EDITORIAL-abril 2013

Las mentiras de un corrupto arrepentido.-

El pasado mes de marzo la política chiclanera ha vuelto a verse inmersa en líos auspiciados por el PSOE, con la inestimable ayuda de un empresario que no atraviesa un buen momento, que ha visto cómo el banco se quedaba con su campo de golf y con otros negocios que tampoco andan muy boyantes. El verano pasado el PSOE sacaba la noticia de una presunta financiación ilegal del Partido Popular y denunciaba que un empresario, Joaquín Garat, le había dado dinero a los populares para sus campañas de las municipales de 2007 y 2011.

Según los socialistas, Garat había entregado al PP –que siempre ha negado este hecho- cuatro pagarés por importe total de algo más de 47.000 euros, de los que habían cobrado dos, unos 23.000 euros entre ambos. Obviamente, esta denuncia llegó a los juzgados y declararon ante el Fiscal en Cádiz.

Lo chocante es que el presunto pagador  reconocía haberles dado dinero a cambio de recibir prebendas de los populares para sus empresas si éstos llegaban al poder, pero lo más llamativo fue que no recordaba a quién le había entregado los citados pagarés, si a Ernesto Marín o a María Luisa Guerra. Duda incompresible teniendo en cuenta la gravedad del asunto.

Lo que sí llama la atención es que alguien se meta en este berenjenal, reconozca que da dinero para recibir favores políticos, que es un delito, con menos papeles que los que cruzan el estrecho a nado, para poder implicar a los populares. Obviamente, cuando se cometen ilegalidades no se suelen dejar pruebas, por eso tampoco se puede denunciar algo así sin tener con que sustentarlo, y éste parece ser el caso. Por lo menos hasta ahora.

Garat dice cada vez una cosa distinta. Primero habló de pagarés, que se habían cobrado dos y los otros dos no. Después, cuando el banco demostró ante el Fiscal que era mentira que se hubieran cobrado, cambió su declaración. Ahora esos dos pagarés supuestamente cobrados según el empresario, son cambiados por dos entregas personales, en mano, a las dos personas que dice que le llamaban y casi le obligaban a entregarles el dinero.

Para justificar su mentira ante la justicia aduce miedo, pero siete meses después de que el Fiscal archivara el caso por falta de pruebas, vuelve a la palestra y cuenta lo mismo que antes con esos ligeros cambios, o mentiras, que no se sabe”.

Y reconoce que mintió, y que ya no tiene miedo ni nada que perder por su edad (no pueden meterle en la cárcel), y que entregó ese dinero para recibir favores políticos para sus empresas, en quiebra alguna de ellas que ha llegado a perder, que abrió en tiempos del PSOE en el poder en Chiclana, partido con el que siempre tuvo buen entendimiento.

Ahora saca agendas con datos sobre encuentros, lugares, dinero, etc. ¿Hay que creer en su palabra cuando ya demostró ante la justicia de lo que es capaz? ¿Mintió antes, miente ahora, ha mentido siempre? ¿Por qué vuelve a sacar este asunto? ¿Hay algún acuerdo con el PSOE para intentar derribar al PP del poder municipal? Ya sabemos lo que gana el PSOE con esta historia, ¿pero qué gana con esta autoinculpación Garat? ¿Compensa quedar como un corrupto empresario al final de su vida –tiene 82 años-, aunque diga que se arrepiente de lo hecho?

Si afirma que pagó al PP por prebendas para sus empresas, también podría haberlo hecho, presuntamente, a los que gobernaron antes. Una duda más. Una persona que reconoce públicamente sus pocos escrúpulos para hacer lo que dice que hizo, no se detendría ante nada para conseguir lo que quería. Sea el partido que sea. El “hoy por ti, mañana por mí” podría ser el lema de esta oscura historia.