EXPOLIADOS POR LOS POLÍTICOS

Dicen que cada español se siente capacitado más que su propio gobierno para regir los destinos de este país con mayor eficacia que cualquiera de los políticos que tienen a su cargo tal misión. También que en cada uno de nosotros hay escondido un “Napoleón” en el arte de la política y el poder. Desde el exterior, grandes, medianos y pequeños nos atacan más por envidia que por lógicas razones.

Desgraciado el país o la persona  que no despierte envidia ajena. Sólo los mediocres e imbéciles pasan por la vida indiferentes e ignorados, aunque tengan el poder que les permita tiranizar al resto. ¡Cuánto darían los que ahora presumen de grandes potencias por haber hecho la tercera parte de lo que hizo España!

Nos podrán quitar y expropiar empresas en países que ayer fueron colonias y provincias nuestras y los que las  rigen  desciendan de españoles, les guste o no, pero nadie podrá enmendar la Historia y en ésta figurarán siempre las proezas de un pueblo que ha desempeñado uno de los más altos destinos universales.  

Dicen que España es tan rica e indestructible que lleva siglos de expolio continuado y mediocres políticos en sus altas esferas y no han sido capaces de desintegrarla o hacerla desaparecer”.

Ni siquiera esos políticos egocéntricos que se ufanan en hacer de su parcela un estado, cuando ya los estados se están convirtiendo en parcelas de  Europa. 

Me causó risa, más que lástima, oír en “La Noria”, el programa televisivo de la “Cinco”, cómo Carod Rovira invitaba solemnemente a Jordi, el presentador, a una buena comida en la sede de la embajada de la república de Cataluña en Madrid. Y se quedaron tan tranquilos, como si se tratara de una invitación del presidente Obama o de nuestra pesadilla, la señora Merkel.

SIN LÍMITE AL INSULTO Y LA PROVOCACIÓN

¿Qué clase de broma es esa embajada y república referida a una comunidad que nunca ha sido estado independiente y siempre ha formado parte de uno u otro reino de España o de Francia? A lo más que ha llegado ha sido a Condado. ¿Cómo consienten que un exdirigente de una de nuestras comunidades, por muy distinta que se crea respecto a las demás, haga de su Casa Regional en Madrid, la embajada de una república inexistente?  

Creo que ha llegado la hora de aguantar el temporal que nos ha venido de sopetón, como dicen coloquialmente, y dejar todos de despotricar y lamentarnos, aunque ello no signifique bajar la cabeza en señal de sumisión y vasallaje a las tropelías y abusos de gobernantes y políticos que hayan perdido su rumbo. 
 
Salgo poco, pero las veces que lo hago regreso con los dientes apretados para no soltar un grito de rabia y protesta que se oiga hasta en la isla de Juan Fernández, donde dicen que naufragó y vivió su aventura “Robinson Crusoe”. 

Los que tenemos cierta edad, aunque a muchos parezca una exageración, nos damos cuenta que el panorama actual se parece cada día más al que se vivió en la etapa anterior a esa cruenta y horrible guerra civil. No hay límites al insulto y la provocación hacia los que creen que los ciudadanos son unos imbéciles.

No sé por qué me viene  a la memoria “La rebelión en la granja” de Orwell, cuando los cerdos se sublevaron junto al resto de los animales contra los hombres y su tiranía e implantaron un gobierno más despótico y cruel que el anterior.

Un resultado idéntico al que  se produciría si los que mandan no reflexionan antes de poner en práctica sus abusivos decretos de hambre, ofreciendo la oportunidad a los vociferantes y “canta mañanas” de turno, que nos quieren imponer su libertinaje y locura colectiva.