Antonio García, voluntario en Valencia: “La situación es dantesca. Entras en shock, parece una guerra. No tiene nada que ver con lo que sale en televisión”
Destrucción y miseria, “lo han perdido todo y aún así agradecen la ayuda prestada. Me siento orgulloso de haber estado allí. Es una experiencia que nunca olvidaré”.-
El pasado 29 de octubre los valencianos se despertaron con el aviso por parte de la AEMET, de un aviso rojo en el interior de la provincia (el más alto y peligroso) por fuertes precipitaciones. Eran las 7,36 horas. Durante la mañana extendió el aviso por el resto.
Al mediodía, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) avisó de un anómalo caudal en ríos y barrancos al sur de ésta y sobre las 12,00 los ríos comenzaron a desbordarse. Lo que sucedió después ya lo sabemos. Un chiclanero, Antonio García Baizán, que estuvo cinco días allí como voluntario, nos cuenta lo que vio.
Más de 220 fallecidos y muchos desaparecidos cuando hicimos este artículo, por lo que cuando tengan la revista en sus manos, el número habrá aumentado por desgracia. Esta gota fría, ahora llamada DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) afectó también a Aragón, Cataluña, Castilla-La Mancha (Albacete fue la más perjudicada con seis fallecidos).
En esta triste historia un nombre ha sobresalido sobre los demás, y no me refiero a un político –aquí hay varios que no han dado la talla, no solo el presidente valenciano, que tendrán que rendir cuentas por sus actuaciones en este desastre-, sino al barranco del Poyo, que fue el causante principal de las inundaciones, así como La Saleta y Picasent. También quedarán para siempre nombres de ciudades como Paiporta (la más afectada), Catarroja, Utiel, Requena, Chiva, Cheste, Alcácer y un larguísimo etcétera.
Casi dos semanas después, el chiclanero Antonio García Baizán se desplazó como voluntario a esa zona, para ayudar en lo que pudiera. No ha sido el único de nuestra ciudad, pues también han estado algunos bomberos. Lo que allí se encontró fue dantesco: “El primer día entras en shock al ver la situación. Era un ambiente bélico, parecía que había una guerra por el estado de los coches, viviendas, comercios, calles, lodo, agua, gente llena de barro...”.
Añade Antonio que “el aire estaba rojo del barro, provocado por los coches y camiones que pasaban. Militares dando paso, Policía Nacional, Guardia Civil, voluntarios de toda España, ONGs, servicios de emergencia públicos, bomberos… Impresiona, porque no tiene nada que ver con lo que habíamos observado en televisión, a pesar de las imágenes tan impactantes que habíamos visto”.
Su función como la de otros voluntarios era retirar lodo de las aceras, limpiar aparcamientos subterráneos –“con mucha agua y barro”-, sacar muebles de las casas, baldear las aceras y calles, desatascar las alcantarillas -“colapsadas de barro por el agua que se había arrojado en ellas para vaciar las calles, que es el principal problema que tienen si continúa lloviendo”-.
Otra impresión recibida fue la gran cantidad de coches que había apilados unos encima de otros, en algunos lugares por la mano del hombre o de la grúa que los trasladó hasta allí y otros por la fuerza del agua, que los arrastró por las calles: “Había hasta cuatro alturas, destrozados, llenos de barro”. También vio “muchas personas deambulando por las calles, como autómatas, buscando comida, agua, medicinas, etc., porque no tenían nada”.
En las iglesias de Catarroja se repartía comida y pañales para los niños, las ONGs entregaban ayuda diversa, igual que los voluntarios, todo de primera necesidad. Aquello era un ir y venir sin pausa. El trabajo había que hacerlo lo más rápido posible: “Yo trabajaba de sol a sol. Empezaba a las 6,30 de la mañana y no paraba hasta que oscurecía, con el tiempo justo de comer. Había que aprovechar el tiempo al máximo”.
Allí se encontró con el cocinero José Andrés, que estaba repartiendo por todas las poblaciones miles de bocadillos y comidas cada día.
También le sorprendió la amabilidad de los valencianos: “Estaban pendientes de nosotros todo el tiempo, nos daban café y nos agradecían continuamente la ayuda que les estábamos prestando. En muchos balcones había pancartas alusivas y los niños repartían entre los voluntarios papeles dibujados por ellos dándonos las gracias. Son los afectados, pero estaban pendiente de nosotros”.
Cuando finalizaban el trabajo eran trasladados en autobús a un hotel de Gandía: “Allí no hubo problema alguno, como en otras ciudades de la costa como Cullera, donde se alojaba la Guardia Civil y Policía Nacional y Local que estaban ayudando también. Allí podíamos descansar del duro trabajo realizado, lavarnos y a dormir para estar preparados para el día siguiente”. Otros voluntarios dormían en pabellones y colegios.
Otra cuestión que destaca Antonio es “la tristeza de la gente. Lo habían perdido todo, había mucha destrucción por todas partes y se reflejaba en sus rostros”. Supermercados –“los Mercadona lo perdieron todo, porque el agua alcanzó los dos metros de altura o más, lo mismo que otros, también los comercios o talleres. Destrucción absoluta. Toda la ayuda recibida es poca”.
Dice este bombero forestal que las personas que vivían en plantas bajas, muy habitual en Catarroja y los otros pueblos afectados por las inundaciones, lo habían perdido todo. Señala así mismo la gran cantidad de personas, camiones, remolques, retroexcavadoras y grúas cargando coches y amontonándolos en descampados y plazas. Se trabajaba a destajo.
