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“Nuovo Sassari”, treinta años ofreciendo la tradicional cocina italiana


En 1986 abrieron su primera pizzería en la calle La Vega.-

En noviembre de este año la Pizzería Trattoría Nuevo Sassari cumplió treinta años en nuestra ciudad. Era 1986 y en Chiclana los restaurantes de comida italiana escaseaban. Tanto que sólo había una pizzería, con lo que costó introducirse en los gustos de los chiclaneros, aunque poco a poco lo fue consiguiendo. Al frente estaba Vittorio Canu. Tres décadas después, este establecimiento continúa abierto, ha bandeado la crisis lo mejor que ha podido y con dos locales abiertos.

Vittorio Canu nació en 1965en la ciudad alemana de Wolfsburgo, donde vivían sus padres, Vittorio Canu, italiano, nacido en la isla de Cerdeña, en Sassari, que trabajaba en la Volkswagen, y Rosario Marín, chiclanera, que se fue muy joven con un grupo de amigas a buscarse la vida en Alemania como lo hicieron miles de españoles en los años sesenta. Allí se conocieron, se casaron y nació su hijo. Tenía un año cuando la familia se trasladó a Turín, en Italia, para que su padre trabajara en la Fiat.

Con ocho años vino con sus padres a Chiclana para pasar las vacaciones de verano. El tío de su madre, José Marín (Muñecas Marín), le ofreció a su padre Vittorio trabajo en la fábrica. Éste, además de su empleo en la Fiat, se metió a transportista con el cuñado, por lo que conocía muy bien varios países europeos, lo que motivó que José Marín le ofreciera ser su chófer para recorrer España vendiendo sus muñecas. Visitaron todas las ferias, las taurinas y las otras. Viajaron también por Europa, siempre en coche.

Así estuvo hasta que falleció Marín. Por entonces ya tenían dos hijos, pues dos años después de Vittorio nació en Turín Claudio, que lleva el local del centro comercial del Novo Sancti Petri.

LA ABUELA GIUSEPPA

Vittorio empezó en el mundo de la pasta en casa de su abuela Giuseppa: “Era una gran cocinera y mi madre, que siente pasión por la pasta, fue aprendiendo y yo con ella”. Tras licenciarse de la mili con veinte años se fue a la Toscana con unos tíos que tenían varias panaderías. Allí aprendió a hacer pan y pizzas. Además, estuvo trabajando gratis un año en una trattoria (restaurante) para aprender los secretos de la cocina italiana.

Esto lo alternaba con sus estancias en Chiclana, pero los veranos los pasaban en Italia, que él aprovechaba para ayudar a su abuela y tíos. También iban en Navidad. Estaba muy a gusto allí, por lo que sus padres buscaron un local para poner una pizzería y le dijeron que tenía que venir se para acá. En noviembre de 1986 abría Nuovo Sassari en la calle La Vega, en el pasaje musical donde estaba Discos Orga.

Trabajó codo con codo con su madre Rosario. Ella se encargaba de la pasta y él de las pizzas. Estuvieron diez años. Dos años más tarde abrieron la segunda trattoria en la segunda pista de La Barrosa, en el centro comercial Urpinsa, al lado del Pinar de Don Jesús. Trabajaban en verano y los fines de semana medio día. En 2001 inauguraron otro en el centro comercial del Novo Sancti Petri. En 1996 cerraron el local de la calle La Vega y se trasladaron al Retortillo.

IMPULSORES DEL MUNDO DE LA PASTA

Pero la gran cantidad de trabajo les impedía poder atender los tres locales, por lo que cerraron el de Chiclana. Era 2006. En el Novo trabajaban Claudio y sus padres. Ahora está solo su hermano. Resaltar que el Nuovo Sassari fue la segunda pizzería que se abrió en Chiclana y la primera trattoría. Llegaron a tener treinta empleados, ahora oscila entre dieciséis y veinte.

Entre tanto, Vittorio participó en el III Campeonato del Mundo de la Pizza celebrado en 1994 en Viareggio, Italia. Hizo una pizza marinara (tomate, mozzarella, berberechos, ajo y perejil), con la que quedó en el puesto 18, una buena clasificación teniendo en cuenta que participaron más de 200 pizzeros de todo el mundo.

Comenta Vittorio que esa época se trabajaba mucho en verano gracias a los turistas, nacionales y extranjeros. “Nosotros impulsamos en Chiclana el mundo de la pasta. También fuimos los primeros en instalarnos en la playa. Los turistas venían mucho porque no era normal un restaurante italiano por aquí”.

En estos treinta años “hemos estado siempre con una línea tradicional italiana, con innovaciones acorde a los tiempos, pero seguimos haciendo la masa para la pizza”.


La pasta había que traerla de Italia: “Era más barato que comprarla aquí. Nosotros vamos todos los años y venimos cargados”.  Fueron pioneros, pero ahora tienen mucha competencia.

En un radio relativamente pequeño hay dieciséis locales: “Esa competencia se nota. Nosotros no tenemos nada precocinado, pero en bastantes de esos lugares sí, y por eso somos algo más caros, pero nosotros ofrecemos productos de calidad, todo lo hacemos nosotros, incluidos los postres y las salsas. De éstas tenemos dieciocho diferentes”.

LA CRISIS

La crisis ha sido dura: “Ha habido una bajada de clientes, por lo que en vez de abrir todo el año lo hacemos diez meses y en ciertas épocas del año solo los fines de semana. Y cerramos en invierno. Lo bueno que tenemos es que muchos de nuestros clientes son de Chiclana, por lo que nos mantenemos cuando no es verano”.

El todo incluido de los hoteles también les ha hecho daño, sobre todo en el Novo: “Hemos pasado de abrir todo el año a trabajar seis meses y Semana Santa”. En cuanto al futuro, Vittorio Canu lo ve con optimismo: “La crisis se nota algo menos, el verano ha estado bien. Renovamos la carta, los vinos, tenemos siempre novedades en la pasta y las salsas. Eso hace que el cliente vea que la cocina no se estanca y eso es fundamental para seguir adelante. El futuro lo veo muy bueno”.

Además de todos estos cambios tienen una terraza nueva, mesas, mobiliario, cocina, etc.: “Renovarse o morir, aunque nosotros seguimos con la misma línea de siempre. Otras pizzerías han metido pescado y otros platos por la crisis, nosotros ofrecemos cocina italiana cien por cien”.

FIDELIDAD DE LOS CLIENTES

Destaca así mismo la satisfacción que sintió este verano cuando llegaron al restaurante padres de familia que habían estado con cinco o seis años comiendo allí “y ahora venían acompañados de sus hijos de la misma edad que ellos. Da alegría esa fidelidad después de tanto tiempo. Eso quiere decir que lo estamos haciendo bien”.

Afirma que “seguiremos más años en la playa, cambiando lo que haga falta y adaptándonos a los nuevos tiempos, y esperando que la zona de la playa mejore, porque está muy abandonada por parte de los políticos, que hace tres décadas que no invierten nada aquí”. Asegura que “nos gustaría volver a trabajar todo el año, no solo diez meses”.

Con él trabajan su mujer, María José, y su hija Sandra cuando no tiene clases. Con su hermano Claudio están su esposa María José y sus hijos Umberto y Claudio. Es una empresa familiar y espera que dure mucho tiempo.

PACO LÓPEZ




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