El país de nunca jamás

Félix Arbolí [colaboraciones].-

Los brotes verdes de Zapatero se han convertido en “enredadera”. Yo diría en tupida “tela de araña”. Vivimos en una especie de laberinto, donde abundan los gnomos y hasta tenemos una diminuta “campanilla”, que ilumina la senda que ha de recorrer el fauno  mayor del reino. Estamos en el país de nunca jamás.

Nunca jamás hemos vivido tan mal como ahora; nunca jamás nos libraremos de los chorizos y corruptos en el poder; nunca jamás sabremos para qué servirán nuestros votos y nunca jamás nos sentiremos seguros con los políticos que en uno y otro partido, figuran como posibles opciones para un gobierno futuro.

El “otro vendrá que bueno me hará”, cobra vigencia en esta España del despropósito, las falacias y la caradura. Y mientras el pueblo soporta desolado y decepcionado cómo le engañan una y otra vez, vemos a los que bien trajeados o en mangas de camisa, se empeñan en ofrecernos un mundo mejor, aunque callan ladinamente que esa mejoría se refiere exclusivamente a la que van a experimentar ellos. 

A mí lo de Podemos me tiene algo intrigado por el empeño de sus dirigentes en intentar hacernos creer que la honestidad y sinceridad política guardan relación con la manera sencilla y barata en el vestir. En ir de “descamisados” por la vida, como si el uso de un traje, jersey o cualquiera otra prenda, fuera una patada a la conciencia social del pueblo.

Me recuerda a los primeros tiempos de Felipe González, con su chaqueta de pana en sus primeros mítines, para que una vez ocupada La Moncloa, llenara los armarios de Armani, camisas de marca y zapatos último modelo. Incluso el cambio del cigarrillo por el auténtico puro habano.

QUE PAGUE MÁS QUIEN MÁS RECIBE

Y conste que me cae muy bien este político, tanto si viste de pana como si disfruta sobre la cubierta del yate de lujo de un amigo o socio, porque hay que juzgar a los políticos por su forma de gobernar y no por su vestuario y apariencia.    

El hábito no hace al político, sino su manera honesta y acertada en la forma de gobernar. No son las apariencias de cara a la galería las que han de convencer al electorado, sino la sinceridad que ha de transmitir el candidato en sus palabras, en sus medidas factibles (que no acaben como los anteriores en promesas que se lleva el viento) y en su entusiasmo y convencimiento de que será capaz de ofrecernos una España mejor para todos los que ahora sufrimos sin que nadie nos tenga en cuenta. 

Que se haga realidad el hecho de que pague más quien más tiene o recibe y que recuperemos por fin nuestro derecho al trabajo, la educación, la sanidad, la vivienda y la igualdad en todos los aspectos. Que se acaben con el número excesivo de políticos y cargos y sus elevados sueldos, dietas, viajes no justificados y toda esa lacra que hoy nos tiene hundidos en la miseria. 

No esperamos, ni necesitamos a una nueva Eva Perón y sus descamisados, sino a ese gobernante capaz de poner orden en este galimatías sin subterfugios externos que puedan despistarnos. 

HARTOS DE “ENREDADERAS” Y “MALAYAS”

En este país, que ya nadie sabe con certeza cómo se llama, cuantas provincias lo componen y qué derrotero lleva, estemos más que hartos de “enredaderas”, “malayas”, Gurtel, ERES, viajes amorosos a costa de mis impuestos, aeropuertos fantasmas, familias distinguidas y honorables, convertidas en vulgares ladrones.

Altos cargos imputados por haberse repartido alegremente lo que es del pueblo y necesita para subsistir y tantos chorizos de alcurnia y morcillonas de amplios vuelos, que han vivido a lo grande con lo que no era suyo y ahora se quejan de que se los reclame el pueblo y condene la justicia.

Es de risa y llanto, el caso de ese sindicalista socialista asturiano que se queda con millón y medio de euros para sus caprichos y se inventa una rara enfermedad para intentar salvarse de la justicia. Y el sorprendente caso de Matas, que a los tres meses y en contra de la opinión mayoritaria y precisa, sale de la cárcel.

La familia Pujol, los nuevos casos de Griñán y Chaves, en proceso de imputación, etc, etc. Un verdadero bochorno que nos hace sonrojar de vergüenza y rabia contenida a todos los españoles y más aún a aquellos que por su culpa y desvergüenza se ven sin trabajo, sin casa y sin poder alimentar a su familia.

SALVA PATRIAS DE PACOTILLA Y MALA RALEA

Me gusta el entusiasmo y las teorías de Podemos y me hacen forjar esperanzas sus medidas de grabar al que más tiene y favorecer al que lo está pasando tan mal. Me ilusiona pensar que nuestros hijos puedan vivir mejor que nosotros. Que no se privaticen los servicios públicos necesarios.

Que Hacienda seamos todos, pero que la paguemos también todos, sin indulgencias para los defraudadores de millones en cuentas ocultas. Que todos tengamos derecho a una vivienda digna e inembargable por causas ajenas a nuestra voluntad, a un trabajo FIJO y correctamente remunerado, a una educación garantizada y una sanidad eficiente y libre de tiburones que la salden y manipulen.

Me parece estupendo que la deuda que hemos contraído  por rescatar a la Banca, sea ésta la que la pague con sus intereses respectivos y no el ciudadano. Si Podemos es capaz de hacerlo, bienvenido sea. Pero, por favor, que no sea una cortina de humo que oculte aviesas intenciones.

Ya hemos sufrido bastante con tantos “salva patrias” de pacotilla y mala ralea. Que llegue la hora de que esta utopía se convierta en espléndida realidad. Sin embargo, he de aclarar honestamente, que no me fio de los políticos, vistan de etiqueta o en camisa y alpargatas.