Antonio García felicita a todas las personas que se han desplazado hasta la comunidad valenciana para ayudar, policías, militares, bomberos, guardia civiles, voluntarios, médicos, enfermeros, etc., “porque lo están dando todo”. Afirma, emocionado, que “me siento muy orgulloso de haber estado allí ayudando. Es una experiencia que nunca olvidaré. Me encantaría volver las veces que haga falta”.
Decíamos al principio que algunos chiclaneros han estado en Valencia ayudando, bomberos principalmente. Pero ningún policía local. Pero no por falta de ganas. Denuncia el sindicato UPLB que “existiendo por iniciativa propia 20 voluntarios dispuestos para ir en cualquier momento, desgraciadamente la Policía Local de Chiclana NO ha estado presente ayudando en la comunidad valenciana, simplemente porque esta iniciativa NO ha sido apoyada ni tampoco gestionada por nuestro Ayuntamiento”.
Dicen que se
sienten “orgullosos de todos los
compañeros de las distintas jefaturas de la provincia de Cádiz, que han
prestados sus servicios como voluntarios de fuerzas y cuerpos de seguridad, en
multitud de zonas y municipios siniestrados por la DANA en la Comunidad de
Valencia”.
INTERÉS POLÍTICO ANTES QUE CIUDADANO
Una más de nuestro alcalde, José María Román. Si estuviera gobernando el PSOE le habría faltado tiempo para volcarse con Valencia. No se le ha visto muy dispuesto a mandar ayuda. Lo hizo a instancias de la Federación Española de Municipios y Provincias, pero por su parte, nada de nada.
Ahora está
entretenido en buscar aliados vecinales para que la Junta gobernada por el PP,
haga la presa contra avenidas que él mismo prometió dos veces, presentando
sendos proyectos hace 25 y 15 años y que nunca llevó a cabo, ni en la Junta
sabían nada de ellos. Hay que preparar el asalto al gobierno autonómico. Lo
demás no tiene importancia.
LO DE VALENCIA NO ES NUEVO
Hablábamos
al principio que se ha hecho famoso el barranco del Poyo, pero en realidad lo
es desde hace siglos, porque esto que ha ocurrido ahora ya sucedió hace más de
200 años, aunque no tan grave como ahora, entre otras razones porque entonces
donde hoy están estas ciudades, no había casi nadie viviendo. Aún así, también
causó estragos.
Hay un libro de Antonio Josef Cavanilles, Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reino de Valencia, publicado en la Imprenta Real de Madrid en 1795, en el que se hace un estudio de todo lo citado en el título.
En la página 159, en el punto 81 dice: “Siguiendo hacia el sur desde Alaquás como a un cuarto de legua se atraviesa el barranco, que empieza en la montaña de Buñol con dirección a Chiva, entra en esta villa y continúa por el término de Cheste, donde recibe otro considerable, engrosado con este aumento y con las vertientes de aquellos montes, cruza el llano de Quart junto a la venta de Poyo, para después por las cercanías de Torrent, que deja a su derecha, como igualmente Catarroja, y desagua en la Albufera de Valencia.
Su profundo y ancho cauce siempre está seco, salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente, que destruye cuanto encuentra. En 1775 causó muchísimas desgracias en Chiva, sorprendiendo a media noche a sus vecinos y asoló un número considerable de edificios, esparciendo por más de dos leguas (casi 12.000 metros) los tristes despojos y los cadáveres de los pobres que no pudieron evitar su muerte”.
LOS POLÍTICOS NO HAN APRENDIDO NADA
Entonces no había cambio climático. 249 años después, nuestros dirigentes políticos nada han aprendido. Al contrario. Todos han permitido en dos siglos y medio, construir en zonas inundables y ahora se han visto las consecuencias. Tampoco se les ha ocurrido poner obstáculos para minimizar la fuerza del caudal. No hacen falta presas imponentes, sino pequeñas que amortigüen el impacto del agua y su velocidad.
Lo mismo podemos decir de Chiclana, donde se ha permitido construir legal o ilegalmente en lugares que sabían que con fuertes lluvias se inundarían. Zonas pegadas al río Iro, que son las que han sufrido y sufren las consecuencias. Y el nuevo cuartel de la Guardia Civil está precisamente en una de esas áreas. Como haya una inundación seria haber por donde salen. Las cocheras del tranvía están también en zona inundable. Estos son nuestros políticos. Después se lavan las manos en el agua llena de barro o de sangre como en Valencia.
PACO LÓPEZ
Bien Paco, seguro que seguiran sin enterarse los "mafiosos" de la politica.
ResponderEliminarSiento vergüenza de un alcalde prepotente y concejal de seguridad que no vale pa estar escondido, ni policía local ni protección civil a ido ayudar los primeros porque no les AN dejado y los segundos los de protes son más flojos que el fango y que están solo para el sueldo encubierto vía dieta más las pagitas y vivir del cuento
ResponderEliminarA Protección Civil la tienen abandonada. Carecen de todo y lo único para lo que sirve es para enchufar a los suyos para que trinquen pasta como voluntarios. Si se atrevieran a hablar nos enteraríamos de todos los chanchullos.
ResponderEliminarY si tan descontento están con lo "poco" que tienen, por qué no van a quejarse a Pepito Vera, que para eso es su concejal, o por lo menos cobra como tal.
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