EDITORIAL FEBRERO 2019-Con el apeadero de autobuses, Chiclana entra en la modernidad

Chiclana está de enhorabuena. Por fin tiene el tan ansiado apeadero de autobuses, que llevamos décadas esperándolo y por el que tanto ha luchado el PSOE.-

Lo prometió en varios programas electorales, desde los años 90, y por fin es ya una realidad. Y el lugar elegido no podía ser mejor. Al lado del río, frente al campo de fútbol, sitio estratégico donde los haya, ya que no se notará el calor por el fresquito del agua ni el frío o viento, ya que hay paradas acondicionadas para que los numerosos pasajeros puedan esperar los coches con total comodidad.

Dicen que es a imagen y semejanza de uno de San Fernando, pero no es verdad. El nuestro es mucho más bonito y práctico, no en vano la Junta de Andalucía, gobernada por el PSOE, no quiso hacerle un feo a José María Román, también del partido, que ha luchado por este apeadero desde que llegó a la alcaldía en 2004. Éste fue uno de sus principales objetivos y por fin, quince años después es una realidad.

Ciudadanos, partidos políticos, asociaciones vecinales, etc., pidieron con una falta total de criterio que se hiciera una gran estación de autobuses. Oyendo esas peticiones, no le quedó más remedio que buscar un lugar apropiado. Primero pensó en hacerla en el boquete de Reyes Católicos, debajo del colegio El Castillo, pero los que la pedían dijeron que no era el mejor lugar.

También propusieron construirla debajo de la magnífica Gran Plaza sobre el río Iro, pero tampoco quisieron. Nuestro alcalde no podía dormir por las noches buscando un sitio donde ponerla y que satisfaga al pueblo. Noches y noches de insomnio en busca de una solución, todo con tal de atender la petición de sus ciudadanos, que no entendían el duro trabajo que estaba haciendo.

Muchas y tensas entrevistas con la Junta de Andalucía, donde Román se enfrentaba una y otra vez con sus compañeros de partido, pero que no daban resultado. Él quería cumplir la petición de su pueblo, pero no podía llevarla a cabo por más que lo intentara.

ROMÁN, HOMBRE SIMPAR, HUMILDE Y ENEMIGO DE LAS FOTOS

Cuando pasó a la oposición descansó y le sirvió para buscar una fórmula para ponerla en práctica y contentar a los chiclaneros. Pensando y pensando, Román dio con la tecla. Estaciones de autobuses había en todas partes, pero apeaderos de última generación no. Ahí podía estar la solución y seguro que los ciudadanos lo aprobarían.

Empezó a dar forma a esta genial idea y en cuanto recuperó la alcaldía se puso manos a la obra. Y aquí tenemos ya, por fin, un magnífico apeadero de autobuses, el no va más de los apeaderos. Ríanse ustedes de las estaciones de autobuses modernas. Ya han quedado obsoletas. Lo que ahora se lleva es tomar el aire, el sol, no el meterse en una habitación. Hay que ponerse morenos para que cuando llegue el verano vayamos a la playa con un colorcito en la cara. Y mojarse la cara si llueve es muy sano.

Y fíjense que humilde es nuestro alcalde y los que le rodean, que ni lo han inaugurado. Humildad se llama eso. Otros en su lugar habrían empleado todo el boato posible, se habrían hecho fotos e, incluso, hasta habrían salido a hombros de sus partidarios. Pero Román no. Él es más sencillo y le gusta pasar desapercibido. Chiclana avanza imparable hacia el futuro con este apeadero.

Dentro de unos siglos la Historia hará justicia a este simpar alcalde, porque las grandes ciudades habrán seguido su ejemplo, cambiando estaciones por apeaderos. Es un visionario, incomprendido como todos los genios. Somos unos afortunados por haber tenido la dicha de compartir nuestras vidas con él.