Si los españoles no nos fiamos, ¿por qué se tienen que fiar los flamencos?
Félix de
la Fuente [colaboraciones].-
He pasado
26 años de mi vida laboral en otros países de la UE y he tratado a personas de
muchas nacionalidades. Los españoles no tenemos motivos para complejos ni de
inferioridad, pero tampoco de superioridad. ¿Vagos los españoles? No lo creo.
He visto a trabajadores andaluces, no acostumbrados al frio, o empleados de
Calanda y que en su vida había cogido un pico y una pala y que estaban
trabajando como albañiles en pleno invierno en Berlín y ganaban el sueldo
máximo por rendimiento.
Éste es
uno de los muchos ejemplos que he vivido. Recuerdo al responsable de todos los
emigrantes de Berlín -en tiempos del muro – jugando dentro del equipo de futbol
Hispania Berlín. No somos vagos y sabemos entendernos. Y ésta es la imagen que
tienen de nosotros la mayoría de los ciudadanos de la UE.
Conviene
recordar esto en un momento en el que como reacción a las peticiones de
extradición formuladas por los jueces españoles -que no por el gobierno, por
muy napoleónico que se crea- y a la negativa de algunos jueces extranjeros,
está surgiendo un nacionalismo español virulento y victimista. No es de los
españoles de quienes dudan
Si
nosotros no terminamos de fiarnos de los jueces españoles, ¿por qué se van a
fiar de ellos los extranjeros? Y ¿por qué no nos fiamos los españoles de
nuestros jueces? No porque en España no se dé una separación de poderes o
nuestro sistema judicial sea peor o porque nuestros jueces estén peor
preparados, sino por las interferencias o intentos de interferencia de los
gobiernos de turno.
PUERTAS
GIRATORIAS
¿Por qué
los jueces pueden pasar mediante puertas giratorias de la carrera judicial a la
cartera política y de vuelta después de la actividad política a la carrera
judicial? ¿Cómo no puede haber sospechas de un juez que ha sido miembro y tiene
que intervenir después en un caso que afecte a sus antiguos compañeros? ¿Cómo
puede ser totalmente imparcial un Defensor del Pueblo -que dicho de paso, no
sirve para nada- que anteriormente ha ejercido un cargo político?
¿Cómo no
puede haber reticencias por parte de otros jueces europeos, respecto a los
casos del proceso, si nosotros mismos las tenemos? No es de los jueces
españoles que quien no se fían los jueces europeos, sino de los políticos
españoles.
¿Acaso los
abogados del Estado, cargos que dependen del gobierno, no lograron imponer su
criterio frente al fiscal para acusar de secesión y no de rebelión a los ahora
condenados? Los jueces y los fiscales podrán ser muy independientes en su
trabajo, y los son, pero si hay un gobierno que se empeña en embarrar el caso,
lo consigue.
Lo que
hubiera podido ser un proceso y una sentencia ejemplar, ha quedado mancillado
para los intervenciones espurias de unos gobiernos que lo mancillaron
antes del proceso -al no actuar y pretender que resolvieran los jueces un
problema que deberían haber resuelto lo políticos- durante el proceso al
contradecir al fiscal y al exigir un perfil bajo a los abogados del Estado,
para no ofender a sus posibles y futuros socios de gobierno, y forzando así la
unanimidad entre los jueves un problema- y después del proceso, al dejar la
ejecución de la sentencia en manos de la Generalitat y en cárceles catalanas.
DESPRESTIGIO
DE LA JUSTICIA ESPAÑOLA
Por no
hablar del doctor Sánchez dando
argumentos a los abogados flamencos de Puigdemont
y respondiendo a las preguntas de un periodista en unos términos que le
hubieran supuesto un suspenso en el primer curso de la carrera de Derecho.
Pero
quiero volver a la sentencia por unanimidad en caso del proceso de indecencia
de Cataluña. En vista de todas estas injerencias y otras muchas por parte del
Gobierno, es lógico que los jueces trataran de dictar sentencia por unanimidad
para no dar lugar a un recurso ante el Tribunal de Derechos Humanos de
Estrasburgo.
Pero
resulta que, si una decisión por unanimidad es los más antidemocrático que
existe, porque obliga a todos obedecer al que menos exige, una sentencia por
unanimidad, cuando la unanimidad viene forzada por las circunstancias, puede
ser la sentencia menos justa posible y es siempre, desde luego, una sentencia
de mínimos. Basta con que haya un juez que se oponga a condenar por rebelión,
para que haya que excluir este concepto, aunque todos los demás piensen lo
contario.
Gracias,
señor Rajoy por no haber actuado. Gracias
señor Sánchez por no haber actuado y por lo mucho que lo ha hecho en falso.
Usted ha desprestigiado a la justicia española mucho más que todos los jueces
flamencos y alemanes juntos. Si yo fuera Puigdemont, lo escogería como abogado.
Si nosotros no nos fiamos de nuestro gobierno, ¿por qué se van a fiar los
flamencos?
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