Chiclaneros ante el coronavirus en el exterior- Santiago Laz: ¨Es hora de reinventarnos¨
Comenzamos una serie de artículos sobre chiclaneros que residen en el extranjero y que nos cuentan cómo están viviendo esta crisis.-
Santiago Laz Ávila es un periodista chiclanero
afincado en Londres desde 2013. Es reportero freelance (independiente) en
Reino Unido. En constante aprendizaje, viajero empedernido, esperando hoy a
través de su ventana el fin del lock down (cierre de emergencia) del mundo, para
empezar de nuevo. En este artículo nos cuenta sus vivencias en la capital
británica en tiempos de crisis por el coronavirus.
Londinium (fortín del lago) -foto de portada- padece una sequía de vida, sus arterías se han quedado sin estímulo. El motor económico de una Europa sin cohesión se ha gripado con la amenaza pandémica del COVID19. El Támesis es testigo de un momento sin precedentes no solo en la capital británica.
Londinium (fortín del lago) -foto de portada- padece una sequía de vida, sus arterías se han quedado sin estímulo. El motor económico de una Europa sin cohesión se ha gripado con la amenaza pandémica del COVID19. El Támesis es testigo de un momento sin precedentes no solo en la capital británica.
Tower Bridge ya no abre su puente levadizo a sus navíos. La City of London es un desierto que recuerda al gran incendio de 1.666, a la pandemia de Cólera en 1854 o a la devastada ciudad tras los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ni tan siquiera los teatros del Soho cerraron ante la amenaza del ataque aéreo alemán.
LO PEOR ESTÁ POR LLEGAR EN REINO UNIDO
En un
presente propio de la serie Black Mirror,
el confinamiento es voluntario y la aritmética del contagio progresa de
forma proporcional a la irresponsabilidad de algunos ciudadanos. Caso omiso al lock down, que añade las consignas
de un gobierno que solo “aconseja estar en casa”.
He sido testigo de momentos complejos e históricos en esta ciudad. Recuerdo la cobertura del Brexit y los inesperados resultados. Los atentados de London Bridge, otros del papel cuoche como la boda de Harry, o polémicos como la detención de Julian Assange. Sin duda este escenario es inquietante, por ser desconocido, una amenaza invisible, una guerra incorpórea, donde todo informa y desinforma a la vez. No podemos ahondar, ni abandonar, sino observar. Solo esperar el informe del NHS (Sistema Nacional de Salud ) e interpretar.
Puestos a buscar similitudes con mi
corresponsalía en Tierra Santa, aquí no hay bandos y estás siempre en la línea
de tiro, amenazado por algo minúsculo e imperceptible. De esta guerra pueden
dar fe sanitarios, fuerzas de seguridad, personal de limpieza, asistentes en
tiendas, transportistas, proveedores, técnicos y responsables, que nos intentan
salvar del enemigo. El resto tiene una oportunidad de ser elegante con pijama,
y desde ese corral digital que nos ofrecen las redes sociales, practicar el
altruismo para con los demás, dejando las rencillas y los colores a un
lado.
RESILIENCIA
En lo
personal y ya en la trinchera del confinamiento, y sin dejar de trasladar mis
reflexiones, creo que es momento de armarnos de paciencia para progresar y
sacar algo en claro de esta experiencia, tanto si puedes regresar o no allá
donde te propones.
Resiliencia
es un término que se utilizaba en arquitectura y que determinaba la adaptación
de los materiales utilizados para la construcción a temperaturas dispares.
Trasladado a la Psicología en nuestros tiempos, es clave cuando hablamos de
adaptación, ya sea cuanto te marchas a un país o cultura diferente o sufres una
pandemia.
Una
lectura recomendable en estos días podría ser ¿Quién
se ha llevado mi queso?, un libro de Spencer Johnson y que relata una manera
sorprendente de afrontar el cambio en el trabajo o en la vida privada. Debemos
pensar por tanto en el cambio.
TE
RETO
Los
despatriados estamos ante un segundo reto, ya que al partir lejos de casa
habíamos renunciado a caminar por la orilla de nuestra costa, sentir la brisa
salada de nuestro litoral, el abrazo de los nuestros, el sabor a adobo, el
oloroso dulce y su efecto risueño tomándolo acompañado durante la puesta de
Sol, todo por días nublados y fish and chips.
Dejar
atrás lo conocido, lo cierto, lo de siempre, la seguridad… No es fácil, pero
refuerza una lección vital cuya enseñanza nos lleva de nuevo a la independencia
del Ser, alejándonos del Tener, que a veces solo nos ata. Si
pensara solo en el clima o la gastronomía de mi país adoptivo, nunca
encontraría la paz interior.
Éste es un viaje al núcleo del alma sin renunciar a viejos caprichos tangibles, los mismos que estos días juzgamos. Para emprender ese viaje, nos han obligado a salir de la Zona de Confort. El Covid19 llama a la puerta de nuestros espíritus para purgar lo que parece desechable en nuestras vidas, como son las preocupaciones superfluas de nuestro trastero emocional, y centrarnos en lo importante: Reinventarnos.
Tal vez este no sea el sitio, pero. Como es posible que una empresa quiera invertir 20.000.000 de euros en montar una fabrica en la provincia y al final desista. Porque en los terrenos donde Willis, así se llama la empresa, quiere construirla AENA quiere construir una planta fotovoltaica en el mismo sitio junto al aeropuerto de Jerez. La empresa se dedica a la reparación y modernización de motores aeronauticos. Me pregunto donde están La mancomunidad de la Bahía, la Diputación de Cádiz, el Gobernador de la Provincia y La Junta de Andalucía entre otros tantas instituciones para defender los intereses de los gaditanos. La propuesta de AENA, participada por un 51% por el estado, es que la empresa monte la industria en Galicia. Tan sobrado de empresas estamos en esta provincia, hasta cuando seguiremos los gaditanos dormidos y permitiendo que nos roben la cartera.
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