Bruselas, más cerca que Madrid

Félix de la Fuente [colaboraciones].-

No, no estoy pensando en el tiempo de vuelo que nos separa a los españoles de la capital belga. Es la empatía que las instituciones de la UE tienen, quizás sin saberlo, con los ciudadanos españoles a la que me estoy refiriendo. Suena extraño ¿verdad?, con lo lejos que está aún Bruselas. No se trata tampoco del más mínimo reproche contra los ciudadanos madrileños, entre los cuales tengo familiares y amigos ¿Quién no tiene un amigo en Madrid?

Bruselas se interesa por las preocupaciones de los españoles más que el gobierno de Madrid. A los ciudadanos nos preocupa, y mucho, que la deuda de España siga creciendo aceleradamente, mientras el gobierno hace gala de sus cheques-regalo. Los ciudadanos sabemos que un mayor endeudamiento del Estado significa mayores impuestos para pagar esa deuda y mayor hipoteca para nuestros hijos.

Y mientras el gobierno guarda silencio sobre esto o dice “España va bien”, es solamente Bruselas la que nos da la razón y la que dice “hay que reducir esa deuda y no se puede seguir gastando alegremente el dinero de otros”. Pero que no se fie Bruselas. No basta con la amenaza de una multa, pues la multa la volveremos a pagar los mismos de siempre vía impuestos, y no quienes deberían pagarla.

Sus recomendaciones, si no van seguidas de un férreo control y no son más explícitas, pueden caer en saco roto. Cuando llegue el momento de las vacas flacas y de apretarse el cinturón, el gobierno dirá “es Bruselas quien nos obliga a reducir gastos”. ¿Por qué la UE no es más clara y les dice a los gobiernos despilfarradores de España y de otros gobiernos de los países miembros “no os pido que suprimáis o reduzcáis los gastos sociales que sean necesarios,  sino todos los gastos relacionados con los aparatos de los partidos políticos”.

LAS CULPAS A BRUSELAS

Así, cuando llegue el momento de tener que apretarse el cinturón, los políticos no podrán excusarse y decir: “Es Bruselas las que nos pide realizar recortes”. Si para los españoles uno de los principales problemas son los partidos políticos, es hora de que Bruselas les dé a los gobiernos algo más que recomendaciones. Es hora de que Bruselas pase a la acción.

No puede esperar a que el paro juvenil aumente aún más, a que los sueldos lleguen aún menos a cubrir las necesidades, no puede esperar a que desaparezcan nuestros bosques y pinares, a que sigamos sin un plan nacional del agua. Y lo que no puede permitir Bruselas ni un día más -por ser ésta la fuente de todos los males que sufre España y la UE- es que la función pública, tanto la nacional, como la de las instituciones europeas e internacionales, siga siendo el coto cerrado donde los partidos políticos coloquen a sus peones -en general incompetentes-.

Esto es lo que piden estos días los funcionarios españoles antes de ir a la huelga:”La función pública debe incrementarse exclusivamente con funcionarios de carrera. Si no quieren que sea así, emprenderemos todas las acciones legales que correspondan para defender unas oposiciones justas, sin arbitrariedad en las promociones internas, sin enchufismos y sin que se vulneren los principios de igualdad, mérito y capacidad que deben regir dichos procesos selectivo”.

Bruselas está más cerca que Madrid, es verdad, pero está aún muy lejos.