Los modernos Diógenes ocupan nuestras calles
Félix Arbolí [colaboraciones].-
Hoy vemos a muchos seguidores de Diógenes, buscando desesperadamente un hombre honesto y al igual que le ocurrió al filósofo de Sinope o “el cínico”, pues de ambas formas era conocido, no lo encuentran. Si lo que buscan es un político honesto, ni con las miles de bombillas de la feria sevillana les será fácil hallarlo, ya que resulta casi imposible advertirlos entre los altos cargos que hoy nos desgobiernan.
Los que podrían solucionar nuestros problemas son boicoteados por los depredadores de turno, que no quieren renunciar a sus privilegios a pesar de que cada vez que abren la boca, sube de precio hasta el pan. ¡Qué pena la situación a la que hemos llegado!
Muchos de los que hoy viven en estado de extrema pobreza como nuestro filósofo, llamado por Platón el “Sócrates delirante”, pocos podrían sostener una lámpara y vivir en una tinaja o tonel, -coexisten las dos versiones-, ya que otros vendrían a arrebatarle ambas “propiedades”, para sustituir los cartones y periódicos que les sirven de lecho.
Lo de la lámpara sería aún más difícil dado que las facturas eléctricas se han convertido en un lujo exclusivo a políticos y banqueros, pues nuestro ministro de Industria está más obsesionado en incrementar los beneficios de Repsol, Iberdrola, Endesa y Fenosa que en ayudar a solventar las dificultades que está sufriendo nuestro pueblo.
De seguir con este político,--no querido ni en su propia tierra-, terminaremos alumbrándonos con velas y calentándonos con mantas. ¿Y para esto hemos traído la democracia?
EL ÁGORA POR EL HEMICICLO
El citado filósofo, era hijo de un banquero que fue condenado y desterrado por corrupto. Ya en aquellos lejanos tiempos, cuatro siglos antes de Cristo, existía la corrupción política y financiera, aunque en lugar de recibir indemnizaciones millonarias y otros cargos donde continuar sus fechorías, eran condenados y desterrados.
Si esta medida se implantara en España, los que abandonarían nuestras fronteras no serían universitarios y trabajadores, sino políticos y financieros.
Hay demasiados Diógenes por nuestras calles y plazas, sin que hayan elegido esa extraña y dura manera de vivir voluntariamente o por despreciar las riquezas y lo más grave es que muchos merecen vivir más dignamente que algunos de los que hoy ostentan el poder y la riqueza.
Han cambiado las antiguas ágoras por el moderno hemiciclo donde no van a trabajar para el gobierno de las antiguas “polis” atenienses o ciudades-estados en las que algunos quieren dividir España, sino para dormitar y chatear y, haciendo un enorme esfuerzo, apretar el botón que le indica su jefe de partido en las votaciones.
MIOPÍA DE UN PRESIDENTE
Lo que nos demuestra que si en lugar de tantos e inútiles diputados, se eligieran solo jefes de partidos para el Congreso y Senado, se ahorrarían millones de euros, sin perjudicar en nada su misión de consenso y control. ¿Para qué sirven cien diputados en un mismo partido, si a la hora de decidir todos obedecen la voz de su jefe?
Días pasados vi el programa de Risto Mejide “Viajando con Chester”, a pesar de que no soy entusiasta de programas de debates o charlas políticas televisivas. El que vi se refería a la entrevista con Arantza Quiroga, presidenta del Parlamento Vasco y militante del PP. Me dejó sorprendido por su manera tan convincente, mesurada y fluida de exponer sus ideas y defenderlas ante las preguntas del entrevistador.
Aparte, y no quiero que me coloquen ningún “sambenito”, guapa y con estilo, como dijo Risto, “capaz de acaparar todas las miradas sin necesidad de hacer un solo gesto”. ¡Qué ministra nos hemos perdido por la miopía de un presidente que no sabe ver la belleza interior y el encanto físico en sus compañeras de gobierno! He de reconocer que en este aspecto tuvo mucho mejor gusto y acierto Zapatero.
MEDIOCRES EN VEZ DE MENTES BRILLANTES
La dedicatoria que escribió Mejide en su cojín, “Rajoy, no la conoces”, lo aclaraba, porque es imposible conocer a esta política y no verla ocupando un gran ministerio. Hasta estuvo amenazada por ETA y obligada a llevar escolta en su municipio de la que era concejala a los 21 años, sin renunciar por ello a sus ideas políticas y militancia. Parece que Rajoy elige a sus ministras jugando al pinto, pinto, gorgorito.
La de Marina no hace falta ponderarla, pues de todos es conocida su valía personal y profesional. Es un auténtico lujo tenerlo entre nosotros. Dio unas medidas y consejos sobre la educación y la cultura, que el actual ministro debería anotar entre sus más urgentes prioridades.
¿Cómo no tienen en cuenta esos valores a la hora de decidir quiénes deben ocupar los cargos públicos? Y mientras ignoran estas mentes brillantes y excepcionales valores humanos, se dedican a buscar entre los mediocres a los que han de dirigir y levantar al país. ¡Así nos va!
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