Un caso poco documentado [Memento Mori]
José Antonio Sanduvete [colaborador].-
El 19 de julio de 1979, cuando murió en su ciudad natal de Imphal, en el Estado nororiental hindú de Manipur, Aadarsh Thakur dejó, como últimas palabras, un enigmático mensaje: "Volveré. Y no lo haré solo. Somos legión".
Esta declaraciĂłn, emitida en el lecho de muerte, no supone una gran sorpresa si tenemos en cuenta las creencias hinduistas de Thakur y su fe en la reencarnaciĂłn. SĂ puede sorprender, no obstante, el hecho de que dos meses despuĂ©s el propio Thakur se presentara en el palacio presidencial y tomara el poder en Manipur en extrañas circunstancias, entre las que destacan la desapariciĂłn de todo el equipo de gobierno y la presencia constante, junto a su lĂder, de un ejĂ©rcito de individuos sobresalientes por la mortal palidez de su piel y por su persistente silencio. Jamás nadie oyĂł hablar a ninguno de ellos. SĂ a Aadarsh Thakur, quien se autoproclamĂł presidente, declarĂł que habĂa vuelto de la muerte y amenazĂł con entregar a su ejĂ©rcito, "compuesto por reencarnados sedientos de sangre", dijo, a quien se opusiera.
Sea por la creencia atávica en la reencarnación, sea por la desaparición de algunos emisarios y la ambigüedad de los que regresaban con vida, ni las autoridades nacionales ni la diplomacia internacional terminaron de tomar cartas en el asunto, quedando Manipur como el primer "Estado Reencarnado" de la India.
Desde entonces han cambiado algunas cosas. La población de Manipur destaca, cada vez en mayor porcentaje, por su palidez. Disminuye el consumo de alimentos pero, al mismo tiempo, disminuye la mortalidad, hasta el punto de que autoridades externas sospechan que la muerte, directamente, ha dejado de existir en Manipur. Las relaciones de Thakur con los gobiernos colindantes son cordiales, y su autoridad parece haberse afirmado entre una población que apenas le cuestiona. Imphal, la capital, parece una ciudad próspera. Nadie parece preocuparse por pequeños detalles como que las vacas sagradas, pese a que se mantienen con vida, son desangradas regularmente; que esa sangre de vaca es el principal y casi único alimento de la población "pálida"; que la vida nocturna ha sustituido a la diurna hasta el punto de que Imphal en las horas de sol aparece desierta; que Aadarsh Thakur mantiene exactamente el mismo aspecto que cuando llegó al poder, hace 34 años; que esa enigmática legión que predijo en su lecho de muerte puede asimilarse a su ejército; y que la palidez y la sed de sangre, oficialmente de "sangre de vaca sagrada", se comienzan a extender, misteriosamente, a otros estados hindúes. En este contexto, el hecho de que Imphal se encuentre hermanada con la ciudad transilvana de Bistrita, queda tan solo en un detalle anecdótico.
El 19 de julio de 1979, cuando murió en su ciudad natal de Imphal, en el Estado nororiental hindú de Manipur, Aadarsh Thakur dejó, como últimas palabras, un enigmático mensaje: "Volveré. Y no lo haré solo. Somos legión".
Esta declaraciĂłn, emitida en el lecho de muerte, no supone una gran sorpresa si tenemos en cuenta las creencias hinduistas de Thakur y su fe en la reencarnaciĂłn. SĂ puede sorprender, no obstante, el hecho de que dos meses despuĂ©s el propio Thakur se presentara en el palacio presidencial y tomara el poder en Manipur en extrañas circunstancias, entre las que destacan la desapariciĂłn de todo el equipo de gobierno y la presencia constante, junto a su lĂder, de un ejĂ©rcito de individuos sobresalientes por la mortal palidez de su piel y por su persistente silencio. Jamás nadie oyĂł hablar a ninguno de ellos. SĂ a Aadarsh Thakur, quien se autoproclamĂł presidente, declarĂł que habĂa vuelto de la muerte y amenazĂł con entregar a su ejĂ©rcito, "compuesto por reencarnados sedientos de sangre", dijo, a quien se opusiera.
Sea por la creencia atávica en la reencarnación, sea por la desaparición de algunos emisarios y la ambigüedad de los que regresaban con vida, ni las autoridades nacionales ni la diplomacia internacional terminaron de tomar cartas en el asunto, quedando Manipur como el primer "Estado Reencarnado" de la India.
Desde entonces han cambiado algunas cosas. La población de Manipur destaca, cada vez en mayor porcentaje, por su palidez. Disminuye el consumo de alimentos pero, al mismo tiempo, disminuye la mortalidad, hasta el punto de que autoridades externas sospechan que la muerte, directamente, ha dejado de existir en Manipur. Las relaciones de Thakur con los gobiernos colindantes son cordiales, y su autoridad parece haberse afirmado entre una población que apenas le cuestiona. Imphal, la capital, parece una ciudad próspera. Nadie parece preocuparse por pequeños detalles como que las vacas sagradas, pese a que se mantienen con vida, son desangradas regularmente; que esa sangre de vaca es el principal y casi único alimento de la población "pálida"; que la vida nocturna ha sustituido a la diurna hasta el punto de que Imphal en las horas de sol aparece desierta; que Aadarsh Thakur mantiene exactamente el mismo aspecto que cuando llegó al poder, hace 34 años; que esa enigmática legión que predijo en su lecho de muerte puede asimilarse a su ejército; y que la palidez y la sed de sangre, oficialmente de "sangre de vaca sagrada", se comienzan a extender, misteriosamente, a otros estados hindúes. En este contexto, el hecho de que Imphal se encuentre hermanada con la ciudad transilvana de Bistrita, queda tan solo en un detalle anecdótico.
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