No hay tantos millones de idiotas en Europa
FĂ©lix de
la Fuente [colaboraciones].-
“No creo que sean idiotas tantos millones de europeos”,
decĂa estos dĂas el profesor Joseph Weiler,
director del Instituto Europeo de Florencia y una de las personalidades que
mejor conoce el Derecho y la realidad de la UE, al referirse a los
euroescĂ©pticos. ¿CĂłmo es
posible que haya tantos europeos que están desilusionados de la UE y no crean
ya en las instituciones europeas?
Aunque es
verdad que esta desilusiĂłn afecta a toda la clase polĂtica, es aĂşn más fuerte
respecto al proyecto europeo. El proyecto polĂtico y pacifista más importante
de todo el siglo XX a nivel mundial -es decir la UniĂłn Europea- ha perdido casi
todo su valor ante los ojos de muchos europeos, que son los más directamente
afectados. Algo grave tiene que estar pasando.
Si lo que
ocurre en Europa lo deciden los jefes de gobierno nacionales (poco importa que
se llame Consejo de la UE o Consejo Europeo), lo importante es votar en las
elecciones nacionales. Si los ciudadanos no pueden elegir directamente al
Presidente de la ComisiĂłn ni al Presidente de la UE –es decir del Consejo
Europeo-, la UE seguirá siendo algo extraño y lejano para los ciudadanos.
Votar a
los miembros del Parlamento Europeo, está muy bien, pero es votar a peones. Si
ante las violaciones flagrantes de los valores europeos e incluso de los
derechos humanos dentro de la UE, el Parlamento Europeo se calla, o si el
Parlamento Europeo no dice anda ante la parálisis que estamos sufriendo
actualmente por parte del Consejo y de Consejo Europeo, ¿creĂ©is que los
ciudadanos pueden sentirse motivados para recurrir a las urnas en las prĂłximas
elecciones?
DESILUSIĂ“N
POR EUROPA
Si en la UE priman los intereses nacionales de cada paĂs en lugar de la solidaridad, que es uno de los principios fundamentales, no debe extrañarnos la desilusiĂłn por Europa. A medida que retrocede la idea de Europa, aumenta el nacionalismo, y al contrario. Los verdaderos idiotas son los que van voceando que la UE nos quita nuestra identidad y nuestra soberanĂa nacionales, cuando sucede precisamente todo lo contario.
Si
pretendemos subsistir solos en un modo globalizado, España y cualquier paĂs
europeo, pronto pintará menos que un barrio de MoscĂş o de Shanghái. ¿Tendrá que
haber una tercera guerra europea para que reaccionemos? Los nacionalismos nos
llevaran primero a las guerras comerciales y luego vendrán las guerras de
sangre.
Se acerca
la campaña electoral y los partidos polĂticos, en caso de que nos hablen de
Europa, volverán a utilizar nuevamente el argumento del miedo: miedo a la
abstenciĂłn, miedo a los partidos xenĂłfobos, miedo a los populismos, miedo a los
que quieren destruir a Europa. El miedo es el argumento de los mediocres, de
los vividores de la polĂtica y de los inĂştiles.
Mientras
no podamos votar unas auténticas listas transeuropeas y elegir directamente al
presidente de la ComisiĂłn y del Consejo Europeo, no preguntemos si hay tantos
idiotas Europa.
Pues si que somos idiotas ya que no elegimos ni a los alcaldes, que son elegidos por los concejales. Y los presidentes de las Comunidades Autonomas o del Estado por los parlamentos correspondientes. En definitiva mucho menos demĂłcracia que en VENEZUELA.
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